Identifican en ratones cantores un circuito cerebral clave para la conversación
Caracterizan en ratones cantores las áreas cerebrales que permiten el intercambio vocal entre dos individuos, parecido a una conversación humana. Este hallazgo podría aplicarse en el estudio del habla humana y mejorar la terapia en personas con afectaciones en el lenguaje.
Conversamos un montón de veces a lo largo del día, con diferentes personas y sobre temas muy dispares. Y no somos conscientes de los mecanismos que requiere mantener una conversación con éxito. Es necesario poder escuchar, interpretar el significado de esos sonidos, producir en nuestro cerebro lo que queremos expresar —aunque parece que hay gente que se salta este paso— y articularlo gracias a nuestro aparato fonador. Y repetir todo este proceso hasta que nos despedimos.
Nuestro lenguaje tan desarrollado nos hace únicos como especie, pero la comunicación acústica no es exclusiva de los humanos. Aves, monos, ranas, delfines, ballenas, murciélagos, elefantes… Todos ellos tienen su forma de expresarse mediante sonidos. Y estudiarlos a nivel cognitivo puede ayudar a comprender el lenguaje humano desde el punto de vista cerebral.
El último hallazgo en este campo se ha publicado este viernes 1 de marzo en la revista Science y se ha ganado la portada del número de esta semana. Científicos de la Universidad de Nueva York han empleado una especie de ratón cantor (Scotinomys teguina) para estudiar las áreas cerebrales que participan durante los característicos duetos que mantienen estos roedores. Los machos cantan para atraer a las hembras y para desafiarse entre sí. Lo hacen por turnos, primero uno y luego el otro, como si se tratase de un diálogo.
Los resultados obtenidos sugieren que la sincronización de los cantos está controlada por un área del cerebro denominada corteza motora orofacial. Por un lado, los investigadores observaron que, al enfriar esta región —con el objetivo de disminuir la actividad de sus neuronas—, las conversaciones se alargaban. Por el otro, al utilizar un fármaco para silenciarla, los roedores mostraron dificultades para responder a las llamadas del compañero. El diálogo se entorpecía, por lo que se corrobora la implicación de esta área del cerebro. Según los autores, la corteza motora orofacial mediaría la transición desde la corteza motora —donde se planifica el movimiento voluntario— hasta el aparato motor de las cuerdas vocales, lo que facilitaría las interacciones vocales rápidas.
Es posible que estos datos no se correspondan a lo que sucede en los humanos. Aun así, nos pueden dar pistas en la búsqueda por comprender cómo funciona el lenguaje dentro de nuestra cabeza. Y es que entender estos mecanismos es fundamental para desarrollar nuevas terapias efectivas para personas con complicaciones lingüísticas como los pacientes de un accidente cerebrovascular o los autistas.
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Caracterizan en ratones cantores las áreas cerebrales que permiten el intercambio vocal entre dos individuos, parecido a una conversación humana. Este hallazgo podría aplicarse en el estudio del habla humana y mejorar la terapia en personas con afectaciones en el lenguaje.
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