La pérdida de los hábitats marinos amenaza nuestra supervivencia

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¿Qué te viene a la mente cuando piensas en el mar? Vacaciones, verano, playa… Quizá no eres consciente de la inmensa variedad de animales, algas y plantas que viven en los mares y océanos. Bajo el agua existen muchísimos ecosistemas distintos que, a pesar de pasar desapercibidos para los ojos humanos, son imprescindibles para que el mundo sea tal y como lo conocemos. Y no podemos ignorarlos: están en peligro y, por lo tanto, nosotros también. Si no se conservan estos ecosistemas, la vida en el planeta cambiará drásticamente.

TEXTO POR ANNA SOFÍA CASTELLS NIETO , IRENE HERNANDO HERRERA , LOLA FERNÁNDEZ MULTIGNER , PAULA DÍAZ CANO
ILUSTRADO POR VALENTINA CÁCERES
ARTÍCULOS
BIODIVERSIDAD | CONSERVACIÓN | HABITATS MARINOS
2 de Noviembre de 2020

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Los hábitats marinos (océanos, mares, estuarios, marismas, manglares, arrecifes…) son frecuentemente menos conocidos que los terrestres (selvas, bosques y desiertos, etc.). Sin embargo, el océano esconde infinidad de ecosistemas esenciales para el funcionamiento del planeta: liberan la mitad del oxígeno que está presente en la atmósfera y absorben parte del dióxido de carbono y la mayoría del calor que producen las actividades humanas, manteniendo la temperatura terrestre constante. Además, los hábitats marinos concentran una gran biodiversidad que nos proporciona suministros alimenticios y biotecnológicos (medicamentos, biocombustibles, sustitutos del plástico…) 

Los hábitats marinos están amenazados por las actividades humanas: la sobrepesca, contaminación, construcción de edificaciones (puertos, torres de extracción de petróleo, etc.), tráfico marino, vertidos tóxicos, introducción de especies invasoras, acuicultura y un largo etcétera.

La pérdida de estos ecosistemas pone en peligro el correcto funcionamiento del planeta, por ello es crucial su protección. Actualmente, existen cinco tipos de hábitats marinos de interés comunitario catalogados como ZEC (Zonas Especiales de Conservación): los bancos de arena, las praderas submarinas, los arrecifes, las estructuras submarinas producidas por la emisión de gases y las cuevas marinas. Destacan por su fragilidad y se debe prestar especial atención a su conservación. Por ejemplo, en el mar mediterráneo destacan las praderas de posidonia (Posidonia oceanica), sus hojas constituyen el hábitat de muchos organismos como algas rojas y pardas, diatomeas, bacterias, crustáceos y moluscos y, además, con sus rizomas se estabiliza el fondo y evita la erosión de la costa, especialmente de las playas. Por desgracia, las praderas de posidonia sufren numerosas amenazas. El amarre de barcos, que barren el lecho marino y destruyen la pradera, es uno de los problemas más frecuentes, además de la extracción de arena del fondo y, por supuesto, la contaminación. Aunque su estado de conservación aún no la pone en riesgo, las praderas de posidonia están protegidas debido a lo intensas que son estas amenazas en el mediterráneo;y a lo difíciles que son de recuperar una vez destruidas, ya que pueden tardar siglos en regenerarse.

Sin embargo, no todas las amenazas son iguales o afectan de la misma manera a los hábitats. Para evaluar el estado de cada ambiente existen organizaciones como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Estos clasifican el estado de conservación de los ecosistemas en cinco categorías desde «preocupación menor» hasta «peligro crítico» de colapso. Dependiendo de su estado de conservación se eligen estrategias más específicas para conservarlos. Por desgracia, hay muchos hábitats marinos de los cuales no se sabe suficiente como para poder clasificarlos, esto dificulta mucho su protección.

Un hábitat que ha colapsado ha perdido todas las características físicas, fauna y flora que lo componían. En consecuencia, ya no realizará procesos que son necesarios para el funcionamiento del planeta en su conjunto, lo que tendrá consecuencias fatales en nuestra vida.

Por suerte, existen estrategias para conservar estos hábitats; la más importante es la protección mediante normativas y leyes que pretenden disminuir las amenazas. A nivel nacional, el organismo encargado es la Red de Áreas Marinas Protegidas de España (RAMPE) y a nivel europeo la red NATURA 2000, entre otras. Garantizan tanto el mantenimiento de los espacios como de las especies animales y vegetales que viven en ellos. Además, existen fundaciones e instituciones dedicadas específicamente a proteger estos hábitats como la Fundación CRAM o el Marine Conservation Institute.

Por supuesto, cada uno de nosotros tenemos un papel esencial en la solución de este problema: está en nuestras manos reducir nuestra producción de basura, reciclar, recoger nuestros residuos cuando vamos a la playa o recoger plásticos del mar, los cuales son muy dañinos para los animales marinos (pueden ahogarse con ellos o tragárselos). También es importante que enseñemos a los demás la importancia de la conservación de los ecosistemas para que el efecto sea mayor. Hay infinidad de páginas web que nos permiten informarnos sobre estos fascinantes lugares y las criaturas que los habitan. Otra magnífica forma de ayudar es siendo voluntarios para la limpieza de playas o para la recuperación de animales o comprando productos sostenibles a partir de materiales reciclados o reciclables; un ejemplo es la tienda Popsicase, que hace fundas de móvil a partir de residuos como redes de pesca en desuso y restos de aluminio.

Actualmente, la restauración de ecosistemas puede ofrecer una gran ayuda ya que permite recuperar en gran medida los ecosistemas ya dañados. Las técnicas varían según el ecosistema en cuestión. La restauración de las praderas marinas se lleva a cabo mediante la recogida de semillas o el trasplante. En el caso de los arrecifes de coral, mediante la fragmentación de corales y su posterior regeneración. Son técnicas novedosas que auguran un futuro esperanzador, pero no son milagrosas: la destrucción de los hábitats no siempre es reversible, por lo que siempre debe priorizarse su protección.

Los hábitats marinos son una parte imprescindible de la biodiversidad de nuestro planeta. No por ser menos visibles son menos importantes, y por ello debemos conocer cuáles son los problemas e intentar solucionarlos. En Europa, la técnica más extendida para solucionar el problema de la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas marinos es la reintroducción de especies clave como los corales y algas. La incorporación de estas últimas favorece el regreso de erizos de mar, crustáceos, estrellas de mar y otros muchos que necesitan el ecosistema que generan las algas para vivir. Por otro lado, en algunos países europeos el gobierno ha tenido ideas brillantes para fomentar el reciclaje del plástico y evitar que termine en el mar. Por ejemplo, en Dinamarca si devuelves el envase de plástico recuperas el dinero que te ha costado el envase, de esta manera se mantienen no solo los océanos limpios sino también las calles. 

Ahora con la llegada de la COVID-19 comprendemos cómo una perturbación mínima puede desbaratar todo nuestro universo: nuestro modo de vida, nuestras relaciones… Comprendemos que el sistema del que forma parte la vida humana es frágil a la vez que complejo. Esto debería hacernos reflexionar acerca del enorme impacto que ha causado nuestra presencia en el planeta y sobre la importancia que tiene un cambio radical en nuestro comportamiento para salvar a la Tierra.

 

Este artículo surge dentro del proyecto INNOVA en la asignatura de Ecología en la Universidad Complutense de Madrid. INNOVA es un proyecto de divulgación científica donde se pretende formar a los estudiantes en habilidades de expresión oral y escrita para poder divulgar los contenidos aprendidos en la asignatura a un público juvenil de entre doce y dieciséis años de forma creativa. Así, las autoras decidieron hacer un vídeo ilustrativo donde detallaban de forma amena la función de los hábitats marinos y las amenazas que los comprometen. En este video se completa la información sobre la protección de los hábitats marinos, haciendo hincapié en las medidas que se pueden tomar de forma individual, que son esenciales.

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