Virus Oropouche: un enemigo silencioso en expansión

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El virus Oropouche es un arbovirus emergente que, aunque menos conocido que otros como el dengue o el zika, representa una amenaza creciente para la salud pública en América Latina y potencialmente en otras regiones del mundo. Los recientes casos detectados en España subrayan la importancia de una vigilancia epidemiológica robusta y un enfoque proactivo en el control de vectores para evitar la expansión de este virus.
La ciencia y la medicina continúan avanzando en la comprensión del virus Oropouche, pero se necesitan esfuerzos continuos en investigación, desarrollo de vacunas y medidas de prevención para mitigar el impacto de este virus en la salud global. Mientras tanto, es crucial que los viajeros a regiones endémicas estén bien informados y que los sistemas de salud en países no endémicos estén preparados para detectar y responder a posibles casos importados.

TEXTO POR QUIQUE ROYUELA
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OROPOUCHE | VIRUS
9 de Agosto de 2024

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El virus Oropouche (OROV) es un arbovirus perteneciente al género Orthobunyavirus de la familia Peribunyaviridae. Fue identificado por primera vez en 1955 en Trinidad y Tobago y se ha convertido en una de las causas emergentes de enfermedades febriles —conocida como fiebre de Oropouche— en América Latina, especialmente en Brasil, donde se han reportado la mayoría de los brotes.

El virus es transmitido principalmente a los humanos a través de la picadura de mosquitos del género Culicoides, en particular la especie Culicoides paraensis. A diferencia de otros arbovirus como el dengue o el zika, el virus Oropouche tiene una capacidad limitada de transmisión directa entre humanos; la mayor parte de los casos humanos están vinculados a la transmisión por vectores. El ciclo de vida del virus se establece entre los mosquitos y huéspedes vertebrados, que incluyen aves, roedores y primates, en quienes el virus se mantiene en circulación en los ecosistemas tropicales.

Síntomas y diagnóstico

Las infecciones por el virus Oropouche suelen manifestarse de manera similar a otras enfermedades arbovirales, con síntomas que incluyen fiebre alta, cefalea intensa, mialgias (dolores musculares), artralgias (dolores articulares), y malestar general. La enfermedad puede ser confundida con el dengue o la fiebre chikungunya debido a la similitud de los síntomas. En general, la fiebre Oropouche tiene un curso autolimitado y la mayoría de los pacientes se recupera en menos de una semana sin complicaciones graves.

El diagnóstico se realiza principalmente mediante pruebas serológicas como ELISA (Ensayo por Inmunoabsorción Ligado a Enzimas) para detectar anticuerpos IgM específicos contra el virus, o mediante técnicas de biología molecular como la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), que permite la detección directa del ARN viral en las fases agudas de la infección.

Variantes del virus Oropouche

Al igual que otros virus ARN, el Oropouche puede mutar con relativa facilidad, lo que lleva a la aparición de variantes. Aunque no se han identificado tantas variantes del virus Oropouche como las que existen para otros arbovirus, los estudios genómicos han identificado diferentes linajes del virus circulando en distintas regiones de América Latina.

Estas variantes, aunque genéticamente diversas, no han mostrado hasta la fecha diferencias significativas en cuanto a la virulencia o la presentación clínica. Sin embargo, la posibilidad de que surjan variantes más patógenas o con capacidad de evadir la respuesta inmune siempre está presente, lo que hace necesario un monitoreo constante.

Introducción y diseminación en nuevas regiones

Hasta hace poco, el virus Oropouche se consideraba confinado a ciertas áreas tropicales y subtropicales de América Latina. Sin embargo, la globalización, el cambio climático y el aumento de los viajes internacionales han facilitado la introducción de vectores exóticos y patógenos en nuevas regiones, incluidas zonas de Europa como España.

En los últimos años, España ha visto un aumento en la detección de arbovirus importados, incluidos casos aislados de fiebre Oropouche. Estos casos han sido principalmente en viajeros que regresaban de áreas endémicas, aunque no se ha documentado la transmisión local sostenida en la península ibérica. La presencia de vectores competentes como los mosquitos del género Culex y Aedes en España plantea un riesgo potencial para la transmisión autóctona del virus en el futuro.

Casos actuales y respuesta sanitaria

En 2023 y 2024, se han registrado varios casos de fiebre Oropouche en España, todos ellos en viajeros provenientes de Brasil. Estos casos han sido detectados principalmente en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, y no han conducido a brotes significativos. Sin embargo, han encendido las alarmas entre las autoridades sanitarias, que han intensificado la vigilancia epidemiológica y han emitido recomendaciones para los viajeros que visiten áreas endémicas.

El Ministerio de Sanidad español ha instado a los profesionales de la salud a considerar la fiebre Oropouche en el diagnóstico diferencial de los pacientes que presentan síntomas febriles tras regresar de América Latina. Además, se están llevando a cabo campañas informativas dirigidas a la población general para aumentar la conciencia sobre este virus y las medidas de prevención, como el uso de repelentes y redes mosquiteras en áreas endémicas.

Vigilancia y control de vectores

Uno de los principales retos en la prevención de la fiebre Oropouche es el control de los vectores. La lucha contra los mosquitos que transmiten el virus requiere un enfoque integral que combine la reducción de hábitats de cría, el uso de insecticidas y la promoción de medidas de protección personal. El cambio climático y la urbanización descontrolada pueden favorecer la expansión de los mosquitos vectores a nuevas áreas, incluyendo Europa, lo que aumenta el riesgo de brotes en zonas no endémicas.

Investigación y desarrollo de vacunas

A pesar de los avances en la comprensión del virus Oropouche, actualmente no existe una vacuna específica disponible para prevenir la infección. La investigación en este campo es limitada en comparación con otros virus emergentes, lo que subraya la necesidad de una mayor inversión en estudios para desarrollar vacunas efectivas y tratamientos específicos.

El desarrollo de una vacuna sería un paso crucial para controlar la expansión del virus, especialmente en regiones donde el riesgo de brotes es alto. Hasta que se disponga de una vacuna, la prevención se centrará en medidas de control de vectores y en la educación sanitaria para reducir el riesgo de exposición.

Implicaciones globales

La expansión del virus Oropouche fuera de sus áreas tradicionales de endemia plantea preguntas importantes sobre la capacidad de los sistemas de salud globales para responder a nuevas amenazas virales. La detección temprana, el intercambio de información entre países y la colaboración internacional serán esenciales para prevenir la propagación de este y otros virus emergentes.

El caso de España ilustra cómo los virus previamente confinados a regiones específicas pueden representar una amenaza global en un mundo interconectado. Las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 han reforzado la importancia de la vigilancia global y la preparación para enfrentar futuras emergencias de salud pública.

La imagen de portada corresponde con el virus Akabane, un miembro de la familia Bunyaviridae. CRÉDITOS: CSIRO 

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