El silencio perdido: el impacto de la contaminación acústica en las orcas del mar de Salish

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En las frías aguas del mar de Salish, entre el noroeste del Pacífico y la costa suroeste de Canadá, habitan algunas de las criaturas marinas más fascinantes y amenazadas del planeta: las orcas residentes del sur. Estos majestuosos mamíferos, conocidos por sus complejas estructuras sociales y su estrecha dependencia de los ecosistemas marinos, enfrentan ahora una amenaza silenciosa pero devastadora: la contaminación acústica. Un estudio reciente ha arrojado luz sobre cómo el aumento del ruido submarino, principalmente causado por la actividad humana, está afectando gravemente la capacidad de las orcas para cazar, lo que pone en peligro su supervivencia.

TEXTO POR ARIADNA DEL MAR
ARTÍCULOS | CRÓNICA
ANIMALES | BIODIVERSIDAD | CONSERVACIÓN | MEDIOAMBIENTE
9 de Octubre de 2024

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El mar de Salish y sus habitantes más emblemáticos

Las orcas residentes del sur son una de las poblaciones más estudiadas y queridas del mundo. Viven en un área rica en biodiversidad y juegan un papel crucial en el equilibrio del ecosistema marino. Su vida social, marcada por la fuerte unión de sus grupos familiares, y su habilidad para comunicarse y navegar mediante ecolocación, las convierten en seres excepcionales en cuanto a adaptación marina. Sin embargo, la contaminación acústica ha añadido una nueva y preocupante dimensión a las ya existentes amenazas, como la reducción de sus fuentes de alimento y la contaminación de las aguas.

El impacto del ruido en la caza

Las orcas, como muchos otros cetáceos, dependen de su capacidad auditiva para sobrevivir. Utilizan la ecolocación para detectar a sus presas (principalmente salmones) emitiendo pulsos sonoros que, al rebotar en los objetos, les permiten “ver” el entorno a través de las ondas sonoras. Sin embargo, el aumento del tráfico marítimo en la región ha incrementado significativamente el ruido submarino, lo que interfiere con su capacidad de ecolocación. Este ruido adicional hace que las orcas no solo tengan dificultades para encontrar a sus presas, sino que también incrementa el estrés al que están sometidas.

El estudio destaca que los niveles de ruido submarino en el mar de Salish han alcanzado tal magnitud que están interfiriendo con la actividad alimentaria de las orcas hasta en un 62% del tiempo. Esto significa que más de la mitad de su día, las orcas luchan por cazar de manera efectiva, lo que tiene graves consecuencias para su supervivencia. Al no poder alimentarse adecuadamente, la salud de las orcas se ve afectada, así como su capacidad reproductiva. Las orcas residentes del sur ya están catalogadas como especie en peligro de extinción, y este nuevo factor podría agravar aún más su situación​.

La fuente del ruido submarino

El tráfico de grandes buques de carga, ferris y embarcaciones recreativas ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas. Cada una de estas embarcaciones genera ruido de baja frecuencia que puede propagarse por grandes distancias bajo el agua. Este ruido no solo interfiere con la caza, sino que también puede afectar las comunicaciones entre las orcas, que utilizan clics, silbidos y pulsos para coordinarse durante la caza y para mantenerse conectadas dentro de sus familias.

Los estudios demuestran que las orcas están adaptando su comportamiento para hacer frente a este entorno cada vez más ruidoso. En algunos casos, han sido observadas gritando para hacerse oír por encima del ruido de los barcos, lo que incrementa el estrés y el consumo de energía. Además, el ruido constante puede obligarlas a moverse a áreas donde el sonido es menos intenso, alejándolas de sus zonas de caza tradicionales y, por lo tanto, de sus presas principales: los salmones.

Efectos ecológicos y sociales del declive de las orcas

El declive de las orcas no solo afectaría al ecosistema del mar de Salish, sino también a las comunidades humanas que dependen de estos animales para actividades económicas como el turismo de avistamiento de cetáceos. Las orcas son una pieza clave del ecosistema marino, y su desaparición tendría un efecto cascada en toda la cadena alimentaria. La disminución de la población de orcas alteraría la dinámica de las especies de presas y podría dar lugar a un desequilibrio ecológico difícil de corregir.

Desde una perspectiva social, las orcas tienen un profundo valor cultural para las comunidades indígenas de la región, quienes ven a estos animales no solo como una parte vital del ecosistema, sino también como símbolos de fortaleza y conexión con el entorno natural. La pérdida de las orcas representaría no solo un golpe a la biodiversidad, sino también una pérdida cultural irreparable para las generaciones futuras.

Soluciones en marcha: reducir el ruido submarino

Afortunadamente, los investigadores están proponiendo soluciones para mitigar el impacto de la contaminación acústica. Una de las medidas más prometedoras es la implementación de zonas de tráfico restringido en áreas clave para la caza de las orcas, donde los buques deben reducir su velocidad, lo que disminuye significativamente el ruido generado. Además, algunos puertos han comenzado a incentivar a los barcos que utilizan tecnologías más silenciosas o que implementan rutas alternativas menos dañinas para los cetáceos.

El uso de tecnologías de propulsión eléctrica en barcos y la optimización de las rutas de tráfico marítimo también son enfoques que podrían contribuir a la reducción del ruido submarino. Sin embargo, los investigadores advierten que estas soluciones deben implementarse con urgencia para evitar que las orcas residentes del sur caigan en un punto de no retorno.

El futuro de las orcas y la responsabilidad humana

El futuro de las orcas residentes del mar de Salish está en manos de las políticas y prácticas que adoptemos en los próximos años. Si bien la tecnología y la ciencia han permitido avanzar en la comprensión de cómo el ruido submarino afecta a estas criaturas, también es necesario un cambio de mentalidad global sobre cómo interactuamos con el entorno marino. La reducción del tráfico marítimo en áreas sensibles y la inversión en tecnologías menos invasivas son solo el comienzo.

Las orcas residentes del sur no solo son testigos del cambio que estamos provocando en los océanos, sino también un barómetro del estado de nuestros mares. Si no actuamos ahora para protegerlas, no solo perderemos a una especie icónica, sino que también enfrentaremos las consecuencias de un ecosistema marino gravemente deteriorado.

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