Es un besar azul

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La muerte siempre ha intrigado al ser humano. ¿Qué ocurre cuando ya no estamos? ¿Qué sucede cuando nuestro corazón deja de latir para siempre? Durante siglos hemos diseñado todo tipo de ritos donde se entierra el cuerpo y, dicen, se liberan las almas. La ciencia, sin embargo, experimenta y busca la verdad de la naturaleza. El cuerpo, poco a poco, se pudre. ¿Y el alma? El alma se va con un suspiro. Un suspiro inexorable azul brillante.

TEXTO POR FERNANDO GOMOLLÓN-BEL
ILUSTRADO POR MEDUSA
ARTÍCULOS
FLUORESCENCIA | QUÍMICA
21 de Junio de 2018

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Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Federico García Lorca. Lluvia (1921)

Los cuerpos, bajo tierra, se pudren. Sirven de alimento a los gusanos. Los gusanos, tarde o temprano, también mueren. Y al hacerlo exhalan luz. Lo sé, suena increíble. Pero la ciencia puede verlo y explicarlo. La ciencia puede ver su último aliento. Empieza en su cabeza y recorre su cuerpo hasta la cola. Es una luz azul, azul brillante. Azul como el mar virgen, como las mariposas más bonitas. Azul como la tónica en las discotecas. Azul como los cuadros de van Gogh o los primeros cuadros que pintó en París Picasso.

Para ver este último aliento, la ciencia usó la fluorescencia. Una propiedad alucinante. Las cosas fluorescentes absorben una radiación que suele ser invisible, como los rayos ultravioleta que nos ponen morenos. Y luego, tras un brevísimo instante de apenas unos nanosegundos, exhalan esa radiación transformada en colores. Luz visible, luz que nuestros ojos ven, disfrutan. Luz de todos los colores del arcoíris.

Algunos gusanos tienen células fluorescentes. Células que, cuando toman el sol, emiten una luz azul brillante. Dentro tienen la clave del misterio, un producto dulce, los químicos dicen que está glicosilado. El gusano almacena este producto en la tripa, en unos gránulos no lejos de la boca. Son parte del sistema digestivo. Y aunque el producto brilla, no se usa para eso. Se cree que su función es más bien protectora. El ácido antranílico es un antibiótico muy potente; seguramente, al tenerlo en la tripa el gusano evita muchas infecciones.

Pero, ¿qué ocurre si el gusano muere? ¿Por qué el compuesto azul le invade el cuerpo entero? Aquí es cuando entran en juego las proteínas, esas máquinas que controlan las células. Calpaína, catepsina o kinurenina, que regulan una muerte programada. Se van pasando calcio unas a otras, señal que advierte del final inminente. Y es que el calcio por ahí suelto es peligroso. Aumenta la presión, estrés osmótico. Las células no pueden soportarlo, la mayoría acaban estallando. Los gránulos de luz tampoco sobreviven, y al final explotan. Su contenido azul se desparrama. El cuerpo se tiñe lentamente.

La muerte se prolonga. El gusano agoniza. El suspiro azul dura más de una hora. tiempo en el que el gusano brilla, emite luz, pero está muerto.

El gusano se mueve, pero está muerto.

Su alma se fue, con un suspiro. Un suspiro inexorable azul brillante.

 

Video acelerado del rigor mortis de un gusano mostrando la fluorescencia tras su muerte. Fuente.

Referencias

—Coburn et al. PLOS Biol. 2013, 11 (7), e1001613 (DOI: 10.1371/journal.pbio.1001613).
—Coburn, D. Gems. Front. Genet. 2013, 4, 151 (DOI: 10.3389/fgene.2013.00151).
—R. Galimov et al. Cell Rep. 2018, 22 (10), 2730 (DOI: 10.1016/j.celrep.2018.02.050).
Of worms and wine: Newscripts gets the blues. c&en. 
Rigor mortis in worms offers new insight into death. UCL
First Observation of Rigor Mortis in Worms Could Help Us Understand Death by Old Age. Gizmodo
Glowing, Glowing, Gone: Cell Fluorescence Casts Light on How Death Spreads Throughout Body. Scientific American

 

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