Mosura fentoni: el monstruo de tres ojos que vivía antes de los dinosaurios
Hace quinientos millones de años —cuando ni siquiera existían los peces, ni los árboles, ni los dientes—, un ser extraño nadaba por los océanos primitivos con su trío de ojos atentos y unas branquias enormes que parecían alas desplegadas.
No era un monstruo. O sí, según a quién le preguntes. Se llamaba Mosura fentoni, y acaba de ser descubierto por un equipo de paleontólogos en los yacimientos de Burgess Shale, en Canadá. El hallazgo nos habla no solo de una criatura peculiar, sino de una época en la que la vida se estaba volviendo creativa a lo bestia: la explosión del Cámbrico.
El Cámbrico fue como ese primer borrador loco de una novela que aún no tiene editor: hay formas rarísimas, combinaciones imposibles y criaturas que parecen diseñadas por un niño con una caja de LEGO y una imaginación desatada. De esa época son clásicos como el Opabinia, con su trompa aspiradora, o el Hallucigenia, que parece un error de interpretación de un gusano con patas invertidas.
Mosura fentoni se une ahora a ese club selecto de criaturas imposibles que parecen sacadas de un sueño prehistórico. Tenía tres ojos —uno en el centro y dos a los lados—, un cuerpo segmentado y flexible que se ondulaba al nadar, y unas branquias enormes en forma de abanico que se desplegaban como si fueran alas sumergidas. Para los estándares del Cámbrico, su tamaño era notable: unos diez centímetros que, en aquel entonces, lo convertían en un auténtico gigante del abismo.
Nos gusta hablar del Jurásico, de los tiranosaurios, del meteorito. Pero la verdadera revolución fue anterior. Fue líquida. Fue suave.
El fósil que guarda secretos
El fósil fue encontrado en una formación geológica que conserva detalles con una fidelidad sorprendente. De hecho, las branquias se observan con tanta precisión que han permitido a los científicos entender cómo respiraban estos animales. Mosura fentoni usaba esas estructuras no solo para oxigenarse, sino probablemente también para nadar.
Pero lo más fascinante no es su forma, sino su parentesco evolutivo. Todo apunta a que Mosura fentoni pertenece a una rama ancestral de los artrópodos —el grupo al que pertenecen hoy los insectos, crustáceos y arañas—, justo cuando estaban empezando a diversificarse. Es decir, podríamos estar ante uno de los tatarabuelos de los insectos actuales.
¿Mosura, como Mothra?
Sí. El nombre Mosura es un homenaje a Mothra, el kaiju japonés (una polilla gigante protectora del planeta, aliada de Godzilla). No es que este fósil tenga alas, pero sus branquias desplegadas recordaron a los investigadores a ese personaje, y también, tal vez, al hecho de que la vida en la Tierra a veces es más extraña que la ciencia ficción japonesa.
Y el apellido fentoni es un guiño a Mike Fenton, uno de los exploradores que ayudaron a recolectar los fósiles.
La vida antes de los huesos
En la era del Cámbrico, los seres vivos aún no tenían huesos, ni caparazones sólidos. Por eso encontrar un fósil de estas características es como recuperar un susurro que viene desde el principio del tiempo. Cada fósil como este nos ayuda a rellenar páginas perdidas del libro de la evolución. Nos cuenta cómo fue el salto desde organismos simples a la diversidad espectacular que hoy cubre el planeta.
La historia no empezó con los dinosaurios
Nos gusta hablar del Jurásico, de los tiranosaurios, del meteorito. Pero la verdadera revolución fue anterior. Fue líquida. Fue suave. Fue cuando criaturas como Mosura fentoni decidieron experimentar con cuerpos, formas, ojos, aletas y branquias.
Y gracias a su osadía, hoy hay libélulas, cangrejos, escorpiones... y sí, humanos escribiendo sobre ellos
«Intrépidas» es la serie de tebeos de PRINCIPIA sobre pioneras de las ciencias
Deja tu comentario!