Aumento de proteínas en cultivos básicos: una respuesta genética a la crisis de seguridad alimentaria

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El hambre afecta a casi 800 millones de personas y la desnutrición proteica es una realidad especialmente en las comunidades más vulnerables, por ello la ciencia se enfrenta a un reto crucial: incrementar el valor nutritivo de los alimentos básicos sin comprometer la sostenibilidad de los cultivos. Uno de los enfoques más prometedores es el aumento del contenido de proteínas en cultivos clave como el arroz y el maíz a través de la edición genética, una técnica que podría revolucionar nuestra forma de producir alimentos y abordar la inseguridad alimentaria a nivel global.

TEXTO POR QUIQUE ROYUELA
ILUSTRADO POR LUNA ENCISO VELÁZQUEZ
ARTÍCULOS
ALIMENTACIÓN | GENÉTICA
6 de Noviembre de 2024

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El problema de la deficiencia proteica

Las proteínas son componentes esenciales para el crecimiento y la reparación de tejidos, la producción de hormonas y enzimas, y la funcionalidad general del organismo. Sin embargo, millones de personas, especialmente en zonas vulnerables como el África subsahariana y partes de Asia, no obtienen la cantidad de proteínas adecuada en su dieta. Esto se debe a factores socioeconómicos, acceso limitado a alimentos ricos en proteínas, y a condiciones de cultivo desfavorables que limitan la producción local de alimentos con alto contenido proteico. En este contexto, el arroz y el maíz, fuentes principales de energía para muchas poblaciones, carecen de los niveles de proteínas necesarios para satisfacer completamente las necesidades diarias.

La solución genética: ¿Cómo aumentar el contenido proteico?

La edición genética, en particular el uso de tecnologías como CRISPR-Cas9, permite modificar el ADN de las plantas de manera precisa, añadiendo o alterando genes específicos que pueden aumentar la cantidad de proteínas producidas en el grano de cada cultivo. En el caso del arroz, la manipulación de genes implicados en la síntesis de proteínas ha permitido a los científicos incrementar su contenido proteico hasta en un 30%, sin afectar el rendimiento del cultivo ni sus características de sabor.

En el maíz, las investigaciones se centran en introducir o modificar genes responsables de la acumulación de proteínas. El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha trabajado en variantes de maíz con niveles superiores de aminoácidos esenciales como la lisina, un componente crucial que suele ser escaso en los cereales tradicionales.

Beneficios adicionales: más que solo proteínas

El impacto del aumento de proteínas en estos cultivos va más allá de mejorar la nutrición. La fortificación de cultivos con proteínas también puede incluir otros beneficios nutricionales, como la adición de micronutrientes esenciales (hierro, zinc y vitaminas) que fortalecen el sistema inmunológico. Estos cultivos enriquecidos no solo abordan la desnutrición proteica, sino que pueden ayudar a prevenir deficiencias de vitaminas y minerales en las dietas de muchas personas que dependen de una sola fuente de alimento.

Ventajas y desafíos de la edición genética

Si bien la edición genética ofrece una oportunidad extraordinaria para mejorar la seguridad alimentaria, también plantea varios desafíos y preguntas éticas. La aceptación pública y regulatoria de los cultivos modificados genéticamente es un tema en debate en muchas regiones. Sin embargo, la edición genética, a diferencia de los organismos genéticamente modificados (OGM) convencionales, puede no requerir la introducción de material genético externo, lo que ha generado una aceptación creciente en algunos sectores. De hecho, varios países, incluyendo Japón y Estados Unidos, han comenzado a aprobar el uso de cultivos editados genéticamente bajo ciertas regulaciones específicas.

La posibilidad de obtener más proteínas en los cultivos básicos a través de la edición genética representa una estrategia de producción más sostenible y eficiente que el uso tradicional de fertilizantes o suplementos proteicos, lo que reduce el impacto ambiental de la agricultura intensiva. La edición genética también permite que los cultivos mejorados retengan la resistencia a enfermedades, un aspecto crucial en la agricultura moderna.

Casos de éxito en cultivos fortificados

Uno de los ejemplos más recientes y exitosos en la mejora de cultivos básicos es el «arroz dorado», desarrollado para aumentar su contenido de betacaroteno, precursor de la vitamina A, una vitamina fundamental para la visión y la salud inmunológica. Aunque no es un cultivo enriquecido en proteínas, el Arroz Dorado ha demostrado cómo la modificación genética puede mejorar la calidad nutricional de los alimentos de manera efectiva y específica.

Inspirados en este éxito, los científicos han aplicado técnicas similares para desarrollar líneas de arroz y maíz con mayores niveles de proteínas y aminoácidos esenciales, beneficiando especialmente a las poblaciones en las que estos cereales representan más del 60% de la dieta diaria. Los estudios iniciales han mostrado que estos cultivos pueden mantener su calidad y rendimiento, lo que los hace una opción viable para su distribución y cultivo masivo.

Futuro de la agricultura: alimentación mejorada, comunidades fortalecidas

A medida que avanzan las técnicas de edición genética, el impacto de los cultivos fortificados en proteínas en la agricultura global podría ser monumental. Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Berkeley han estado trabajando en arroz con genes que permiten a la planta producir proteínas adicionales y antioxidantes, haciéndolo más resistente al cambio climático. La idea es que estos cultivos fortificados podrían ayudar a combatir tanto el hambre como los efectos del cambio climático en áreas donde la producción agrícola es cada vez más difícil debido a las temperaturas extremas y la escasez de agua.

Los agricultores, especialmente en áreas rurales y de bajos ingresos, podrían beneficiarse económicamente de estos cultivos mejorados, al producir alimentos de mayor calidad que a su vez requieren menos insumos para su cultivo y desarrollo. Esto podría reducir la dependencia de fertilizantes y pesticidas, y mejorar los ingresos en estas comunidades.

Un paso de gigante hacia la seguridad alimentaria global

El aumento de proteínas en cultivos básicos representa una nueva frontera en la ciencia alimentaria y en la lucha contra el hambre. Aunque todavía queda un camino por recorrer para lograr su aceptación global y su implementación a gran escala, los beneficios potenciales para la humanidad y el medio ambiente son indiscutibles.

Esta tecnología emergente, en combinación con políticas agrícolas sostenibles y educación en nutrición, podría ser una herramienta poderosa en el combate contra la desnutrición y el hambre mundial. A medida que la ciencia avanza y los cultivos enriquecidos en proteínas se convierten en una realidad, nos acercamos a un mundo en el que todas las personas tengan acceso no solo a alimentos, sino a una nutrición que les permita desarrollarse plenamente.

 

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