Las neuronas espejo de Marta

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Era una calurosa tarde de mayo y Enrique, Juan, Sabina, Marta y Elena tomaban una cerveza en el bar de la plaza del centro. Se conocían desde los diez años y en el colegio eran inseparables, aunque con el tiempo cada uno había seguido un camino distinto y su amistad estaba empezando a difuminarse. Ya no tenían demasiada sintonía y Marta había sido la primera en darse cuenta.

TEXTO POR LAURA BELLO
ILUSTRADO POR EVA ESCOBAR
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NEUROCIENCIAS | NEURONAS | NEURONAS ESPEJO
24 de Septiembre de 2020

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En el colegio, Marta era muy reservada y le costaba atreverse a hacer cosas nuevas.  Pero cuando entró en la universidad conoció a gente de mente abierta y con ganas de comerse el mundo que la ayudó a madurar, ser menos tímida y perder el miedo a salir de su zona de confort. Ella había cambiado, pero sentía que sus amigos no. Siempre hablaban de lo mismo y seguían unas dinámicas que a ella le cansaban. Solamente con Elena mantenía una amistad sincera. Nunca se les acababan los temas de conversación y sabía que podía contar con ella.

Marta no podía evitar preguntarse si era la única en sentirse así. ¿Quizás Elena también lo habría notado? Al fin y al cabo, la diferencia entre ellas dos y los otros tres era evidente. Marta no podía leer la mente de Elena, pero esa tarde vio algo que le hizo sospechar que su juicio no iba mal encaminado.

Enrique alardeaba de sus dotes como pintor, hablando del primer premio que había ganado en el concurso de dibujo de su barrio. Elena, que no solía cantar sus logros a los cuatro vientos, había recibido ese mismo premio varias veces en años anteriores. No dijo nada, pero su cara se tornó un tanto angustiada. Fue entonces cuando Marta reparó en ella y reconoció su expresión de malestar. ¿Por qué sería? ¿Era por lo que acababa de decir Enrique o quizás se sentía igual que ella?

Justo antes de que empezara a hacerse esas preguntas, Marta había reconocido la emoción de Elena. Aquello había sido posible gracias a sus neuronas espejo, de las que. seguramente habréis oído hablar. Pero ¿qué son exactamente? Se trata de un tipo de neuronas presentes tanto en primates como en seres humanos que se encuentran distribuidas por varias regiones del cerebro. Entre ellas, la corteza premotora ventral, que se encarga, entre otras cosas, de la planificación del movimiento.

Estas neuronas van más allá: además de reflejar en nuestro cerebro el movimiento de la persona que observamos, también nos permiten que sepamos cuál es su objetivo

Las neuronas espejo se activan cuando iniciamos una acción, pero también cuando vemos a otra persona haciendo lo mismo. ¡A eso deben su nombre! Si ves a alguien moviendo el brazo hacia un vaso de agua, en tu cerebro se activarán las mismas neuronas que se activarían si lo hicieras tú mismo.

Pero estas neuronas van más allá: además de reflejar en nuestro cerebro el movimiento de la persona que observamos, también nos permiten que sepamos cuál es su objetivo. Sabrás que la persona que has visto moviendo el brazo hacia el vaso de agua lo hace para beber (de hecho, te sorprendería si lo hiciera para tirársela por encima).

Las neuronas espejo no solo nos permiten saber la finalidad las acciones de los demás, sino que además nos permiten imitarles. Al activarse —tanto cuando hacemos un movimiento como cuando vemos al otro hacer lo mismo—, nos permiten asociar lo que vemos con nuestras propias acciones, y así, imitar.

Están distribuidas por todo nuestro sistema nervioso y su conjunto se llama sistema de neuronas espejo. Esta red se extiende aún más y recibe el nombre de red extensa de neuronas espejo. Se cree que ahí, además de participar en los procesos anteriores, es donde pueden procesar las expresiones faciales emocionales. Siguiendo la misma lógica, se activan tanto si haces cara de asco al oler la basura como si ves a tu madre hacerlo.  Aún hay cierta controversia respecto a esta función, pero es posible que Marta pudiera reconocer la expresión de Elena gracias a sus neuronas espejo, activándose así las mismas neuronas que se activarían si ella misma hiciera ese gesto facial.

Cuando se descubrieron estas neuronas, los neurocientíficos y psicólogos pensaron que serían la base de muchísimos procesos neurobiológicos relacionados con la cognición social, es decir, con la capacidad que tenemos para interpretar las acciones y emociones de los demás. Si las neuronas espejo nos permiten interpretar el objetivo de las acciones de otra persona, ¿significa eso que también nos permiten entender su comportamiento? Si se activan para reconocer las emociones de los demás como si las sintiéramos nosotros, ¿también se encargan de que sintamos empatía? El área de Broca, una región del cerebro dedicada a la producción del lenguaje, forma parte del sistema de neuronas espejo. Entonces, ¿estas neuronas permiten a los niños aprender a hablar imitando el lenguaje de los padres?

...pueden procesar las expresiones faciales emocionales. Siguiendo la misma lógica, se activan tanto si haces cara de asco al oler la basura como si ves a tu madre hacerlo

Con el tiempo se ha visto que estas neuronas, por sí solas, no son la única respuesta a todas estas preguntas. Nuestro cerebro necesita otros mecanismos para entender por qué un amigo se ha marchado de una fiesta, para estar contentos por los logros de nuestros compañeros de trabajo o para aprender alemán. Pero, aunque las neuronas espejo no sean tan centrales como se pensaba, tienen un papel importante en el reconocimiento de las acciones de los demás.

Llegaba la hora de cenar y los cinco amigos se despidieron. Elena y Marta vivían a dos calles y, como siempre, volvieron juntas a casa. Marta aprovechó ese momento para preguntarle sobre lo que había pensado al ver su reacción.

—Oye, Elena… Antes, cuando Enrique hablaba de su premio en el concurso de dibujo, has puesto una cara un poco rara, como si estuvieras incómoda. ¿No te ha gustado lo que ha dicho?
—Ay, te has fijado… No, no es eso… ¡De hecho me alegro por él! —suspiró—. Es su actitud la que no me gusta, siempre queriendo ser el centro de la atención —dudó un momento antes de seguir—. Pero, la verdad, si te soy sincera, es que últimamente ya no me apetece quedar. Tengo la sensación de que ya no compartimos casi nada —miró a Marta—. ¡No te ofendas, contigo no me pasa! No sé, ¿tú que piensas?
—No te preocupes, me pasa lo mismo. De hecho, no sabía si sería la única que lo habría notado. Será que nos hacemos mayores y ahora se notan más nuestras diferencias —sonrió y miró a Elena—. Me alegro de que me lo hayas contado.

Aunque no está del todo claro si las neuronas espejo también actúan reconociendo emociones, hay bastantes evidencias de que es así. Quizás no sean la clave para entender toda la cognición social, pero en ese día lo más probable es que le fueran de gran ayuda a Marta.

 

Bibliografía

Marshall. 2014. Mirror Neurons. PNAS Core Concepts. 18:6531

Simpson & Ferrari. 2016. Mirror Neurons. Encyclopedia of Evolutionary Psychological Science. 1-7.

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