Blas Cabrera y Felipe. Padre de la física española.

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En 1894, un joven lanzaroteño se traslada a la Península con la idea de cursar estudios universitarios, probablemente de leyes, siguiendo la estela paterna. A finales del siglo XIX está arraigada en Madrid la costumbre de las reuniones en los Cafés de la Villa, donde se discute de política, literatura, arte o ciencia.  Es famosa la tertulia de Santiago Ramón y Cajal en el Café Suizo, en la esquina entre Alcalá y Sevilla. Podemos imaginar a don Santiago animando a construir España desde la educación y la ciencia, mientras un nutrido grupo le escucha entusiasmado entre las altas columnas, las mesas de mármol y los elegantes espejos del Suizo. Su mensaje cala en el joven canario, como él mismo recordará muchos años después, en enero de 1936, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, como sucesor en el asiento del propio Cajal: «su impulso y ayuda enderezó la actividad de mi inteligencia por la senda de la investigación científica». 

TEXTO POR ESTRELLA GARCÍA
ILUSTRADO POR RIKI BLANCO
CIENCIA DE ACOGIDA
CIENCIA DE ACOGIDA | FÍSICA
30 de Junio de 2017

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Aquel joven, Blas Cabrera y Felipe (Lanzarote, 1874 - México, 1945), pasará a la historia como el padre de la Física española. Su trayectoria vital y científica es protagonista durante el primer tercio del siglo XX, resultando un personaje clave en lo que se considera como Edad de Plata de la ciencia y la cultura españolas. En este periodo se propiciará un ambiente en el que nuestros investigadores, por primera vez, propagarán sus ideas y resultados científicos internacionalmente, más allá de la excepcionalidad de grandes figuras como Santiago Ramón y Cajal (premio Nobel en 1906) o Leonardo Torres Quevedo (ingeniero y prodigioso inventor), de los que Cabrera puede considerarse sucesor en el ámbito de la Física. Sin embargo, la guerra civil española (1936-1939) tamizará su paso por la historia y su enorme contribución a la modernización de la ciencia española. Será el primer físico español con una clara vocación científica internacional, que formará parte de la comunidad científica más allá de nuestras fronteras y publicará en las mejores revistas de todo el mundo. 

La Física española de la época, como las demás ciencias, se limita prácticamente a la docencia y el estudio de teorías clásicas. Cabrera finalizará su licenciatura en Ciencias Físico-Matemáticas en la Universidad Central en 1898, lo que resulta crucial para su posterior proyección científica; es el gran Desastre del 98, cuando España pierde sus últimas colonias de ultramar, y la difícil coyuntura política y social desemboca en una corriente regeneracionista que pretende devolver a España, a través de la formación, el protagonismo que había perdido. En el ámbito de la educación, y su consecuente reflejo en la ciencia, es momento de creación de numerosas instituciones y publicaciones científicas que abrirán el camino a la modernización. 

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