Captar el instante de la naturaleza

Portada móvil

El Camino del Llosón (Jove) de Carolina del Castillo y Díaz en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

TEXTO POR ANDREA GARCÍA
ARTÍCULOS
ARTE
24 de Diciembre de 2019

Tiempo medio de lectura (minutos)

Camino del Llosón (Jove). Carolina del Castillo y Díaz. 1921. Óleo sobre cartón. Museo de Bellas Artes de Asturias. © MUSEO DE BELLAS ARTES DE ASTURIAS.

La imagen que estamos viendo es una fotografía del óleo titulado Camino del Llosón (Jove). Es un paisaje que se inspira en las rutas entre bosques de la parroquia de Jove en el municipio asturiano de Gijón. La naturaleza sirve de máxima inspiración. Las ramas de los árboles y los arbustos están arremolinadas, tal y como si la lluvia o el viento o una las hubiera destrozado. No obstante, el cielo está nublado, pero no amenaza con mal tiempo. Parece que todo está tranquilo.

Carolina del Castillo y Díaz (1867-1933) es la creadora de este cuadro. Fue una pintora asturiana de sumo interés para la historia del arte. Desgraciadamente, en la actualidad es una artista poco conocida; incluso a nivel regional todavía está muy poco visibilizada.

Sin embargo, no podemos olvidar que sucedió así con grandes genios de la pintura. Es el caso del pintor manierista conocido como El Greco, pues no fue revalorizado hasta finales del XIX. Su particular forma de interpretar los colores no gustó al arte de los siglos posteriores a su muerte. La pintora neoclásica Angelica Kauffmann tuvo que esperar al siglo XX para ser más investigada y popularizada, pese a que había sido una pintora de fama internacional cuando estaba viva. Coincidió con que el neoclasicismo empezó a pasar de moda tras fallecer.

¿Quién es más conocido de estos dos ejemplos? El Greco sin lugar a duda. No podemos olvidar que las pintoras sufren la invisibilización por razón de género. Los estudios feministas están fomentando el estudio de las pintoras, pero solo desde hace unas décadas.

Carolina del Castillo tiene el mismo problema que Kauffmann y que todas de las pintoras de nuestra historia. Verdaderamente, es imposible conocer a todas las pintoras ni tampoco a todos los pintores del pasado, ya que sus nombres se han perdido o sus obras no se conservan. No obstante, tanto el nombre como las obras de arte de la artista asturiana están vivos hoy día.

Autorretrato. Carolina del Castillo. Óleo sobre lienzo. Colección privada.

Venida de una familia burguesa, Carolina del Castillo vivió a caballo entre los siglos XIX y XX. En este tiempo, Asturias comenzó una lenta industrialización que prosperó especialmente a partir del 1900. Junto a Oviedo, Gijón se convirtió en la urbe asturiana más boyante. La ciudad creció a través del ensanche, rompiendo el estancamiento del casco antiguo de Cimadevilla y creando numerosas calles con comercios y grandes casonas. De hecho, en una de estas casonas vivió Carolina del Castillo. 

Además de cursar los estudios primarios, la pintora realizó la carrera de piano y aprendió a dibujar y a grabar. De joven, se casó, tuvo cinco hijos y una hija. Empezó a estudiar pintura con profesionales a partir de los cuarenta años, ya entrado el siglo XX. Combinó su placer por la pintura con el cuidado y educación de sus retoños.

A través del pintor valenciano Cecilio Pla, el cual fue uno de sus profesores, Carolina del Castillo practicó un tipo de pintura completamente inaudita en Asturias. Se llama la pintura postimpresionista. El postimpresionismo es un movimiento artístico muy heterogéneo que hunde sus raíces en el impresionismo. De hecho, no podemos entender a Carolina del Castillo ni al postimpresionismo sin saber qué es el impresionismo.

El impresionismo surgió en los años setenta del siglo XIX. Significó la salida al exterior de las pintoras y de los pintores acompañados de sus lienzos, cuadernos, cartones, pinceles y paletas. Anteriormente, lo habitual es que las obras se hicieran dentro de los estudios. Algunas pintoras y algunos pintores sí que salieron a pintar el exterior, pero para realizar un boceto de aquello que quisieron representar a posteriori. Luego, regresaron al estudio para perfeccionar dicho boceto y terminar la obra definitiva, generalmente en un soporte nuevo. Por ejemplo, si llevaron un cuaderno o un cartón para pintar el boceto, después trasladaron la imagen mejorada a un lienzo.

El impresionismo consistió en demostrar que el boceto realizado en el exterior puede considerarse una obra de arte por sí misma y que no necesita retoques.

Las pintoras y los pintores impresionistas se enfrascaron mañanas, tardes e incluso noches enteras en la calle o en plena naturaleza. Estuvieron muy pendientes de simbolizar los cambios en el ambiente, verbigracia, la luz, los movimientos de las personas, de los árboles y un largo etcétera. También, el impresionismo huyó de las formas muy precisas y bien dibujadas. Cuando se contempla una pintura impresionista, vemos que las pinceladas de colores dominan toda la pintura.

Impresión, sol naciente. Claude Monet. 1872. Óleo sobre lienzo. Musée Marmottan Monet. Detalle donde se aprecia la pincelada.

El pintor Claude Monet fue un exponente de la pintura impresionista. Una de sus obras clave se llama Impresión, sol naciente (1872). Tardó unas pocas horas en pintar este paisaje marino, entretanto estaba amaneciendo en el puerto de Le Havre (Francia). El paisaje fue uno de los temas predilectos de la pintura impresionista.

Si aumentamos el cuadro y analizamos los detalles, no resulta difícil ver que todos los motivos de la obra están construidos mediante el pincel. Así, la barca y los marineros son una suerte de trazos azules que se superponen para dibujar a los personajes. Visto de otro modo, el reflejo del sol mañanero está hecho con manchas alargadas de color naranja y blanco.

Mirando el lienzo desde lejos, se interpreta todo lo representado sin dificultad, pero no es tan sencillo al observarlo muy de cerca. Pintar rápido quiere decir desdibujar y plasmar la impresión de la retina. Por eso se llama impresionismo.

El impresionismo comenzó en Francia y se extendió por todo Occidente. Llegó un momento en el que algunas de las pintoras y de los pintores que conocieron el impresionismo decidieron experimentar y se formó el postimpresionismo. Se crearon grandes tendencias postimpresionistas como el puntillismo o el luminismo, pero no hace falta entrar a detallarlas porque Carolina del Castillo se encuadra en un estilo muy personal.

Así, la artista siguió el postimpresionismo como su maestro Cecilio Pla, pero lo formulan a su gusto; de forma independiente. Se puede afirmar que el Camino del Llosón es una excelente muestra del postimpresionismo de Carolina del Castillo. Al igual que sucede con Impresión, sol naciente de Monet, la pintora se basó en un paisaje, en este caso de Jove. El paisaje fue muy popular en el impresionismo y en el postimpresionismo, no siendo Carolina del Castillo una excepción. La naturaleza cobró mucha importancia en estos movimientos porque permitió poner a prueba los conocimientos pictóricos de las pintoras y de los pintores. Sus constantes variaciones en cuanto a luz, atmósfera o estación del año significaron todo un bello desafío.

Detalles donde se observan el centro del camino, los árboles, los arbustos y el cielo. Esta es la parte del óleo con más pintura. Camino del Llosón (Jove). Carolina del Castillo y Díaz. 1921. Óleo sobre cartón. Museo de Bellas Artes de Asturias. © MUSEO DE BELLAS ARTES DE ASTURIAS.

Carolina del Castillo crea los motivos de la obra gracias a las pinceladas, pero utiliza mucha pintura en algunas áreas, mientras que en otras apenas está presente. Hay más cantidad de pintura en el centro de la obra y también en la esquina superior derecha, coincidiendo con el centro del camino, los arbustos, los árboles y el cielo, respectivamente. Esta gran parte fue la primera que comenzó, dejando los márgenes con menos cantidad de pintura.

La justificación reside en que Carolina del Castillo pintó el paisaje en directo. Tuvo que darse prisa para que el cielo no cambiase de aspecto ni tampoco las ramas y hojas enmarañadas de los arbustos y los árboles. Asimismo, el área central y la esquina derecha tienen prioridad sobre las demás porque reflejan el estado del bosque y del cielo cuando se estaba representando.

Detalle de la sombra negra de un árbol en el Camino del Llosón (Jove). Carolina del Castillo y Díaz. 1921. Óleo sobre cartón. Museo de Bellas Artes de Asturias. © MUSEO DE BELLAS ARTES DE ASTURIAS.

También llevan una mayor carga de pintura para generar el efecto del juego de las luces y las sombras. El paisaje es más bien sombrío, pero destacan las áreas pintadas en negro. El color negro puro fue rechazado por el impresionismo, siendo un color muy habitual en la pintora asturiana. Es una característica más del postimpresionismo de Carolina del Castillo.

A Carolina del Castillo le interesó justo aquel instante que sus ojos estaban viendo. El mínimo cambio en la atmósfera echaría a perder la obra. De este modo, necesitó la pincelada rápida para conseguir la obra perfecta.

Se trata de otro claro rasgo del postimpresionismo en Carolina del Castillo, siendo hasta más veloz y meticulosa que las pintoras y pintores impresionistas. Si una artista o artista impresionista se demoró varias horas en terminar una obra, la asturiana no pudo consentir tardar más de media hora o una hora a lo sumo.

El Camino del Llosón es un excelente ejemplo de la pintura de Carolina del Castillo. Reúne las características principales del postimpresionismo de la pintora: el amor hacia el paisaje, su interés por pintar un instante concreto, la pincelada rápida para captar dicho momento, el uso de una mayor cantidad de pintura en las áreas que pinta primero porque son las que más le interesan y el empleo del color negro.

Esta obra la podemos visitar en el Museo de Bellas Artes de Asturias, tratándose de una institución que alberga uno de los óleos del patrimonio asturiano en femenino. Si estás en Oviedo, no te olvides de visitar su museo de artes plásticas para conocer a la ilustre pintora Carolina del Castillo.

 

Deja tu comentario!