Cuando el amor se rompe en pedazos

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Aloma solo había dormido cuatro horas esa noche. Su médico le había recetado somníferos, pero le estaban dejando de hacer el efecto deseado. Ya llevaba más de un mes padeciendo insomnio.

TEXTO POR ANTONI TORRES
ILUSTRADO POR DIEGO ESTEBO
ARTÍCULOS
AMOR | NEUROCIENCIAS
22 de Julio de 2019

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Ella nunca había tenido ningún problema para conciliar el sueño, aparte de las típicas noches en las que un evento importante hacía que los nervios provocaran un sueño más ligero de lo habitual. Ahora, el insomnio le empezaba a pasar factura, estaba agotada y se sentía aletargada y triste. 

Era el primer día de trabajo después de las vacaciones y se movía con la misma lentitud que una procesión de Semana Santa. Las compañeras, de una manera ritual, le preguntaron por las vacaciones navideñas. Les contestó con un escueto y seco «han sido una mierda». La cara de las compañeras se transformó para mostrar una mezcla de asombro e incomodidad. Era evidente que esa no era la respuesta que esperaban. Se fue sin dar más explicaciones, con la cabeza baja. Poco después, ya en el cubículo, su compañera le preguntó: «Aloma, ¿pero qué ha pasado?». Ella, con los ojos llenos de lágrimas, la mirada apagada y cansada le explicó que su pareja le había dicho que no quería estar más con ella. Entre sollozos le explicó que se lo había dicho solo tres días antes de irse a su pueblo en la Mancha a visitar a su familia, como llevaban haciendo todas las Navidades desde hacía diez años.

Le explicó que llevaba tiempo raro, que comía poco, dormía peor y había vuelto a fumar, además de estar distante. Le había preguntado varias veces qué le sucedía y la respuesta siempre había sido la misma: «es el nuevo trabajo». Aquella fatídica mañana había ido a nadar y mientras hacía unos largos pensó que no era nada normal esa actitud y que si él no sacaba el tema tendría que sacarlo ella. Pero no se esperaba que después de arreglarse para ir al Mercado, como cada domingo, le dijera que aquel año no se iban al pueblo y que ya tenía un billete para irse a Ibiza a casa de un amigo. Eran tantas las preguntas que tenía y tan pocas respuestas que su cabeza iba a estallar.

Se sentía fatal. En ese momento, el cerebro de Aloma estaba procesando el dolor de la pérdida de un ser querido de la misma manera que se procesa el dolor físico. Es por ello que Aloma sentía ese dolor emocional.

Si un sujeto recibe un estímulo doloroso, en su cerebro se activan unas zonas determinadas al procesarse ese dolor. Esto se puede observar a través de técnicas de imagen, como la resonancia magnética funcional. Con estas técnicas se pueden observar zonas del cerebro cuando se activan, por ejemplo, tras recibir un estímulo doloroso. Si a ese mismo individuo se le presenta un objeto (como puede ser una fotografía) que le haga recordar una relación rota, en su cerebro se activarán las mismas zonas que se estimulan cuando se procesa el dolor físico.

Con el rechazo sentimental se activan zonas relacionadas con los sistemas de recompensa, implicadas en funciones tan importantes como la alimentación, la reproducción o la búsqueda activa de alimentos. También están implicadas en los juegos de azar o las drogas. Otros trabajos han demostrado que esas regiones también se activan cuando uno está felizmente enamorado. Pero, curiosamente, también se activaron esas mismas zonas mostrando fotografías de una relación que causaba dolor si se comparaban con los resultados que se habían obtenido al estudiar las zonas activadas cuando se mostraba una fotografía de una persona que poseía un carácter neutral y que, por lo tanto, no causaban esos sentimientos de abandono.

Aloma, además era incapaz de dejar de pensar en él. Ocupaba casi de manera continua su pensamiento y hacía que el resto de cosas quedaran ensombrecidas por un manto mortecino que lo cubría todo. Se levantaba y pensaba en él. Desayunaba y pensaba en él. Cogía el metro y pensaba en él. En su cerebro se estaban activando zonas que están relacionadas con la adicción y el ansia (craving). Así se explicaría la conducta, muchas veces obsesiva, mostrada por las personas rechazadas.

Pero el tiempo fue pasando y Aloma empezó de nuevo a disfrutar de pequeñas cosas. El sol de una mañana radiante. El sabor del café por la mañana. Las carantoñas de su gatita Minxa cuando se sentaba junto a ella en el sofá. Poco a poco podía volver a escuchar aquella música que le recordaba a él, aquella que al principio se le clavaba como agujas en el alma. 

En el cerebro de Aloma se estaban también activando regiones relacionadas con la evaluación de las ganancias y las pérdidas, elementos del cerebro que presentan mucha importancia desde el punto de vista adaptativo y relacionado con la relevancia que presentaba el sujeto que causa el dolor. De este modo, el cerebro emplea de manera adaptativa estas regiones con una función de aprendizaje. Así pues, la experiencia negativa, al estar activando estas zonas de evaluación de ganancias y pérdidas, estaría ayudando a revaluar la relación con su expareja, y la estaría ayudando a aprender a cómo resolver el dolor que siente en este momento. Sería una estrategia adaptativa que nos ayudaría a afrontar de una manera más práctica este tipo de experiencias dolorosas. Además, las personas que están padeciendo una crisis emocional de este tipo presentan la activación de zonas del cerebro relacionadas con la regulación de las emociones, con el objetivo de encontrar una solución emocional a este conflicto. Algo que es más útil desde el punto de vista evolutivo que la simple fijación en el proceso doloroso por el cual se está pasando. Al fin y al cabo, el cerebro no quiere que te mueras de amor, si no que puedas seguir adelante, y, además, puedas aprender cómo afrontar ese camino si se te vuelve a suceder. Aunque seguro que vuelve a doler, algo habrás aprendido que te ayude a hacerlo más llevadero.

Referencias

—Kross E, Berman MG, Mischel W, Smith EE, Wager TD. Social rejection shares somatosensory representations with physical pain. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. 2011 Apr 12;108(15):6270-5. PubMed PMID: 21444827. Pubmed Central PMCID: 3076808.

—Fisher HE, Brown LL, Aron A, Strong G, Mashek D. Reward, addiction, and emotion regulation systems associated with rejection in love. Journal of neurophysiology. 2010 Jul;104(1):51-60. PubMed PMID: 20445032.

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