Si pensabas que el amor (hacia otro, no hacia uno mismo), era cosa del corazón —esa víscera que mueve la sangre hacia todas las partes de tu cuerpo—, debes saber que la cosa no va por ahí. A ver cómo te lo puedo explicar con ABBA, Isabel Pantoja, Estopa o el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano.
Si bien, es cierto que, el corazón se te acelera o te sudan las manos, cuando ves a esa persona que te vuelve majareta, en realidad las responsables de ese mal son las hormonas. Pero ellas, por sí solas, no pueden hacer nada, si no está al mando, el cerebro. Y no todo el cerebro está ocupado en tu amor. Menos mal, porque si no estaríamos muertos. Las partes más conocidas, de este complejo órgano, relacionadas con tu vida amorosa, son: el hipotálamo, controlador de emociones, fabricante de hormonas, responsable de que estemos vivos. La hipófisis o glándula pituitaria, recibe órdenes del cerebro, y controla la producción de hormonas y la actividad de otras glándulas. El córtex prefrontal, la parte racional del cerebro. Participa en la toma de decisiones, en procesos cognitivos complejos, en el razonamiento o la personalidad, y quizás, tal y como sentiste alguna vez, se ve afectado por la lujuria y atracción. Como ves, el resultado de tu locura, es la combinación del sistema endocrino con el sistema nervioso central.
¿Qué son las hormonas y qué hacen?
Las hormonas, no sólo están en tu vecino adolescente con ese bigotillo incipiente. Están, en todas las personas, en diferente concentración a lo largo de nuestra vida. Una hormona, es una molécula que se libera desde una parte concreta del cuerpo, y se dirige, por las autovías de tus vasos sanguíneos a células, que pueden estar alejadas. Al llegar a su destino, provocan un cambio: la ovulación, liberar insulina o incluso el parto. Entonces, el corazón aquí, salvo alguna que otra hormona que libera, lo que hace en realidad, es bombear sangre, cargadita de oxígeno, desechos, nutrientes, sales minerales y hormonas, algunas, responsables de nuestra locura de amor.
El sistema endocrino y las hormonas: juntos, pero no revueltos
El sistema endocrino, está formado por glándulas y células especializadas en producir hormonas. Algunas glándulas están en el cerebro, como la hipófisis y la glándula pineal, otras en el cuello, como la tiroides y las paratiroides, y otras, cerca de los riñones, la suprarrenales. Para complicar la cosa cuando estudias anatomía, en algunas partes del cuerpo, también hay células especializadas en producir hormonas, como en el páncreas, el intestino, el hipotálamo, el corazón, ovarios y testículos, o incluso la placenta.
Todo esto conforma un sistema complejo e interconectado, en el que, unas hormonas estimulan la producción de otras o las inhiben. Es un sistema increíble. Fundamental para que el cuerpo funcione. Controlan el metabolismo, el crecimiento, el sueño o el hambre, entre otras cosas. En definitiva, son los WhatsApp del organismo que nos avisan: «acelera el corazón, que viene por ahí el amor de tu vida», «te acabas de comer un helado, tienes mucho azúcar en sangre», «vete a la cama», «viene el pesado aquel, huye».
Estábamos hablando del amor, no te líes
¡Ay, sí! El sistema endocrino permite las funciones básicas que garantizan nuestra supervivencia, pero también, son responsables de los estados de atolondramiento, mariposas en la tripa y suspiros varios, de cuando estamos enamorados. Y eso, no deja de ser importante, para la supervivencia, ya que, uno de los posibles resultados puede ser un bebé. Y con nuestra descendencia, transmitimos nuestros los genes y la especie continúa. Pero, hoy dejaremos de lado la función reproductiva, y nos centraremos en el coctel hormonal que pone tu vida patas arriba, el llamado amor.
En el amor hay niveles y niveles
Efectivamente, según la hipótesis de Helen Fisher, en los mamíferos, el amor se organiza en tres sistemas de emociones que se relacionan entre sí: la lujuria, la atracción y el cariño. Cada uno de ellos tiene su propia receta de hormonas y diferente duración en el tiempo, según el individuo y a lo largo de la vida. En los siguientes párrafos se describen cada uno. Hemos propuesto una serie de temas musicales, que pueden ayudarte a su comprensión.
Lujuria: Por la raja de tu falda (Estopa)
En la lujuria, tu libido se dispara y se orienta a obtener gratificación sexual. Tu cuerpo se ve dominado por estrógenos y testosterona que se liberan por orden del hipotálamo. Son llamadas hormonas sexuales, y están tanto en hombres como en mujeres, aunque su concentración varía entre unos y otras. Disparan tu deseo sexual y, aunque la parte dominante sean los testículos y ovarios, el cerebro no deja de participar. Para que la lujuria aparezca, no es necesario que exista atracción.
Atracción: Se me enamora el alma(Isabel Pantoja)
La canción propuesta tiene, además, un puntito de lujuria, ya que la «leña arde». La atracción es esa sensación de flotar que sientes por esa persona idealizada. Está orientada a la gratificación emocional, a conseguir ese compañero ideal, a estabilizarnos emocionalmente. Las hormonas dominantes son la Dopamina, Noradrenalina y la serotonina. En el momento de la atracción, tu vida se ve controlada por los patrones de recompensa de tu cerebro: «a mí me gusta la gasolina, dame más gasolina». La Dopamina, por ejemplo, se produce en el hipotálamo, y se libera ante experiencias que nos hacen sentir bien. La noradrenalina, te produce euforia, subidón, te deja sin ganas de comer y sin poder dormir. Pero no te quejes, gracias a ella, puedes salvar tu vida en situaciones de peligro: «examen oral mañana en clase. Lucha o huye». La serotonina por su parte, está en niveles bajos durante el enamoramiento y se cree que colabora en disminuir tu apetito y en el ánimo amoroso.
Cariño: Chiquitita (ABBA)
Es lo que empuja a buscar calma, paz, confort social, protección. El cariño hace que las relaciones perduren en el tiempo. Si no, hace tiempo que se habrían acabado, cuando los niveles de hormonas de atracción o la lujuria descendieron. Aparece en las relaciones de tipo romántico, en la amistad o en la familia. Es un coctel de oxitocina con maridaje de vasopresina, ambas, sintetizadas en el hipotálamo. La oxitocina, también está presente en el parto y la lactancia, pero también, durante la actividad sexual, junto con la dopamina, y ayudando a establecer lazos de tipo fraternal.
Qué bonito es el amor… snif, snif
En definitiva, el amor es un estado de idiotez agradable, según parece haber dicho, Camilo José Cela, pero también, tiene una parte oscura. Los celos, los comportamientos erráticos, las dependencias, los cambios de humor, los bajones y subidones, también están controlados por hormonas que afectan a tu cerebro. Aunque, por ahora, solo nos quedaremos con la parte chula, recomendándote a Eduardo Galeano:
«Te digo que te quieras, que te cuides, que te protejas, que te mimes, que te sientas, que te ames, que te disfrutes. Te digo que te quiero, te cuido, te protejo, te mimo, te siento, te amo, te disfruto». (Fragmento del microrrelato de El Padre, Eduardo Galeano)
Bibliografía
Gerard J. Tortora y Bryan Derrickson. Libro: Principios de Anatomía y Fisiología. Editorial Médica Panamericana 11ª Edición. Eduardo Galeano El padre. Libro: Bocas del tiempo. Editorial Siglo XXI, 2004. Helen Fisher (1998) Lust, attraction, and attachment in mammalian reproduction Human Nature, 9(1):23-52. Katherine Wu, (2017) Blog: Love, Actually: The science behind lust, attraction, and companionship
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