De la ciencia a la divulgación: el viaje de Estibaliz Urarte Rodríguez.
Desde pequeña, la pasión por la naturaleza y la ciencia marcó el camino de Estibaliz Urarte Rodríguez. De soñar con gorilas en el Congo a especializarse en fisiología vegetal, su trayectoria ha sido una combinación de curiosidad, esfuerzo y reinvención. Tras una carrera investigadora en biología, decidió dar un giro hacia la divulgación científica, convencida de que la ciencia debía contarse para ser comprendida. Hoy, su labor en la comunicación de la investigación pediátrica y en proyectos de divulgación como «El Jardín de Mendel» es un referente para quienes buscan conectar la ciencia con la sociedad. En esta entrevista, nos habla de su camino, los retos de la divulgación y la importancia de acercar la ciencia al público.
¿Qué te llevó a estudiar Biología y especializarte en Fisiología Vegetal?
De pequeñita siempre me atrajo mucho la naturaleza, los animales, la plantas… Gorilas en la niebla (la película) me marcó, me imaginé a mí misma muchas veces en el Congo como Dian Fossey estudiando los gorilas. Cuando se estrenó Parque Jurásico yo tenía 11 años e inevitablemente me entraron unas ganas locas de ser paleontóloga. Pero también bióloga molecular. De hecho, la escena de la peli en la que el personaje de Richard Attenborough explica que han conseguido recuperar ADN de dinosaurios a partir de un mosquito fosilizado en ámbar me voló la cabeza. No me imaginaba que algo así fuera posible, a esa edad apenas tenía conocimientos sobre ingeniería genética.
Esti Urarte
Más tarde, con el estreno de Expediente X, me enamoré de la agente Scully. Era fuerte, decidida, muy inteligente y siempre se regía por la evidencia empírica. Me encantaba que le echara la bronca a Mulder y desmontara continuamente sus idas de olla. Podría decirse que la cultura popular tuvo mucho que ver con que yo me decantara por el bachillerato científico y después por la Biología.
Gillian Anderson, la agente Scully en Expediente X
La Fisiología Vegetal llegó a mí por casualidad. Me topé con una beca del Gobierno de Navarra para técnico de laboratorio y me postulé, porque después de la carrera no sabía qué hacer con mi vida, estaba perdidísima. Así entré en el Departamento de Ciencias del Medio Natural de la Universidad Pública de Navarra, un par de años después mi supervisor me ofreció hacer la tesis, y ahí que me lancé. Me pasé casi 8 años entre guisantes y pipetas.
...con el estreno de Expediente X, me enamoré de la agente Scully. Era fuerte, decidida, muy inteligente y siempre se regía por la evidencia empírica.
Tras obtener tu doctorado en la Universidad Pública de Navarra, ¿cómo ha evolucionado tu carrera profesional?
Después de defender la tesis, encadené contratos precarios en el laboratorio durante dos años, pero a mi jefe se le acabó la financiación y me tuve que marchar. Yo ya llevaba tiempo pensando que la investigación, tal y como estaba planteada en España, no era para mí. Tampoco tenía muchas posibilidades de irme fuera (no tenía buen CV de publicaciones, ya sabéis cómo va eso), así que debía pensar en un plan B. ¿Iba a tirar por la borda una licenciatura de cinco años, una tesis y ocho años de carrera investigadora? Ya solo por respeto a mis padres, que tuvieron que trabajar mucho para que yo pudiera estudiar, debía sacarle partido. Así que me decanté por la comunicación científica y la divulgación. Utilizaría lo que había aprendido todos esos años para contar la ciencia a la gente que no la comprendía. Me vine a Barcelona, trabajé en una tienda de ropa mientras estudiaba un posgrado en Comunicación Científica en la UVic en el que conocí a gente maravillosa que me introdujo en este mundo, y ya llevo 8 años en él. La mejor decisión de mi vida.
Estibaliz Urarte trabajando en uno de los experimentos de su tesis doctoral
¿Qué te motivó a crear «El Jardín de Mendel» y cómo ha sido la experiencia de gestionar este blog de divulgación científica?
«El Jardín de Mendel» surgió de la precariedad y la pasión, pero la precariedad tuvo más peso. El paro estaba a la vuelta de la esquina y vivía en una ciudad con poca oferta laboral en mi ámbito, así que decidí montar una empresa de talleres científicos para peques con una compañera y amiga. En un principio creé la web para mostrar nuestros servicios. Pero el proyecto fracasó y decidí transformar la página web en mi blog de divulgación. Abrí secciones nuevas, aprendí un poquito de WordPress, le fui cambiando el diseño y lo fui alimentando. El blog fue mi trabajo final en el posgrado de Comunicación Científica. Le metí mucha caña en esa época. Ir a clase y escribir en el blog me mantenía conectada a un mundo que parecía desvanecerse, que quedaba sepultado por montañas de ropa. Fue duro venir a Barcelona en la treintena, con un doctorado y muchísima experiencia en mi campo y pasarme año y medio en Plaza Catalunya doblando jerséis y atendiendo a guiris impertinentes ansiosos por consumir. «El Jardín de Mendel» me salvó cuando el barco hacía aguas y me ayudó a entrenarme en la escritura divulgativa. Aprendí y mejoré muchísimo gracias a él. Por eso lo quiero tanto y me resisto a deshacerme de él, aunque los formatos divulgativos hayan ido evolucionando. ¡Vivan los blogs!
¿Cuál es tu trabajo actual? ¿Podrías contarnos más sobre esta labor y su importancia?
En abril llevaré 7 años en el Área de Participación del Paciente en Investigación de la Fundació Sant Joan de Déu como gestora de comunicación. Para quien no lo conozca, el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona es un centro de referencia a nivel europeo y mundial en la investigación en pediatría. Nos especializamos sobre todo en enfermedades raras, y eso incluye el cáncer infantil, que también es una enfermedad rara, poco prevalente, y muy distinta del cáncer en la edad adulta. La Fundació se encarga de gestionar la investigación que se hace en el Hospital y en otros centros de Sant Joan de Déu. Mi departamento es bastante atípico, en el sentido de que dudo que haya otro centro en España que tenga un grupo de personas trabajando exclusivamente para involucrar a las familias y a los niños y adolescentes en los proyectos de investigación. Yo realizo todo tipo de tareas: gestiono la comunicación de una plataforma que promueve la investigación colaborativa en enfermedades raras (contenidos digitales, redes sociales, e-mail marketing), diseño y reviso materiales divulgativos para familias (incluido un podcast muy chulo que se llama “La Ciencia de lo Singular”, os invito a escucharlo), organizo y gestiono eventos para familias, etc. Si de verdad queremos que nuestros proyectos de investigación respondan a las necesidades de los pacientes, éstos tienen que poder explicarnos qué necesitan, qué les preocupa, cómo les gustaría que nos comuniquemos con ellos... Pero para eso primero deben aprender sobre ciencia e investigación, sobre los mecanismos patológicos de su enfermedad y sobre los últimos avances en biomedicina. Por eso es tan importante la divulgación en este ámbito. Las familias están deseosas de aprender sobre ciencia y lo agradecen mucho.
Presentación del pódcast en Madrid
¿Qué desafíos has encontrado al comunicar ciencia al público general y cómo los has superado?
Se dice siempre que la ciencia no interesa a la ciudadanía, pero las encuestas y mi experiencia dicen lo contrario. Si trabajas bien cómo llegar a tu público, y para eso debes analizar bien cuál es tu público, les vas a enganchar. Creo que es importante crear un vínculo emocional con la gente, y para eso debes contar una historia. Pero ojo, siempre debes tener en cuenta la complejidad de la ciencia, los sesgos y el rigor. No todo vale en el storytelling científico.
Has colaborado con diversas publicaciones, como Principia Magazine. ¿Qué te aportan estas colaboraciones y cómo eliges los temas que abordas?
Principia Magazine es uno de mis proyectos favoritos, le tengo mucho cariño. Siempre digo que es una iniciativa única. Publicar en Principia me dio a conocer en el mundillo de la divulgación y me ayudó a coger confianza en mí misma. Si me publicaba Principia es que algo estaba haciendo bien. Además, ver tus textos maquetados tan bonitos y acompañados de ilustraciones brutales te da un subidón… Respecto a los temas, en los especiales están acotados porque precisamente son temáticos, así que me suele resultar bastante sencillo. Para los relatos de la web, que como veréis en mi caso son muy variopintos, casi siempre son ideas que se me ocurren de forma repentina, mientras camino, hago la compra, leo, veo una peli o voy en el metro. Si me viene a la cabeza una historia con gancho que puede enlazarse con la divulgación, allá que me lanzo.
Publicación de Estibaliz Urarte en Principia en la temporada de ciencia y discapacidad.
¿Cómo ves el papel de las redes sociales en la divulgación científica y cuál ha sido tu experiencia en plataformas como Instagram?
La verdad es que ahora mismo apenas utilizo las redes para divulgar. Al principio sí que me parecieron una herramienta maravillosa y me sirvieron como altavoz. Pero en los últimos años, con los cambios en el algoritmo y la deriva oscura que están tomando las plataformas, ya no son una opción para perfiles como el mío. A no ser que me convierta en una esclava de crear contenido, claro, y por ahí sí que no paso. Es demasiado trabajo para la poca repercusión que tiene. Antes en Instagram publicabas una foto con un texto interesante y te iba medianamente bien. Ahora, si no publicas vídeos no le apareces a nadie. Los vídeos dan muchísimo trabajo y te tienes que dedicar en exclusiva a ellos. Es una locura.
¿En qué proyectos estás trabajando actualmente y cuáles son tus planes a corto y largo plazo en el ámbito de la divulgación y la comunicación científica?
En Sant Joan de Déu estamos muy enfocadas en el «Ágora de la Ciencia», un recorrido expositivo localizado en la zona de Consultas Externas del Hospital Sant Joan de Déu compuesto por dispositivos electrónicos y paredes de realidad inmersiva. El tema de la exposición va cambiando cada cuatro meses y el objetivo principal es mostrar a las familias la investigación que se hace en la institución. Ya hemos hecho exposiciones sobre epilepsia, microbiota, vacunas o terapias avanzadas. También sigo enzarzada con el podcast que he mencionado antes, que ya tiene veinte capítulos publicados.
Ágora de la Ciencia
Fuera de mi trabajo formo parte de la junta de la Associació Catalana de Comunicació Científica y coordino su grupo de trabajo sobre perspectiva de género en la ciencia, a través del cual desarrollamos diferentes proyectos, como la exposición Científiques Catalanes 2.0.
Parte de la exposición Científiques Catalanes 2.0
Además, colaboro con Principia y cada mes publico un artículo de ciencia en la revista cultural pamplonesa «El Mono», activa desde 2012. De momento no tengo nuevos proyectos en el horizonte. De hecho, en 2024 tuve que bajar el ritmo porque tanto trajín estaba afectando a mi salud física y mental. Me había implicado en demasiadas iniciativas y también daba clases en la universidad, algo que me consumía mucha energía. Necesitaba un descanso. Por ahora seguiré como estoy, disfrutando de lo hago, y ya veré que me depara el futuro.
Último número de la revista El Mono
¿Hay algún tema o área de la ciencia que aún no hayas explorado y te gustaría abordar en el futuro?
Más que explorar nuevas áreas científicas, me encantaría poder participar en algún proyecto que una música y ciencia. Como amante de ambas disciplinas, me parece apasionante esta intersección. Desde aquí hago un llamamiento al gremio artístico musical por si a alguien le apetece explorar este campo.
¿Qué consejo le darías a quienes desean iniciarse en la divulgación científica?
Que escriban mucho. Sé que la escritura no es el único formato que existe para divulgar ciencia y menos en estos tiempos de inmediatez, vídeos cortos y scroll infinito, pero para crear un monólogo, el guion de un vídeo, un podcast, un cómic, o una obra de teatro, hace falta saber escribir. Escribir es la base, y la escritura divulgativa hay que practicarla. ¡Inspírate (no copies) y practica!
Estibaliz Urarte junto a la estatua del grandérrimo Charles Darwin en el Museo de ciencias de Londres
Si pudieras recomendar una obra de arte, un libro o una película que te haya influenciado, ¿cuál sería y por qué?
Antes ya he mencionado un par de películas que han influenciado en la elección de mi carrera profesional, así que voy a por el libro. Uno que me marcó en mi adolescencia fue Los versos satánicos, de Salman Rushdie. Me interesé por él tras las amenazas de muerte al autor por parte de fundamentalistas islámicos. No me entraba en la cabeza que un libro pudiera contener algo tan ofensivo como para que te entren ganas de asesinar a alguien. Lo leí con avidez, y eso que era muy joven. Nunca había leído nada parecido. Me pareció mágico. Después del ataque que sufrió Rushdie en 2022, que me dejó bastante impactada, me entraron ganas de releerlo. Sé que ahora entenderé muchas cosas que fui incapaz de comprender en su día por mi juventud.
Salman Rushdie y su Versos satánicos. CRÉDITOS: BBC NEWS
Uno que me marcó en mi adolescencia fue Los versos satánicos, de Salman Rushdie. Me interesé por él tras las amenazas de muerte al autor por parte de fundamentalistas islámicos. No me entraba en la cabeza que un libro pudiera contener algo tan ofensivo como para que te entren ganas de asesinar a alguien.
¿Cómo equilibras tu vida profesional con tus intereses personales y qué actividades disfrutas fuera del ámbito científico?
Para mí es muy fácil equilibrar mi vida personal y mi vida profesional, porque me gustan cosas que no tienen que ver directamente con la ciencia. Esto me ayuda muchísimo a desconectar del trabajo, algo que es fundamental. Me flipa la música (creo que es mi profesión frustrada), me interesa el arte, aunque mis conocimientos son muy básicos, y me encantan el cine y la literatura. Me apasionan las historias. Disfruto como una niña pequeña yendo al cine o viendo pelis en mi casa, visitando a exposiciones o instalaciones de todo tipo…
Estibaliz Urarte en Copenhague
Lo que siento cuando veo música en directo es indescriptible. Ya no voy a macroconciertos, me dan ansiedad y no disfruto de la música. Voy a bares, salas, auditorios, espacios autogestionados… Leo sobre todo narrativa, porque el ensayo o la no-ficción me recuerda inevitablemente a mi trabajo y cuando tengo tiempo para mí me gusta perderme en otros mundos, no analizar la realidad. Me gustan todos los géneros, pero siento debilidad por la ciencia ficción, la fantasía y el terror.
Estibaliz con su perro en su pueblo natal
La trayectoria de EstIbaliz Urarte Rodríguez es un reflejo de la capacidad de adaptación y la pasión por la ciencia en todas sus formas. De la investigación en fisiología vegetal a la divulgación científica, su camino demuestra que el conocimiento no solo se genera en los laboratorios, sino que también cobra vida cuando se comparte con la sociedad.
Su trabajo en comunicación científica, su apuesta por acercar la investigación a los pacientes y su compromiso con la divulgación son un recordatorio de que la ciencia no es solo un conjunto de datos, sino una historia que merece ser contada. Con proyectos como El Jardín de Mendel y su labor en el Hospital Sant Joan de Déu, Estíbaliz sigue demostrando que conectar la ciencia con las personas es una tarea esencial y profundamente humana. Puedes seguirla en Instagram a través de la cuenta @eljardindemendel
Porque, como ella misma dice, la ciencia interesa, solo hay que saber cómo contarla.
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