El 7 de enero de 1943 fallece en Nueva York Nikola Tesla, uno de los mayores genios de la historia.

A él se atribuye la frase: «El presente es de ustedes, pero el futuro, por el que tanto he trabajado, me pertenece», toda una declaración de intenciones de lo que sería su vida, apasionante como pocas. 

Desarrolló gran parte de su trabajo (y por lo que sería reconocido) como inventor, ingeniero eléctrico e ingeniero mecánico en Estados Unidos, y pasaría a la historia por sus contribuciones al diseño del sistema de suministro de electricidad de corriente alterna.

Tesla recibió una educación avanzada en ingeniería y física en la década de los 70 del siglo XIX y posteriormente adquirió experiencia práctica trabajando en telefonía en Budapest. Con 28 años emigra a los Estados Unidos, donde trabajaría en el Edison Machine Works en Nueva York, aunque este periplo duró poco tiempo, ya que la mala relación entre Edison (que tenía fama de ser un gran empresario pero también un gran explotador) y Tesla es más que conocida.

Con la idea muy clara de querer trabajar por su cuenta, buscó socios para financiar y comercializar sus ideas, estableciendo varios laboratorios en Nueva York con el objetivo de desarrollar toda una gama de dispositivos eléctricos y mecánicos, como por ejemplo, un motor de inducción de corriente alterna. En 1888, gracias a las patentes de corriente alterna polifásicas, consiguió una considerable cantidad de dinero, convirtiéndose en la piedra angular del sistema polifásico que Westinghouse Electric comercializaría y les haría millonarios. Sin embargo, nadie vaticinó el enorme éxito que la patente de Tesla tendría, así que la Westinghouse Electric se negó a pagarle la suma millonaria que debían a Tesla en concepto de royalties alegando que se arruinarían. Como Tesla, además de un genio era una gran persona (y bastante ingenuo en este aspecto), aceptó una parte de lo que la gran compañía eléctrica Westinghouse Electric le debía para poder seguir desarrollando sus proyectos.

De esta manera, Tesla siguió con su trabajo y experimentó con osciladores y generadores mecánicos, tubos de descarga eléctrica e imágenes tempranas de rayos X e incluso construyó uno de los primeros barcos dirigidos por control remoto. Todo ello le granjeó una gran fama como inventor, destacando también por su capacidad como orador. Durante la década de 1890, Tesla siguió con sus ideas para conseguir una iluminación inalámbrica y la distribución de energía eléctrica inalámbrica en todo el mundo, llevando a cabo experimentos de energía de alta frecuencia y alta tensión en Nueva York y Colorado Springs. En 1893, declaró que existían posibilidades reales de comunicación inalámbrica e intentó poner en práctica estas ideas en su proyecto inacabado Wardenclyffe Tower, un transmisor inalámbrico de comunicaciones intercontinental, pero se quedó sin fondos antes de poder completarlo. 

Después del proyecto Wardenclyffe, Tesla siguió experimentando con diversos grados de éxito, gastando la mayor parte de su dinero. Por aquel entonces, Tesla vivía de hotel en hotel en la ciudad de Nueva York, dejando atrás facturas impagas y viviendo de la caridad, hasta que murió en enero de 1943 en la más absoluta pobreza.

El trabajo de Tesla cayó en cierto olvido después de su muerte, hasta 1960, cuando la Conferencia General sobre Pesos y Medidas nombró a la unidad SI de densidad de flujo magnético el tesla en su honor. Pero el gran resurgimiento de la figura de Tesla no llegó hasta la década de 1990, donde se le reconocío como el gran genio que fue.

Para saber más sobre la obra de Tesla, aquí os dejamos los tres relatos ganadores del certamen científico-literario de la Escuela de Máster y Doctorado de la Universidad de La Rioja, basado en la novela Relámpagos de Jean Echenoz, que trata en clave de ficción la figura del genio croata. 

—Primer premio: «Las fronteras de la ciencia». Principia. Publicado el 29 de julio de 2017. Sara Picos. Ilustrado por Angylala

—Segundo premio: «Una idea en contra del mundo». Principia. Publicado el 22 de julio de 2017. Por María Tubío. Ilustrado por Angylala

—Tercer premio: «Canícula». Principia. Publicado el 15 de julio de 2017. Por Alba Pérez. Ilustrado por Angylala