Nora llevaba toda la mañana pensando qué podría llevar como Observación este viernes. Era ya miércoles ¡y no tenía nada!
Mientras daba vueltas y vueltas intentando encontrar una Observación, vio a Ali, la niña nueva. Esta le saludó y entonces Nora se dio cuenta de que tenía una mano vendada.
—¿Qué te ha pasado? —Le preguntó Nora con cara de susto.
Ali, con mirada culpable le dijo:
—Toqué una estufa eléctrica. No entendía que estuviera caliente... me quemé... mi madre se enfadó muchísimo.
—Te entiendo mi madre siempre se enfada con mis experimentos —le dijo su amiga mientras asentía con la cabeza.
—¿Te duele mucho? —Le preguntó con preocupación y admiración a la vez, pensando para sí: «esta niña es como yo, que tiene que experimentar todo».
—No, no duele mucho, me pusieron una crema para quemaduras y con el vendaje no me molesta nada.
Y de repente, ¡tuvo una idea! ¡Ya tenía Observación para esta semana!
—¡Ya tengo Observación! -exclamó Nora con entusiasmo. Ali la miró extrañada.
—¿Observación? ¿qué quieres decir?
Nora reflexionó un momento y le dijo a su amiga:
—Oye, tengo una idea —dijo Nora, dándose cuenta de que a esta niña le iba a encantar su abuela.
—¿Por qué no te vienes conmigo el viernes después del colegio? Los viernes me quedo con mi abuela Marta y a ella —dijo con gran admiración— le encantan los experimentos. Eso sí... cada semana le tengo que llevar una Observación.
—Una Observación —contestó Nora sin entender—. Y eso ¿qué es?
—Pues cualquier cosa que hayas observado y que no entiendes —contestó Nora sin poder ocultar su entusiasmo— ¡Y justo, me acabas de dar una idea! Mi Observación esta semana será: «Las estufas eléctricas queman, sin fuego» —dijo Nora con la satisfacción de haber encontrado la solución a su pequeño problema.
Viendo que su amiga seguía sin entender, le explicó:
—Verás, mi abuela es científica de verdad; trabajaba en un laboratorio secreto de la Agencia Espacial. ¿te imaginas?
—¿De verdad? —Le preguntó Ali con cara de asombro total.
—Sí, sí —continuó Nora—. Su casa es Suuupermolona —dijo con énfasis en estas dos últimas palabras—. Está llena de aparatos y cachivaches. Siempre me está comprando y montando cosas para que haga experimentos. Tiene aparatos con imanes, electricidad, artilugios con agua y piezas mecánicas, dos microscopios, un acuario… bueno, un montón de cosas. ¡La semana pasada estuve viendo huevos de peces el microscopio! ¡Una pasada! Me deja tocar y probar todo lo que quiero y ¡nunca se enfada!
Ali la miraba emocionada y aceptó encantadísima la invitación. ¡Que ganas tenía de que llegara el viernes!
El viernes, las dos niñas entraron en la casa de la abuela Marta.
Esta miró a la niña que acompañaba a su nieta y le preguntó su nombre. Inmediatamente las invitó a pasar sin necesidad de pedir explicaciones sobre esta nueva niña y por qué había venido. ¡Ali estaba maravillada! Y Nora la miraba sin poder ocultar el orgullo que sentía por su abuela. Con la mirada le decía a su amiga: «Ya te dije que mi abuela era molona». Si hubiera sido mi madre, pensaba, estaría acribillando a Ali a preguntas sobre de dónde venía, quiénes eran sus padres y otras cosas que a ella le parecía importantes.
Merendaron unas tortitas riquísimas; ¡Los viernes siempre había tortitas!
Después se sentaron en el sofá y la abuela les dio un cuaderno para que tomaran notas y lápiz y dijo:
—Y bien ¿qué Observación me habéis traído?
Nora se puso muy contenta mientras miraba con alegría a su amiga, la abuela jamás la decepcionaba. Nora escribió en su libreta a la vez que decía en voz alta:
—He observado que una estufa eléctrica se calienta sin fuego y te puedes quemar —dijo Nora mientras se la escapaba una mirada de reojo a la mano de su amiga.
La abuela captó la mirada, y aunque ya se había dado cuenta de la mano vendada, no dijo nada.
—Bien —dijo la abuela—. Estupenda Observación.
—Ahora, dime, Nora, ¿cuál es tu hipótesis?
Nora sonrío, pues ya sabía que esa era la pregunta que cada viernes seguía a la Observación.
Ali miraba con cara de susto y se preguntaba ¿qué es una hipótesis?
La abuela Marta era muy observadora y siempre se daba cuenta de todo.
—Sabes muy bien, Nora, que con cada Observación tenemos que intentar descubrir la razón por la que las cosas suceden así, esa es tu hipótesis —dijo, explicando a su nieta, que ya lo sabía perfectamente, pero evitando así que Ali se sintiera incómoda por su desconocimiento.
A Ali se le iluminó la cara al entender el proceso, pues ella había dado vueltas a aquello de la Observación y sin darse cuenta había buscado una explicación a la suya.
—Pues, de alguna manera la electricidad tiene que producir ese calor. ¿Puede ser que la electricidad esté formada de pequeñas chispas que son en realidad pequeños fuegos? —contestó Nora a su abuela.
—Bien, eso podría ser, pero si fueran pequeños fuegos, entonces acabarían quemando la materia en la que están ¿verdad? —dijo la abuela Marta.
—Veamos —continuó la abuela Marta—. Acercaos aquí —les dijo mientras encendía la lámpara de mesa— Fijaos en la bombilla —dijo mientras encendía y apagaba la lámpara varias veces—. ¿Qué habéis observado? —preguntó a las dos niñas.
—El hilito del centro se pone rojo cuando la lámpara se enciende —dijo Ali fascinada.
—Buena observación —contestó Marta—. Ahora acercad la mano a la bombilla.
—¡Está caliente! —Dijo Nora.
—Y solo se calienta cuando está pasando la electricidad —completó Ali.
—Muy bien, niñas —dijo la abuela Marta—. Y si os dijera que el hilito de la bombilla está hecho de un material que se calienta al pasar la corriente eléctrica y lo vemos de color rojo por que se pone incandescente.
—¡Tengo una hipótesis! —Pensó Ali en voz alta—. Quizás dentro de la estufa hay muchos hilitos como ese que se calientan todos a la vez.
—Exacto —contestó la abuela Marta.
—Como Nora sabe, una vez que se formula una hipótesis hay que comprobar que eso es lo que pasa. Y de esta forma tenemos una explicación científica de lo que hemos observado —explicó la abuela—. En nuestro caso, otros científicos en el pasado observaron y estudiaron el fenómeno de la electricidad y su capacidad de producir calor. Ellos probaron esta hipótesis y la explicaron llamándola el efecto Joule. La corriente eléctrica está compuesta por partículas muy pequeñas llamadas electrones. Cuando estos pasan por un material que llamamos conductor, los electrones se encuentran con una resistencia a su paso que se transforma en energía en forma de calor y aumentan la temperatura del conductor.
Nora y Ali se miraron asistiendo con cara de compresión. Eso tenía sentido.
—¡Esto me encanta! —exclamó Ali—. ¡Yo de mayor también quiero ser científica!
La abuela Marta la miró sonriente y orgullosa y dijo:
—No tenéis que esperar a ser mayores. Vosotras sois ya científicas —dijo con convicción—. No dejéis nunca de observar, no dejéis nunca de buscar explicaciones, no dejéis nunca de explorar y no dejéis nunca de sorprenderos. ¡Hasta el viernes que viene! —Les dijo con una sonrisa de satisfacción cuando se iban.
Las dos chiquillas dejaron la casa pensando ya en la Observación del próximo viernes.
Deja tu comentario!