Madame Doppelgänger

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La literatura se nutre de mitos y leyendas, algunos de los cuales pueden llegar a ser reinterpretados cientos de veces. En muchas ocasiones se desconoce el origen del propio mito, mientras que en otras, el mito llega a trascender incluso a su propio creador.

TEXTO POR JAVIER FRONTIÑÁN RUBIO
ILUSTRADO POR LUCÍA SAN MIGUEL
ARTÍCULOS
NEUROCIENCIAS
30 de Mayo de 2019

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Me gustaría comenzar este artículo hablando de uno de estos mitos, el cual se lo debemos en parte a Johann Paul Fiedrich Richter, escritor alemán y padre del nombre por el que hoy día conocemos a este mito, Doppelgänger. Este concepto, cuya traducción literal es «doble andante», está presente en mitologías de todo el mundo, y como otros muchos mitos, ha trascendido, en muchas regiones del mundo, gracias a la tradición oral.

La posibilidad de que todos tengamos un doble es una idea muy atractiva a la hora de crear ficciones. De hecho, encontramos interpretaciones de este mito como herramienta narrativa en grandes obras literarias, como El príncipe y el medigo, de Mark Twain; Historia de dos ciudades, de Charles Dickens o El hombre duplicado, de Saramago.

Este recurso también ha sido utilizado como elemento en comedia, como en la serie Cómo conocí a vuestra madre o en películas realmente interesantes como Enemy (basada en la mencionada novela de Saramago) o la muy recomendable Otra tierra. Pero, hasta el momento, estamos hablando de ficción. Sin embargo, como en tantas ocasiones, si hablamos del cerebro humano, la realidad puede superar a esta.

Para comenzar esta historia, debemos viajar al pasado.

Nos encontramos en el París de finales de la Gran Guerra, en 1918. El 3 de junio de este año, una mujer (Madame M) acude desesperada a una comisaría a denunciar un complejo entramado de secuestros que está teniendo lugar en la capital francesa. Según declara, hay personas retenidas en sótanos de toda la ciudad, algo que ella misma ha podido comprobar en el sótano de su propio edificio. A pesar de ser una época convulsa, la policía tarda poco en comprobar que esos secuestros solo han tenido lugar en la mente de nuestra protagonista.

Antes de emitir cualquier tipo de juicio sobre Madame M, debemos conocer algo más sobre su vida, la cual, no fue nada fácil. Siendo joven perdió a su primer hijo, algo realmente terrible, aunque para nuestra protagonista fue mucho más complejo, ya que aseguró que este fue sustituido. Años más tarde dio a luz a dos gemelas, una de las cuales falleció al poco tiempo, aunque en su mente no falleció, sino que fue secuestrada. Poco tiempo después fue madre de dos gemelos y, de nuevo, la suerte no acompañó a Madame M, ya que siendo muy jóvenes ambos murieron, aunque ella siempre defendió que uno de ellos fue secuestrado y el otro murió envenenado. Y todo esto tenía una explicación, ya que afirmaba que todo era consecuencia de un complot.

Madame M, también sufría delirios de grandeza. Según ella, pertenecía a una poderosa familia aristocrática y todo lo que le había ocurrido era consecuencia de un complejo caso de persecución, debido a su estatus social. De hecho, su propio marido había sido sustituido, pero no una sola vez. Durante el trascurso de diez años llegó a contar hasta ochenta sustitutos diferentes. Otros miembros de su entorno más cercano también fueron sustituidos, incluso consideraba que ella misma tenía varías dobles que en determinadas ocasiones la sustituían. Toda esta trama estaba siendo tejida por una sociedad secreta encargada de secuestrar a personas de su entorno y sustituirlas, debido a su posición.

Toda esta información ha llegado a nuestras manos gracias a un psiquiatra que la entrevistó y trató en 1923, Jean Marie Joseph Capgras, quién diagnosticó en ella, por primera vez, un síndrome bajo el nombre de «Ilusión de dobles». Dicha enfermedad, que se conoce actualmente como síndrome de Capgras, se trata de una ideación delirante, según la cual personas de nuestro entorno han sido sustituidas por otras y actúan de forma extremadamente similar a los originales, aunque el individuo que la padece es capaz de identificar pequeños matices y diferencias. Forma parte de los síndromes de identificación delirante, según los cuales, el paciente confunde la identidad de personas de su entorno, a pesar de que sí son capaces de reconocerlas físicamente. Este tipo de trastornos no solo implica confundir personas, también pueden ser lugares, animales o incluso objetos muy familiares. En el caso del síndrome de Capgras el delirio puede ser realmente fuerte, llegando a pensar que la persona que ha sustituido al ser querido le está persiguiendo y acosando, y por lo tanto generando respuestas agresivas por parte del paciente. Para entender la complejidad de este síndrome debemos asumir que el paciente es capaz de reconocer a la persona, pero el vínculo emocional con ella desaparece, y por eso mismo cree con rotundidad que ha sido sustituido.

De hecho, su propio marido había sido sustituido, pero no una sola vez. Durante el trascurso de diez años llegó a contar hasta ochenta sustitutos diferentes.

A nivel fisiológico, aún no está muy claro el origen de esta alteración, aunque diferentes estudios apoyan que se trata de una desconexión o una alteración en la comunicación entre el sistema de reconocimiento visual y el sistema límbico, región de nuestro cerebro fundamental en el procesamiento de las emociones. Estudios recientes demuestran que no suele aparecer aislada, sino que aparece acompañando a otras enfermedades, normalmente de tipo neurodegenerativo. También puede aparecer como consecuencia de un accidente cerebrovascular o de fuertes traumatismos.  Este síndrome es muy poco común y por lo tanto no hay muchos estudios sobre posibilidades terapéuticas. A día de hoy no tiene un tratamiento específico y se suele tratar con psicofármacos y terapia cognitivo-conductual.

El caso de Madame M es conocido por ser el primero diagnosticado para esta enfermedad, pero si miramos la literatura científica podemos encontrar otros muchos casos. Tal es el caso de Alan Davies, que tras sufrir un accidente de tráfico afirmaba que su mujer murió en dicho accidente y que había sido sustituida.

Dicha enfermedad, que se conoce actualmente como síndrome de Capgras, se trata de una ideación delirante, según la cual personas de nuestro entorno han sido sustituidas por otras

La complejidad de la enfermedad es tal que encontramos casos como el de un hombre que afirmaba que su mujer era ella cuando hablaban por teléfono pero cuando la veía en persona no tenía duda en que había sido sustituida. O casos en los que el paciente cree que su mascota ha sido sustituida o incluso algún objeto de su casa.

De nuevo, realidad y ficción se mezclan. Mientras la figura del Doppelgänger en la ficción puede generar todo tipo de tramas, en el caso de la realidad es un ejemplo más de los misterios que rodean a nuestro cerebro. Aprender a conocer mejor este entramado de más de 86 000 millones de neuronas está cambiando nuestra forma de ver el mundo, de vernos a nosotros mismos y nos está ayudando a comprender, por ejemplo, que ocurría en el cerebro de Madame M cada vez que sentía que su marido había sido sustituido por un doble andante.

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