Gerty Cori, sentando las bases para entender la diabetes
Fue la tercera mujer en llevarse un Nobel y la primera en conseguirlo en Fisiología o Medicina. Sus estudios sobre las rutas metabólicas de los azúcares dieron respuestas para los futuros tratamientos de la diabetes, pese a las dificultades laborales que se le presentaron por ser investigadora en la época.
Gerty Theresa Radntiz nace en una familia de origen judío el 15 de agosto de 1896 Praga, en aquel momento perteneciente al imperio austro-húngaro. Su padre era químico y llevaba una refinería de azúcar.
Pasó por diversas escuelas privadas y tutores hasta que su tío, profesor de pediatría en la universidad, la inspiró a estudiar medicina. Finalmente, tras dos años de preparación para el examen de ingreso, Gerty entró en la universidad de Praga en 1914, que por aquel entonces solo tenía un par de mujeres entre sus estudiantes.
Es en esta etapa donde conoció a su futuro marido, Carl Ferdinand Cori. En 1920 publicaron los resultados de su primera investigación en conjunto sobre inmunología. Ambos se graduaron como doctores en medicina y al poco tiempo se casaron.
Gerty y Carl establecieron las bases para entender el actual conocido como ciclo de Cori, el cual da a conocer como los carbohidratos (azúcares) dan energía a los músculos.
Gerty pasó a ejercer de pediatra en el hospital infantil de Karolinen. Aquí estudió la regulación de temperatura en los tratamientos de enfermedades relacionadas con la tiroides y publicó trabajos sobre enfermedades de la sangre.
Dos años más tarde, ante la situación económica azotada por la Primera Guerra Mundial y debido a su origen judío, Gerty y su marido se mudaron a Estados Unidos. Donde se encontraban faltaban oportunidades de trabajo por el panorama político así que decidieron irse.
Tras varios años, su marido consiguió un puesto en la universidad de Washington mientras que ella pasó por un contrato de asistente de patólogo. Ahí se centró en estudiar los efectos de los rayos X en la piel y el metabolismo.
Carl pidió un puesto para ella a su lado, pero tuvo que conformarse y empezar desde abajo como asistente de bioquímico, con salario cinco veces menor que el de su marido.
A pesar de las críticas de sus colegas de profesión, Carl insistió en trabajar con su mujer a la que consideraba capaz como cualquiera. Consiguieron publicar decenas de artículos, algunos firmados por él y otros por ella.
Tras varios años investigando juntos, Gerty y Carl establecieron las bases para entender el actual conocido como ciclo de Cori, el cual da a conocer como los carbohidratos (azúcares) dan energía a los músculos, se almacenan y se transportan por el cuerpo desde el hígado.
Ellos postulan que en este ciclo, el hígado transforma a través de enzimas el glucógeno almacenado en glucosa, la cual pasa a la sangre y puede ser transportada hasta los músculos para usarse como energía.
En este punto la glucosa puede ser almacenada en forma de otra molécula llamada lactato, el cual volverá a la sangre hasta llegar de nuevo al hígado para volver a transformarse en glucosa, cerrando el ciclo. Es aquí donde la conocida insulina (y otras hormonas) toma un papel importante, ya que regula el paso de lactato a glucosa en el hígado.
Con estos descubrimientos Gerty y su marido adelantaron mucho los conocimientos necesarios para los tratamientos futuros de la diabetes. Ya que ahora se sabe que alguien que la padece no es capaz de producir insulina y por ello se le suministra de manera externa. Estas personas son capaces de vivir una vida normal gracias a estos estudios.
Las numerosas publicaciones sobre el ciclo de Cori la llevaron a conseguir el premio Nobel,junto a Carl y Bernardo A. Houssay. Se convirtió en la tercera mujer en conseguir un Nobel después de Marie Curie y su hija Irene y la primera en conseguir el Nobel de Fisiología y Medicina.
En el 47, tras 150 artículos publicados y pasando por muchos puestos, Gerty consiguió una plaza como catedrática en la universidad. Su hijo cuenta que la insistencia de Gerty en los estudios por los hidratos venían por una razón.
El origen profesional de su padre como químico refinador de azúcar y su enfermedad son la razón. Ya que era diabético, Gerty insistió en la búsqueda de una cura para la enfermedad de su padre durante todos estos años.
En este año se le detectó mieloesclerosis, una enfermedad crónica y progresiva que afecta a los huesos y a la sangre. Hace que los huesos se deterioren y la producción de glóbulos rojos se reduzca. Gerty trabajó hasta el final de sus días investigando y descubriendo más datos en su ámbito.
Murió en 1957, pero su legado continuó siendo galardonado y reconocido. Incluso un cráter en la Luna lleva su nombre en honor a su trabajo y a una vida entera dedicada a la investigación.
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