Jane Goodall, la embajadora mundial de los chimpancés

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Con toda una vida dedicada a los chimpancés y a la importancia de su conservación, Jane Goodall se ha convertido en una eminencia en el ámbito de la primatología. Sus estudios revelaron que estos animales se parecen más a nosotros de lo que pensábamos, descubriendo el uso de herramientas, comunicación verbal y no verbal, sentimientos e incluso, un lado un poco oscuro.

TEXTO POR DIEGO SOTO SAN JUAN
ILUSTRADO POR DIEGO SOTO SAN JUAN
ARTÍCULOS | MUJERES DE CIENCIA
MUJERES DE CIENCIA | PRIMATES | ZOOLOGÍA
7 de Agosto de 2023

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Jane Goodall nació el 3 de abril de 1934 en Londres, en un contexto de posguerra, en la casa familiar de Bournemouth en el sur de Inglaterra. De niña, Jane recibió de regalo un chimpancé de peluche, su cariño al juguete fue el inicio de su interés por la fauna. Allí vivió su infancia y juventud junto a animales y soñando con estudiarlos en África.

A los 23 años, en 1957, Goodall viajó a Kenia y comenzó a trabajar con el antropólogo Louis Leakey, el cual pronto se percató del potencial de la joven. Al poco tiempo la mandó a estudiar durante dos años sobre chimpancés, y en 1960, la envió a Gombe, Tanzania, para estudiar a estos animales.

Leakey tenía cierta urgencia en realizar este trabajo ya que los animales se encontraban bajo la presión de poblaciones humanas vecinas y dudaba de que estos sobrevivieran mucho más si no intervenía.

Hay que tener en cuenta lo poco que se sabía de estos animales en aquel entonces, por lo que la idea entusiasmó mucho a la joven. Ella junto a su madre y un cocinero montaron un campamento en la selva y empezó su proyecto de investigación. El cual, iba a durar seis meses, pero que hoy en día sigue vigente.

A los diez de asentarse Goodall se percató de como los animales empezaron a acercarse con regularidad para alimentarse de frutos de árboles cercanos. Incluso, a los meses, los chimpancés se acostumbraron poco a poco a su presencia y la toleraban si no se acercaba demasiado. Comenzó a reconocerlos individualmente, y a ponerles nombres como Flo o Goliat.

Esta práctica estaba poco normalizada entonces. En ese momento se numeraban a los sujetos en los estudios, se consideraba una mala práctica nombrarlos ya que humanizaba demasiados a los individuos. Por ello Jane recibió serias críticas por bautizar a los chimpancés en su primer artículo en 1963.

Goodall hizo un trabajo de campo intenso y exhaustivo. Tomaba notas sobre todo lo que podía del comportamiento de los animales, sus características llamadas, tiempos de acicalamiento y juego o como construían sus nidos con hojas de palmera.

Uno de los descubrimientos más importantes es el uso de herramientas que los chimpancés utilizaban. Al poco de asentarse, observó que el joven macho al que nombró David estaba introduciendo un largo palo en un nido de termitas, el cual utilizaba para sacar del nido racimos de estos insectos y alimentarse con ellos. Poco después observó que no solo usaban esta herramienta, sino que también las manufacturaban. Quitándole las hojas y pequeñas ramas a palos que recogían conseguían tallos largos y finos con el fin de capturar a estas termitas.

Estas observaciones fueron el primer ejemplo registrado de un animal salvaje usando objetos como instrumento y siendo capaz de modificarlo. Lo que indicaba un claro comienzo de construcción de herramientas. Estas no solo tienen un fin alimenticio, como el uso de la descrito anteriormente o el de piedras para abrir frutos secos. También observó el uso de hojas como si fueran esponjas para beber el agua de huecos de árboles o para limpiarse. Estas herramientas cambian dependiendo de la población de chimpancés de la que se esté hablando.

Otra observación interesante de Goodall fueron los prolongados periodos de dependencia de las crías. Estos periodos pueden llegar hasta los 9 años, aunque después de independizarse, mantendrán el vínculo materno toda la vida.  Es curioso que, si la madre muere antes de que la cría se independice, un hermano adopta al pequeño o, incluso, otro chimpancé sin parentesco directo le cuidará.

Este periodo es realmente importante ya que en las crías aprenden por imitación los comportamientos necesarios para su supervivencia. Estos fuertes vínculos familiares llevaron a Jane a darse cuenta de la importancia de la comunicación en estos animales.

Los chimpancés cuentan con un amplio repertorio de vocalizaciones, gestos y expresiones. Pueden comunicarse a largas distancias usando fuertes llamadas o golpeando raíces gruesas de grandes árboles. Por ahora se conocen 30 tipos de vocalizaciones diferentes relacionadas con el ámbito alimenticio, con saludos, juegos, sexo e indicaciones de peligro.

La comunicación no verbal también tiene mucha importancia y cuenta con una gran variedad de gestos. Cuando un chimpancé tiene miedo mostrará toda su dentadura, como una sonrisa humana, mientras que, si juega y ríe, solo muestran la dentadura de la mandíbula inferior. Este tipo de comunicación la usan mucho para mostrar dominancia, para consolar o para mostrar afecto.

Los chimpancés no son tan pacíficos y amables, también se organizan en comunidades guerreras que patrullan los límites de sus territorios en silencio, y que podían atacar a sus vecinos incluso llegando al canibalismo

Este lado oscuro de los chimpancés apenó a Goodall ya que se acercaban mucho al lado destructivo de los humanos. Parece que estos animales se asemejan a nosotros mucho más de lo que se pensaba, ya que la investigadora incluso observó entre ellos sentimientos similares al odio, amor miedo o desesperación.

Estos descubrimientos consiguieron que National Geographic financiara su trabajo, lo que más adelante le daría a Goodall una gran popularidad. Con el tiempo llegaron los premios y reconocimientos y en 1967 la nombraron directora del Parque Nacional del río Gombe. Más tarde, en 1975, fundó el Instituto Jane Goodall con el objetivo de recaudar fondos para sus investigaciones. Y en 1984 recibió el Premio de Conservación de la Vida Salvaje J. P. Getty.

El trabajo de Goodall puso los cimientos para los estudios de los primates a futuro y han tenido impacto en el uso de estos en la experimentación animal. Ella resalta la importancia de conservar la fauna y la flora con su espléndido trabajo y seguirá haciéndolo mientras pueda, de esta manera se le ha llamado de forma cariñosa «embajadora mundial de los chimpancés».

 

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Referencias:

Instituto Jane Goodall, Etología de los chimpancés.

Instituto Jane Goodall, Biografía.

 

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