Elizabeth Langdon Williams y los cálculos olvidados del descubrimiento de Plutón

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La historia de la astronomía está llena de nombres ilustres como Galileo, Copérnico, Kepler y Hubble. Sin embargo, detrás de muchos de los descubrimientos más significativos que han transformado nuestra comprensión del universo, también se esconden nombres menos conocidos, pero igualmente fundamentales, cuyos aportes a la ciencia merecen ser reconocidos. Uno de estos nombres es el de Elizabeth Langdon Williams, una astrónoma y matemática estadounidense cuyo trabajo precursó el descubrimiento de Plutón, exnoveno planeta del Sistema Solar, antes de que el astrónomo Clyde Tombaugh lo identificara en 1930. Aunque su contribución fue desestimada en su época, y su figura quedó en gran medida olvidada por la historia, los cálculos matemáticos de Williams fueron clave para localizar lo que en su momento se conocía como el «Planeta X».

TEXTO POR ARIADNA DEL MAR
ILUSTRADO POR ANDREA REGATERO
ARTÍCULOS | MUJERES DE CIENCIA
ASTRONOMÍA | MUJERES DE CIENCIA
19 de Marzo de 2025

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El contexto de la época

Para comprender la magnitud del trabajo realizado por Elizabeth Langdon Williams, es necesario situarnos en el contexto científico de finales del siglo XIX y principios del XX. Durante este período, los astrónomos estaban fascinados por la posible existencia de un planeta más allá de Neptuno. Ya en el siglo XIX, el matemático y astrónomo Urbain Le Verrier había utilizado cálculos matemáticos para predecir la ubicación de un posible planeta, basándose en las anomalías observadas en las órbitas de Urano y Neptuno. Le Verrier sugirió que la gravedad de un objeto desconocido podría estar afectando el movimiento de estos planetas. Su trabajo fue esencial para el descubrimiento de Neptuno en 1846, pero la idea de que un «Planeta X» pudiera estar más allá de Neptuno continuaba siendo un misterio.

Este misterio motivó una búsqueda activa de un planeta que explicara las perturbaciones observadas en las órbitas de los planetas exteriores. A finales del siglo XIX, la necesidad de encontrar este «Planeta X» se convirtió en una de las principales prioridades de la astronomía. Si bien la teoría de Le Verrier había sido un éxito en su momento, la posible existencia de un planeta más allá de Neptuno parecía ser una cuestión que quedaba en el aire a medida que los avances tecnológicos permitían estudiar el cielo con más detalle.

En este contexto es donde entra en escena Elizabeth Langdon Williams, una figura poco reconocida, pero clave en los esfuerzos por localizar al «Planeta X».

Elizabeth Langdon Williams: una matemática de talento excepcional

Elizabeth Langdon Williams nació en 1878 en Estados Unidos. Aunque su vida fue relativamente discreta, su talento matemático y su pasión por la astronomía la llevaron a realizar contribuciones fundamentales en el campo. Williams se formó en el ámbito académico, con estudios en matemáticas y física, y su carrera científica estuvo estrechamente relacionada con la investigación en astronomía teórica.

A principios del siglo XX, Williams se interesó profundamente en las anomalías observadas en la órbita de Neptuno y en los esfuerzos por localizar un planeta adicional que pudiera estar causando esas perturbaciones. A diferencia de otros astrónomos de la época, que realizaban observaciones visuales o utilizaban telescopios para buscar objetos en el cielo, Williams centró su trabajo en el análisis matemático de los datos disponibles. Utilizando los principios de la mecánica celeste, Williams se dedicó a realizar cálculos precisos sobre las trayectorias de los planetas exteriores y la posible existencia de un cuerpo celeste desconocido que influyera en ellas.

Los cálculos previos al descubrimiento de Plutón

A partir de 1919, Elizabeth Langdon Williams comenzó a trabajar en sus propios cálculos para predecir la ubicación de un planeta más allá de Neptuno, que más tarde sería identificado como Plutón. A través de sus métodos matemáticos, Williams pudo realizar estimaciones de la posible órbita de este «Planeta X» basándose en las perturbaciones observadas en las órbitas de Urano y Neptuno. Mientras que otros astrónomos, como Percival Lowell, también estaban trabajando en la búsqueda de este planeta hipotético, Williams utilizó sus conocimientos matemáticos para ofrecer predicciones más precisas sobre su ubicación.

Lo que hizo única la contribución de Williams fue su habilidad para combinar los datos astronómicos disponibles con las leyes de la física, algo que no era común en su época. Mientras que muchos de sus contemporáneos se centraban en observar el cielo, Williams aplicó un enfoque más teórico y abstracto para abordar el problema. Sus cálculos indicaban que el «Planeta X» debía encontrarse en una región distante del Sistema Solar, más allá de Neptuno, y su órbita estaría tan alejada de los planetas conocidos que su descubrimiento no sería sencillo.

Aunque Williams nunca vio el fruto directo de sus cálculos, ya que el planeta aún no había sido descubierto cuando ella presentó sus resultados, sus predicciones fueron extraordinariamente precisas. De hecho, su trabajo sirvió como base para los esfuerzos posteriores que finalmente llevaron al descubrimiento de Plutón en 1930 por Clyde Tombaugh, un astrónomo en el Observatorio Lowell en Arizona.

El descubrimiento de Plutón y la invisibilidad de Williams

En 1930, cuando Clyde Tombaugh finalmente descubrió Plutón, la noticia fue un hito para la astronomía. Tombaugh, trabajando en el Observatorio Lowell, utilizó un telescopio para fotografiar y comparar placas fotográficas del cielo con el fin de encontrar un objeto que coincidiera con las predicciones de la ubicación del «Planeta X». El 18 de febrero de 1930, Tombaugh descubrió un pequeño punto luminoso en el cielo, que más tarde sería identificado como Plutón.

La contribución de Williams, sin embargo, quedó en el olvido. Aunque sus cálculos habían sido tan acertados como los de otros astrónomos que trabajaban en la búsqueda de Plutón, la figura de Williams no recibió el reconocimiento que merecía. En gran parte, esto se debió a que su trabajo se centraba en las matemáticas y la teoría, un enfoque que no era tan visible o tangible como el trabajo observacional de Tombaugh. Además, las limitaciones sociales y de género de la época dificultaron que mujeres como Williams pudieran obtener el reconocimiento que sus descubrimientos merecían.

La invisibilidad de Williams es un reflejo de las luchas que muchas mujeres científicas enfrentaron a lo largo de la historia. A pesar de sus contribuciones clave a la astronomía, la ciencia en general, y la matemática en particular, las mujeres a menudo eran excluidas de los círculos científicos dominados por hombres y se les negaba el reconocimiento debido. En el caso de Williams, su trabajo fue eclipsado por los esfuerzos de hombres como Lowell y Tombaugh, quienes, a pesar de haber seguido un camino similar en la búsqueda de Plutón, lograron obtener la fama y el prestigio que Williams no pudo alcanzar.

El reconocimiento tardío

A pesar de que Elizabeth Langdon Williams no recibió el reconocimiento adecuado en su tiempo, en las décadas posteriores, algunos historiadores y astrónomos han comenzado a rescatar su figura y a destacar la importancia de su trabajo. En los últimos años, ha habido un esfuerzo por reconocer a las mujeres científicas cuyos logros han sido subestimados o ignorados por la historia. El caso de Williams es un ejemplo claro de cómo la ciencia puede perderse entre las sombras del olvido, a pesar de que sus contribuciones fueron fundamentales para avances significativos en el conocimiento humano.

Hoy en día, la historia de la astronomía reconoce la importancia de las matemáticas y la teoría detrás del descubrimiento de Plutón, y Elizabeth Langdon Williams ocupa un lugar crucial en este relato. Aunque su nombre no es tan conocido como el de otros astrónomos, su legado sigue vivo en los cálculos que predijeron la ubicación del planeta más allá de Neptuno, un logro que en su momento fue clave para la ciencia astronómica.

 

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