El suspiro de la Tierra

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En apariencia, el mundo gira con la misma cadencia desde hace millones de años. Las manecillas del reloj marcan las horas con ritmo constante, los días transcurren con 86 400 segundos exactos y el Sol amanece donde esperamos. Pero a veces, la Tierra respira distinto. Más deprisa. Como si tuviera prisa.

Este mes de julio, la Tierra está girando ligeramente más rápido de lo habitual. No es una metáfora ni una exageración: los días del 9 y 22 de julio y del 5 de agosto de 2025 durarán unas fracciones de segundo menos. La diferencia es mínima —inferior a los milisegundos—, pero suficiente para poner en alerta a quienes controlan relojes atómicos, sistemas de navegación por satélite y redes de telecomunicaciones globales.

TEXTO POR ARIADNA DEL MAR
ARTÍCULOS
GEOFÍSICA
11 de Julio de 2025

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El planeta se acelera, y el tiempo, de pronto, ya no es tan estable como creíamos.

¿Por qué se acelera la Tierra?

La causa principal está en la interacción gravitacional entre la Tierra y la Luna, un tira y afloja que va mucho más allá de las mareas. La Luna, que se aleja de la Tierra a razón de unos 3,8 cm por año, ralentiza a largo plazo la rotación terrestre, pero a corto plazo —en escalas de días o semanas— pueden producirse pequeñas oscilaciones debidas a ajustes en el núcleo líquido de la Tierra, redistribución de masas en los océanos, o incluso variaciones atmosféricas.

Estos factores, aunque aparentemente sutiles, pueden hacer que la duración de un día varíe ligeramente. Y como nuestros sistemas de medición del tiempo son extremadamente precisos —con relojes atómicos que no se desvían ni un segundo en millones de años—, cualquier discrepancia cuenta.

Cuando el tiempo ya no encaja

La rotación de la Tierra solía ser más estable. Pero desde el año 2020, los científicos detectaron una tendencia: algunos días estaban siendo más cortos que el promedio histórico. El récord se batió el 26 de julio de 2022, cuando el planeta completó su rotación en 1,59 milisegundos menos de lo normal. Y aunque esto no supone un problema perceptible para los humanos, sí lo es para la tecnología.

Sistemas de navegación GPS, servidores de bolsa, redes eléctricas sincronizadas a escala internacional… todos ellos dependen de una medida de tiempo absoluta. Por eso existe el concepto de segundo intercalar: un ajuste que se hace al reloj atómico para compensar los desfases entre el tiempo civil y el astronómico. Hasta ahora, siempre se habían añadido segundos. Pero si la Tierra sigue acelerándose, podría ser necesario restar un segundo por primera vez en la historia. Algo para lo que, paradójicamente, muchos sistemas informáticos no están preparados.

Un planeta vivo, un tiempo variable

Pensamos en el tiempo como una línea recta, divisible, estable. Pero no lo es. Es una ilusión construida sobre la rotación de una esfera imperfecta, atravesada por fuerzas que no vemos. La Tierra gira, pero lo hace a su manera: se frena, se acelera, respira, se adapta. Como si tuviera voluntad.

En el fondo, esta noticia es una oportunidad. Nos recuerda que habitábamos un planeta vivo, no una maquinaria precisa y predecible. Que incluso las certezas más arraigadas —un día tiene 24 horas, un segundo es inmutable— pueden tambalearse.

Y mientras miramos la pantalla del móvil esperando que no se retrase el próximo tren, la Tierra da otra vuelta. Un poco más rápido. Como quien no quiere llegar tarde.

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