Yo, puente (II)

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Hace poco tiempo leíais acerca de mi gran amigo Golden Gate, el flipao. Sé que os habrá dejado sin palabras, que todos le adoraréis y querréis ir a visitarlo ya mismo, pero sed realistas: está muy lejos, hace mucho viento, la humedad es insoportable… Mejor venid a verme a mí, os pillo más cerquita y en un entorno inigualable.

TEXTO POR RAQUEL MARTÍNEZ CANTÓ
ILUSTRADO POR EVA ESCOBAR
ARTÍCULOS
INGENIERÍA | RELATO | VIAJES
13 de Mayo de 2019

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¿Que dónde estoy? Pues muy fácil, me tienes aquí, en España, en el bonito camino hacia Asturias, poco antes del Negrón, que, por si no lo sabéis, es el sexto túnel más largo de España, con cuatro kilómetros de longitud, aproximadamente, y que separa León de Asturias. Estoy sobre uno de los embalses más espectaculares, el de Barrios de Luna. ¿Ya me tenéis situado? ¿Sí? ¿Ya me conocíais?

Vista general del puente y su calzada. Del blog Cazando puentes.

Lo que es casi seguro que no sabéis es mi nombre real (casi nadie lo sabe, sniff, sniff). Soy el puente Ingeniero Carlos Fernández Casado, aunque este ingeniero no fue el que me construyó, sino que fue Javier Manterola. Sin embargo, Carlos fue un gran constructor de puentes y el Ministerio de Obras Públicas quiso reconocer su labor, con el permiso de Javier, por supuesto.

Soy un puente atirantado, por si os ha entrado la curiosidad, de 440 metros de luz entre mis torres y tengo dos vanos laterales de 65 metros cada uno. ¿Y sabéis cuánto miden mis torres? Pues algo así como mucho pero distinto. Venga, vale, me explicaré mejor. Resulta que ambas miden 90 metros de altura si contamos desde el tablero (es decir, la carretera que me atraviesa), pero si contamos desde el suelo…. está algo más complicado. Y es que el terreno es muy distinto a un lado y al otro, ¡y está a diferente altura! Por eso, cada una de las torres es diferente. La del sur, hacia León, se asienta sobre una roca dura (areniscas ferruginosas las llaman los especialistas) y por eso aguanta mucho peso. Eso sí, tiene zapatas individuales y los pilonos son de distinta altura.

Ah, espera, ¿no sabes lo que es un pilono y una zapata? ¡Es muy fácil! Deja que te cuente. La zapata es esa pieza horizontal que colocan en el terreno para apoyar las estructuras verticales que me sujetan, que son los pilonos. Las zapatas son mis zapatillas y pies y los pilonos son mis piernas, para entendernos.

Sigo ahora con la torre norte, la que está más cerca de Asturias, que como está sobre un terreno más blando, con alternancia de materiales medios y blandos (areniscas y pizarras, me apuntan por aquí), tiene una zapata única para evitar problemas de asentamientos diferenciales. Como veis, son muy distintas mis dos torres en su base.

Vista, por debajo del tablero, del puente y su cimentación, donde se aprecian las diferencias en pilonos y zapatas del lado norte al lado sur. Del blog Cazando puentes.

Y ahora os quiero contar algo que seguro que ningún puente os dirá nunca: las mediciones para comprobar mi valía. Os pongo en antecedentes. Para construirme, los ingenieros calcularon muchísimas cosas teniendo en cuenta todos los datos posibles pero al terminarme necesitaban comprobar que todos esos numeracos eran reales y, por tanto, podía ser abierto al público. Así que empezaron a medir mis movimientos en función de la temperatura que soportaban mis cables y las torres. Mediante unas termo-sondas (sondas que medían temperaturas, vaya) con una precisión de 0.1 grados conectadas a un ordenador con programas bastante complejos, se convertían las temperaturas entrantes en datos de variación de tensión y movimiento del tablero (la calzada). ¡Y funcionó! Los resultados obtenidos cuadraban con los cálculos teóricos previos. Aun así, los pequeños errores de medida que daba era debido a la sombra de las torres y de las montañas próximas, ¡nada preocupante! Y a día de hoy siguen haciéndose comprobaciones periódicas de que estoy en perfectas condiciones y no hay ningún peligro.

Para acabar, os diré que tardaron muy poquito en construirme. La obra de cimentación comenzó en diciembre de 1979 y terminó en 1983. Incluso habrían acabado antes de no ser por los problemas de financiación de la autopista, que en 1982 supusieron un parón para la obra. Y en aquel entonces fui récord del mundo por mi gran luz (os recuerdo: 440 metros entre mis torres), ¡qué gran honor!

Referencias

El puente de Fernández Casado en la AP-66 se somete a revisión constante. Diario de León.
Cazando Puentes.
Puente sobre el embalse de Barrios de Luna. JM López Sáiz. (CSIC)

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