Parches inalámbricos para controlar los signos vitales de los bebés más vulnerables
Diseñan nuevos sensores ultrafinos y menos invasivos para no dañar la piel frágil de bebés recién nacidos. Estos parches transfieren inalámbricamente los datos de los signos vitales a los dispositivos externos, por lo que es una potente alternativa frente a los sensores rígidos conectados por cables a las máquinas.
Más de uno de cada diez partos son prematuros, es decir, no han cumplido las treinta y siete semanas de gestación. En esta situación, el bebé que acaba de llegar al mundo no está del todo desarrollado y es muy vulnerable a padecer problemas cardiorrespiratorios y demás complicaciones médicas. Por ello, es importante controlarlo y monitorizar sus signos vitales, lo que requiere conectarlo a una serie de máquinas mediante sensores cuyos adhesivos pueden dañar la piel tan frágil del prematuro al despegarlos.
Para solucionar este problema, científicos de la Universidad del Noroeste, en los Estados Unidos, han desarrollado una nueva alternativa. Se trata de parches con una capa ultrafina de componentes electrónicos entre láminas de silicona flexible. Colocado en el pecho o en la espalda, permite controlar la frecuencia cardíaca. En la mano o en el pie, la cantidad de oxígeno que hay en la sangre. Y ambos son capaces de monitorizar la temperatura. Los datos recogidos se envían inalámbricamente al ordenador o tableta y un algoritmo los transforma para calcular la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, la oxigenación y la presión arterial del recién nacido.
Tal y como relatan en el artículo del estudio, publicado en Science este viernes 1 de marzo, los investigadores iniciaron una prueba piloto con veintiún bebés de la unidad de cuidados intensivos neonatales que habían nacido entre las semanas veintiocho y treinta y siete. Las lecturas de los signos vitales son similares a las de los sensores convencionales, por lo que el nuevo diseño es efectivo.
Dado este primer éxito y los beneficios que ofrecen, esta alternativa es bastante prometedora. Por un lado, son compatibles con la tecnología de imagen —como las resonancias magnéticas y la tomografía computarizada—, de manera que en estos casos no es necesario desconectarlos y, así, no se detiene la recogida de datos. Por el otro, facilita la colocación del bebé en los brazos de los padres. Está demostrado que el contacto piel con piel reduce el riesgo a infecciones, por lo que es favorable que el recién nacido esté libre de cables para que sus padres puedan abarcarlo mejor.
El adhesivo de estos parches es muy fácil de despegar y se amolda perfectamente a la piel del bebé. Hay que tener en cuenta que la epidermis de un prematuro no está del todo desarrollada y es como una gran herida. Por eso es tan importante este nuevo logro. Y no solo para ellos, sino que también podrían beneficiarse pacientes con la piel extremadamente frágil, como las víctimas de quemaduras graves o personas con algún trastorno genético como la piel de mariposa. Los autores de este trabajo esperan que estos parches estén disponibles en hospitales estadounidenses dentro de dos o tres años.
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Diseñan nuevos sensores ultrafinos y menos invasivos para no dañar la piel frágil de bebés recién nacidos. Estos parches transfieren inalámbricamente los datos de los signos vitales a los dispositivos externos, por lo que es una potente alternativa frente a los sensores rígidos conectados por cables a las máquinas.