¿Por qué se cambia la hora?

El cambio de hora tiene su origen en la idea de aprovechar al máximo la luz natural durante el día, lo que supuestamente generaría un ahorro energético. Esta medida fue adoptada en varios países europeos durante la crisis del petróleo de los años 70, con el objetivo de reducir el consumo de energía eléctrica. Desde entonces, España, como muchos otros países europeos, ha mantenido esta práctica.

Países que no aplican el cambio de hora

A pesar de ser común en Europa y América del Norte, hay países que no implementan el cambio de hora. Algunos de estos incluyen:

    Islandia, que no cambia la hora debido a su ubicación geográfica, donde las variaciones de luz entre estaciones son extremas.
    Rusia, que decidió en 2011 abolir el cambio de hora debido a los efectos negativos sobre la salud.
    Japón, que nunca ha aplicado esta medida a nivel nacional.
    China y gran parte de África tampoco realizan cambios de hora.

¿Realmente ahorra energía?

El argumento principal a favor del cambio de hora ha sido el ahorro energético, pero en los últimos años, su efectividad ha sido puesta en duda. Un informe de la Comisión Europea de 2018 reveló que los ahorros energéticos son mínimos, especialmente con el aumento del uso de aparatos electrónicos y el cambio en los hábitos de consumo de energía.

Además, algunos estudios indican que los cambios de hora pueden generar trastornos en los patrones de sueño y aumentar los riesgos de accidentes de tráfico y laborales durante los días posteriores al ajuste.

¿Sería mejor no cambiar los horarios?

Algunos expertos, incluidos matemáticos y científicos, han sugerido que el cambio de hora podría dejar de ser útil en el contexto moderno. En particular, se ha argumentado que mantener un horario fijo durante todo el año sería más beneficioso en términos de salud pública y eficiencia. Estos matemáticos sostienen que el ahorro energético es tan bajo que no justifica los impactos negativos sobre la salud y el bienestar de la población. Por ejemplo, la falta de adaptación al nuevo horario afecta al ritmo circadiano de las personas, lo que puede provocar fatiga y un rendimiento menor en las actividades diarias.

La Unión Europea ha considerado la posibilidad de eliminar el cambio de hora en todo el continente. En 2019, se votó a favor de la eliminación del cambio de horario, aunque su implementación se ha pospuesto debido a la falta de consenso entre los Estados miembros.