Pequeños gestos para el ambiente. Capítulo III

Algunos de vosotros seguro que habéis visitado varios de estos lugares, ahora que viajar se ha vuelto fácil y mainstream. «Quien no viaja, no goza la vida» parece ser la filosofía de la mayoría de gente, ¿no?

Pero debéis saber que para ir a estos sitios hay que coger el avión, coche, tren o barco. Y el transporte es la fuente del 15 % del CO₂ emitido en todo el mundo, el gas de efecto invernadero más conocido y uno de los causantes de la crisis climática actual.

La emisión de gases es tan elevada porque nos movemos mucho, tanto en el día a día como para viajar. Solo como ejemplo, durante 2018 hubo más de mil trescientos millones de turistas en todo el mundo. Así que imaginad lo que contamina la especie humana por querer visitar nuevos lugares.

Ahora, hay una diferencia muy grande entre los que habéis visitado los lugares que he mencionado y yo: el impacto ambiental. Yo no contamino. Jamás. Eso no me convierte en mejor persona que vosotros, solo que cuido más el planeta.

Tal y como dije cuando presenté al Escuadrón Sostenible, no dejo huella cuando me muevo. Eso significa que no emito gases, no hago ruido, no dejo marcas. Casi como si fuera un fantasma. No es que me teletransporte, pero sería parecido: me desplazo muy rápido entre sitios, volviéndome indetectable durante el proceso. Y cuando estoy en un lugar tampoco dejo rastros.

Desde que soy pequeña he tenido esta habilidad. La verdad es que me ha ayudado a hacer alguna que otra trastada, pero sobre todo me ha ido genial para poder ver ciertas especies sin molestarlas. Principalmente en Urdaibai, que es una Reserva de la Biosfera que tengo cerca de casa.

El transporte es la fuente del 15 % del CO₂ emitido en todo el mundo.

Impacto de los viajes

Precisamente, querer ver a más especies sin perturbarlas me llevó a mejorar mi habilidad y aprender a viajar lejos para ver muchos otros animales y plantas. Además, aprendí a transportar también gente conmigo. Así, muchos de mis viajes han sido con mi familia. Al fin y al cabo, aún no tengo la edad necesaria como para ir sola por ahí.

Pero en cuanto llegaba a cada sitio me encontraba una situación muy parecida: residuos por todas partes, nubes de humo negro, camiones cruzando bosques talados, ruido, especies invasoras… Todos los impactos ambientales que os podáis imaginar.

Y también me encontraba algo que no esperaba: la personificación de estos impactos. La mayoría de las veces eran los miembros de un grupo al que llamamos GEI en el Escuadrón Sostenible: Ceódos, Methanos, Ozonus y Nox. No sé cuántas veces habré luchado contra ellos.

Ahora mismo, los GEI son uno de los dos motivos principales por los que viajo: cuando detectamos a alguno de ellos desde nuestra base, me dirijo pitando hacia donde se les ha visto. El otro motivo es porque hemos identificado alguno de los enemigos de mis compañeros Manantial, Cicles o Nerxia, a los que llevo conmigo.

Así que, como veis, viajar está muy bien, pero tiene un impacto ambiental grande. Tanto de contaminación en el aire, como de daños en la tierra y el agua. Impactos que contribuyen a la crisis climática, a la desaparición de especies, a la disminución de la calidad de vida, al deterioro de los ecosistemas, en definitiva, al deterioro de nuestro planeta.

Pero no está todo perdido, puesto que se puede viajar de forma un poco más sostenible: ya hay agencias de viajes, hoteles y otros servicios turísticos que ofrecen alternativas responsables y ecológicas. Aunque no os ahorraréis contaminar yendo en avión, al menos no dejaréis tanta huella cuando estéis en lugar que visitéis.

Viajar está muy bien, pero tiene un impacto ambiental grande.

El transporte diario

No obstante, quiero haceros una pregunta: ¿esta consciencia también la tenéis en vuestro día a día en vuestros desplazamientos diarios? Porque está muy bien viajar de forma sostenible, pero el resto del año también hay que serlo.

Por ejemplo, nos tenemos que mover habitualmente para ir al trabajo o al colegio. Y es en estos desplazamientos diarios donde se emiten más contaminantes. Por ejemplo, Madrid y Barcelona tienen planes —o tenían hasta que ciertos personajes con dudosos intereses decidieron paralizarlos— para limitar el transporte privado y potenciar el público. En Bilbao, donde vivo, puedo coger el metro, el tranvía, la bici o el tren para moverme en la ciudad y fuera de ella.

Son soluciones muy fáciles de aplicar y así no cogemos el coche. Si no hay más remedio que cogerlo, hay dos opciones: tener un coche eléctrico o híbrido (aunque las baterías de estos contaminan bastante) o compartir el coche. En este segundo caso lo que se consigue es reducir el tráfico en carreteras y calles, disminuyendo la contaminación.

Y cuando compráis, ¿sabéis de dónde viene la comida? Porque un aguacate de México está muy bueno, pero si tiene que venir desde el otro lado del Atlántico, muy ecológico no será (aunque nos lo ponga en una etiqueta muy molona)*. Además, tal y como me ha comentado Manantial alguna vez, un kilo de aguacates necesita unos dos mil litros de agua para crecer, ¿no os parece una barbaridad?

Yo intento  comprar productos locales siempre que puedo. Está claro que mi huella es cero patatero, pero debo predicar con el ejemplo y conseguir que la huella de los demás sea lo más pequeña posible. Si el producto ha sido producido cerca, el transporte es menor, con lo cual se contamina menos. Otra cosa es que sea ecológico o no, pero al menos consigo reducir la huella producida por la movilidad.

Pero no está todo perdido, puesto que se puede viajar de forma un poco más sostenible: ya hay agencias de viajes, hoteles y otros servicios turísticos que ofrecen alternativas responsables y ecológicas.

Como dije en la presentación del Escuadrón Sostenible, hay muchos pequeños gestos que podemos hacer para tener un mundo mejor. Algunos requieren más esfuerzo que otros, lo reconozco. Pero también soy consciente de que hay que hacer algún sacrificio para tener un mundo mejor y más sostenible.

Los consejos que he mencionado son los que me afectan directamente. Habéis visto que algunos se mezclan con los de mis compañeros: los residuos del turismo con Cicles o el agua del aguacate con Manantial. Y no quiero dejar de lado el transporte eléctrico o híbrido, que atañe a Nerxia. Todo está conectado, así que necesitamos trabajar juntos para conseguir nuestro objetivo.

Nos gustaría que siguierais nuestros consejos y os unierais al equipo. En el Escuadrón Sostenible estamos encantados de contar con todos vosotros. Cuantos más seamos, más fuertes seremos. ¡Que tiemblen los GEI!

*Comentario del editor

Referencias

—Ecologistas en acción. Otros impactos ambientales y sociales. Ecologistas en acción.
—Garrido, J. 1999. Impactos medioambientales y sociales del transporte. Geographicalia 37: 00-00.
—Mekonnen, M.M.; Hoekstra, A.Y. 2010. The green, blue and grey water footprint of crops and derived crop products Volume 1: Main Report. UNESCO-IHE Institute for Water Education.
—Organización Mundial del Turismo. 2018. Panorama OMT del turismo internacional. Edición 2018, UNWTO.
—Merchán Rubio, J.2014. Impactos ambientales del transporte. Consumo de energía y emisión de contaminantes a la atmósfera. Jornada de presentación del Observatorio del Transporte y la Logística en España.
—Rodrigue, J.P. 2017. Transportation and the Environment - The Geography of Transport Systems. Routledge.

Información complementaria

—Peeters, P.; Szimba, E.; Duijnisveld, M. 2007. Major environmental impacts of European tourist transport. Journal of Transport Geography 15 (2): 83-93.
—Viana, M. et al. 2014. Impact of maritime transport emissions on coastal air quality in Europe. Atmospheric Environment 90: 96-105.
—European environment — state and outlook 2015. Tourism. European Environment Agency. 
—Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero. Ministerio para la Transición Ecológica. 
—Los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzan un nuevo récord. Organización Meteorológica Mundial. 
—Gases de efecto invernadero. Oceana.
—A Year in the Life of Earth’s CO2. Youtube.