El ocaso del profeta

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Elementos (de reflexión) para una historia del sistema periódico crítica, plural y en femenino en el Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos (Químicos). 

TEXTO POR LUIS MORENO MARTÍNEZ
ARTÍCULOS
26 de Diciembre de 2019

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La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) declaró 2019 como Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos (IYPT2019, por sus siglas en inglés) en conmemoración al sesquicentenario de la publicación de la tabla periódica del químico ruso Dimitri I. Mendeleev (1834-1907). En este marco, 2019 ha sido testigo de la realización de múltiples actividades en torno a los 150 años de la tabla periódica de Mendeleev por todo el globo. Estas actividades han constituido una de esas escasas ocasiones en las que una efeméride científica circula ampliamente por medios de prensa, calles, centros escolares, blogs y redes sociales. El IYPT2019 ha contribuido así a hacer de este capítulo de la historia de la química un “tema de actualidad”. Muchas de las historias sobre la tabla periódica que hemos podido leer en diversos medios de divulgación, y que también podemos encontrar con frecuencia en nuestros libros de texto y manuales, presentan algunos rasgos en común. Así, estas historias han mostrado la importancia de la tabla periódica para la química o las vicisitudes en el descubrimiento de los elementos químicos (sin olvidar la componente nacionalista tras estos hallazgos), entre otros muchos aspectos. Estas historias también han incidido de forma recurrente en la labor profética realizada por Mendeleev, siendo capaz de aventurar las propiedades de elementos desconocidos en la época y de sugerir los huecos que debían ocupar en su propuesta de tabla periódica. Mendeleev se erige así como una especie de profeta del orden en la química. 

Sin embargo, los resultados y perspectivas sobre la historia de la tabla periódica proporcionados por la investigación académica en historia de la química han contado con una circulación mucho más reducida en este IYPT2019 en el ámbito divulgativo, al menos en España. Una escasa presencia que también se puede encontrar en los materiales de uso didáctico. A diferencia de muchas de las historias sobre Mendeleev que han proliferado este 2019, la historia de la tabla periódica está lejos de ser una historia de los éxitos de un único químico. El trabajo de investigación de varios historiadores e historiadoras de la ciencia en los últimos años ha contribuido a matizar las narrativas históricas sobre la tabla periódica frecuentes en contextos y materiales divulgativos y educativos, ofreciendo un proscenio mucho más diverso en cuanto a protagonistas, problemáticas y escenarios. En estas líneas se esbozan algunos elementos de esta historia crítica de la tabla periódica, con especial atención al papel del profesorado y de las mujeres; y tratando de expandir la historia de la tabla periódica más allá de Mendeleev. 

Mucho se ha escrito sobre la forma en que Mendeleev llegó a diseñar su tabla periódica de los elementos químicos de 1869. Algunas narrativas señalaron que llegó a ella mientras jugaba a las cartas, mientras que otras optaron por una revelación onírica. Hoy ambas historias se consideran apócrifas y más propias del panegírico que de la investigación histórica rigurosa. Asimismo, se ha apuntado que lo más probable es que Mendeleev llegase a una versión cuasidefinitiva de su primera clasificación periódica a lo largo de febrero de 1869, esbozando el primer borrador de la tabla periódica sobre el dorso de una invitación a una fábrica de quesos que debía visitar en calidad de consultor, una actividad que podemos encontrar en las biografías de varios químicos del siglo XIX.  Fuera como fuere, lo que sí parece fiel a la evidencia histórica hasta la fecha es que Mendeleev llegó a la tabla periódica tras muchos años de reflexión en torno a la preparación de un libro de texto para sus estudiantes de química. Desde esta óptica, la tabla periódica emergería como un producto de la ciencia en las aulas.

Mendeleev (también escrito Mendeleiev o Mendeleyev, entre otros), reflexivo, trabajando en su escritorio. Oleo sobre lienzo del artista ucraniano Nikoli Yaroshenko (1886). Más información aquí.

Además de su “momento Eureka”, muchos capítulos de la biografía de Mendeleev han sido ampliamente divulgados, como el épico viaje de su madre de la Siberia natal del químico ruso a Moscú, primero, y San Petersburgo, después, a fin de que pudiese continuar sus estudios. La biografía de Mendeleev elaborada por Gordin, reeditada recientemente, ofrece interesantes capítulos de la biografía de Mendeleev no tan conocidos, como su activa labor a favor del orden, no solo de los elementos químicos, sino también social y político en el contexto de la Rusia zarista. Asimismo, Mendeleev llevó a cabo diversos trabajos sobre economía, especialmente sobre comercio internacional, llegando a discrepar de las ideas del también ruso Lev Tolstoy sobre la organización rural de Rusia, pues Mendeleev se mostró como un ferviente defensor de la industria química. Gordin también ha incidido en las múltiples dificultades a la que Mendeleev tuvo que hacer frente, como su rechazo en el ingreso en la Academia Rusa de Ciencias en la década de 1880.

In The Wild North (1891), obra del pintor ruso Ivan I. Shiskin, quien regaló esta pintura a Mendeleev a fin de animarle a permanecer en pie frente a las adversidades por las que pasó, pese a su fama. Mendeleev colocó esta pintura en su despacho, puede que para recordar este mensaje. Más información aquí.

Otro aspecto que permite cuestionar la imagen de Mendeleev como triunfante profeta del orden en química lo constituye sus predicciones fallidas. Esto es, los elementos químicos cuya existencia predijo pero que, por el contrario, se demostraron inexistentes. Así, podremos encontrar al eka-boro (que resultó corresponder al escandio), eka-aluminio (galio), eka-silicio (germanio), eka-mangaseno (tecnecio), tri-maganeso (renio), dvi-telurio (polonio), dvi-cesio (francio) o eka-tántalo (protactinio) con relativa frecuencia como los éxitos de Mendeleev. Sin embargo, elementos como el éter, coronio, eka-cerio, eka-molibdeno, eka-niobio, eka-cadmio eka-yodo o eka-cesio, que finalmente no llegaron a ocupar su lugar en la química ulterior, han sido ora mencionados de soslayo, ora ignorados por buena parte de las historias sobre la tabla periódica en el ámbito divulgativo y educativo actual. Todas estas perspectivas revelan a Mendeleev como un sujeto histórico inscrito en un contexto social y político determinado, que llevó a cabo grandes contribuciones a la química, como su célebre propuesta de tabla periódica, pero en cuya biografía también hubo lugar para las adversidades y los errores. Se trata de una historia crítica, respaldada por la investigación académica y las fuentes históricas, que permite dejar de ver la tabla periódica como el producto de un momento de genialidad y profecías, para considerarla el producto del esfuerzo y la creatividad no de un profeta, sino de un profesor de química. En todo rigor, de muchos profesores de química.   

La profunda ligadura de la tabla periódica a la enseñanza va más allá de sus orígenes y de Mendeleev. La tabla periódica del químico ruso fue una de las muchas clasificaciones de los elementos químicos que el profesorado produjo a lo largo del siglo XIX, un siglo en el que el número de elementos químicos descubiertos aumentó considerablemente debido, en parte, al avance de las técnicas y métodos que permitían su aislamiento e identificación. Si bien con el descubrimiento de los elementos correctamente predichos por Mendeleev esta propuesta empezó a ganar visibilidad en el ámbito de la investigación; en las aulas, el profesorado de química siguió usando sus propias clasificaciones. De este modo, en diversos países encontraremos una nula o escasa presencia de la tabla periódica de Mendeleev en los manuales de química de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Será principalmente en el marco de la mecánica cuántica a partir de la década de 1920 cuando la tabla periódica comenzará a cobrar un mayor protagonismo en la educación química, llegando a nuestros días.

No obstante, esa tabla será ya muy distinta a la propuesta por Mendeleev, habiendo sido modificada gracias a las contribuciones de diversos actores históricos. Así, podemos destacar la introducción del número atómico (número de cargas positivas del núcleo atómico) nacido de los trabajos de Henry Moseley  o la disposición de los metales de transición (como el oro, la plata, el cobre…) en la zona central de la tabla propuesta por Alfred Werner, entre otros muchos. Todo ello revela, de nuevo, la tabla periódica como el resultado de un proceso colectivo que implicó a diferentes hombres… ¡y mujeres!                    

Un ejemplo de tabla periódica. Se trata de la tabla del profesor de química valenciano Antoni García Banús (1933) conservada en la Universidad de Barcelona. Banús, que terminó exiliándose en Colombia debido a la guerra civil española, se inspiró en la propuesta del profesor alemán Andreas von Antropoff. Años más tarde, la tabla de Antropoff inspiró al célebre químico norteamericano Linus Pauling, quien omitió toda referencia a Antropoff, posiblemente por la proximidad del alemán al régimen nazi. Una prueba más de cómo la tabla periódica circuló y fue moldeada en su paso por las aulas. Más información aquí

Además de contribuir a visibilizar la labor históricamente desempeñada por el profesorado de ciencias, la tabla periódica también constituye un excelente marco para recuperar el nombre y la obra de las mujeres que en determinados contextos históricos y geográficos se dedicaron al estudio de alguno de los 118 elementos que conforman el actual sistema periódico. En esta línea, las historiadoras de la ciencia Brigitte Van Tiggelen y Annette Lykknes han llevado a cabo la edición de un interesante libro dedicado a las mujeres científicas tras el estudio de los elementos químicos. Esta obra, titulada Women in Their Element incluye más de 38 trabajos sobre varias mujeres científicas vinculadas a la historia de uno o más elementos. Además de Marie Anne Paulze  y el oxígeno, Marie Curie y el radio o Lisa Meitner y el protactinio; las páginas de esta obra colectiva son protagonizadas por ilustres desconocidas de la historia de la ciencia como Vicenta Arnal, Trinidad Salinas, Marguerite Perey , Chien-Shiung Wu o Barbara Bowen, entre otras muchas. De este modo, la historia de la tabla periódica se transforma de la historia de la genialidad de un químico a una obra colectiva tras la que es posible rastrear y visibilizar la labor del profesorado y de las mujeres en la historia de la ciencia. Una historia que tantas veces ha tendido a infravalorar el papel de las aulas y su creatividad en aras del laboratorio y que ha desatendido al papel de las mujeres en la ciencia.  

En las líneas anteriores se ha tratado de ofrecer algunos elementos para construir una historia de la tabla periódica crítica, plural y en femenino de gran interés para la enseñanza y la divulgación. Dicho interés no radica tanto en una pertinente actualización y adecuación de materiales educativos o divulgativos a los trabajos de investigación de los historiadores e historiadoras de la ciencia, sino en la necesidad de pensar críticamente la influencia que estas narrativas pueden tener en la naturaleza de la ciencia. Esto es, en la imagen de la ciencia que construyen estudiantes y ciudadanos. Como se ha intentado esbozar, la historia de la tabla periódica representa una historia de esfuerzos colectivos y de creatividad en la enseñanza de las ciencias. Colectividad y creatividad que profesorado y alumnado del presente también han demostrado a lo largo de IYTP2019. Un ejemplo en este sentido lo constituyen los más de 200 trabajos presentados al concurso escolar Nuestra Tabla Periódica organizado por el Grupo Especializado de Didáctica e Historia de la Física y la Química de la Real Sociedad Española de Física y de Química. 

Una de las “tablas” periódicas presentadas al concurso escolar Nuestra Tabla Periódica organizado por el Grupo Especializado de Didáctica e Historia de la Física y la Química (RSEF y RSEQ). Más información aquí.

La tabla periódica, desde las vidrieras construidas en estas líneas, se observa como un icono de la química que ha sido y sigue siendo modelado a través de su paso por las aulas. Un icono que ha trascendido los lindes de la ciencia, transformándose en un icono cultural que inspira piezas musicales, obras artísticas y literarias. Una historia que, al igual que la construcción de las grandes catedrales, no se puede entender sino como fruto de la colaboración. Una historia que, a diferencia de las que podemos escuchar frecuentemente en las catedrales, no incluye a profetas entre su elenco.  

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Este artículo es una adaptación de “2019, Año Internacional de la Tabla Periódica. Elementos para una historia del sistema periódico crítica, plural y en femenino”, publicado en la sección “Apuntes de Historia de la Ciencia” del Boletín del Grupo Especializado de Didáctica e Historia de la Física y la Química de la Real Sociedad Española de Física y la Real Sociedad Española de Química, y constituye una colaboración de Principia con dicho grupo. 

Para saber más

—Bertomeu Sánchez, José Ramón (2019). El sistema periòdic i la pedagogia química del segle XIX: La creativitat col·lectiva de les aules de ciències. Educació química. En prensa. 
—Gordin, Michael (2018). A Well-Ordered Think. Dmitrii Mendeleev and the Shadow o the Periodic Table (revised edition). Princeton: Princeton University Press. 
—Kaji, Masanori, Kragh, Helge y Pallo, Gabor (Eds.) (2015). Early responses to the Periodic System. Nueva York: Oxford University Press. 
—Lykknes, Annette y Van Tiggelen, Brigitte (Eds.) (2019). Women in Their Element: Selected Women’s Contributions to the Periodic System. Singapur: World Scientific. 
—Morales López, Ana Isabel (2019). Hacia la igualdad de género en la historia del sistema periódico. Anales de Química, 115(3), 227-234. 
—Moreno Martínez, Luis y Lykknes, Annette (2019). The Periodic System and the Nature of Science: The history of the periodic system in Spanish and Norwegian secondary school textbooks. Substantia. An International Journal on the History of Chemistry. En prensa. 
—Scerri, Eric (2011). The Periodic Table: A Very Short Introduction. Nueva York: Oxford University Press
—Van Tiggelen, Brigitte,  Lykknes, Annette y Moreno Martínez, Luis (Eds.) (2019). Special Issue: The Periodic System. A History of Shaping and Sharing. Substantia. An International Journal of the History of Chemistry. En prensa.

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