Una charla para amenizar la recarga

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Cuento finalista del tercer concurso de cuentos infantiles Ciencia-me un cuento. Organizado por la Society of Spanish researchers in the United Kingdom (SRUK/CERU).

TEXTO POR ÁLVARO DOÑORO PINA
ILUSTRADO POR DAVID VELÁZQUEZ
ARTÍCULOS | KIDS
BATERÍAS | QUÍMICA
4 de Marzo de 2021

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¿Hola? ¡Eh, tú! ¡Sí, tú! No, no mires hacia otro lado… ¡Me estoy dirigiendo a ti! ¡Sí, sí, a ti!

Por fin, menos mal que has llegado, porque ya empezaba a agobiarme… ¡Estoy al 10% y necesito recargarme cuanto antes! ¿Podrías conectarme a la luz? Busca cualquier enchufe y listo. ¡Perfecto! En un rato volveré a estar como nueva. ¡Gracias!

Hoy en día nos hacéis trabajar mucho, ¿sabes? No hay día que no nos necesitéis. ¡Menudo estrés! Y, aunque nadie suele acordarse de nosotras, somos muy importantes porque estamos instaladas en un montón de aparatos. El móvil de tus padres, el ordenador portátil de casa, ese patinete eléctrico que te regalaron en Navidad… Por no hablar, incluso, del nuevo coche que tus padres están pensando en comprar… ¡Claro, el coche eléctrico! ¿Te das cuenta de la cantidad de cosas que dejarían de funcionar si no estuviésemos nosotras? ¡Es increíble!

Sin embargo, apostaría a que nunca te has preguntado cómo pueden funcionar esos aparatos si no están recibiendo energía directamente. No, ¿verdad? No pasa nada porque… ¡tu curiosidad por descubrir lo que te rodea apenas acaba de empezar! De hecho, es justo esa curiosidad la que ha hecho avanzar al mundo a lo largo de los años. Y es que, aunque la ciencia ha sido capaz de conseguir éxitos tan realmente extraordinarios que podrían parecer venidos incluso de la mismísima magia, siempre hay una explicación detrás de cada cosa que observamos.

Y eso, justo, me lleva a mi pregunta anterior. ¿De dónde sale la energía que hace funcionar los aparatos sin cable? Pues… todo es gracias a nosotras, ¡las baterías! ¿Cómo? ¿Que ya lo sabías, dices? Entiendo. Entonces podrías decirme cómo funcionamos, ¿verdad? ¿Verdad? ¡Ajá! ¡Te pillé! Deberías saber que son pocos los afortunados que conocen esta información. Pero no te preocupes, si prestas atención, tú también podrás pertenecer a ese grupo tan exclusivo para, así, compartir con quien quieras este secreto tan bien guardado.

Verás, en la naturaleza existe una regla tan importante como inquebrantable, una regla imposible de romper o incumplir. Y es que la energía en el universo no puede crearse ni destruirse, solo puede transformarse. Y dirás, con razón, ¿y eso es todo? Menudo secreto, no es para tanto… Pues, en realidad, aunque no lo creas, se trata de una regla importantísima. Tanto, que todo aquello que conocemos, funciona siguiendo esa regla.

Y es que, por ejemplo, las personas podéis vivir porque transformáis la energía que hay en los alimentos que coméis cada día, de la misma manera que las plantas usan la energía del sol para poder hacer la fotosíntesis y nutrirse. Todo se basa en eso, en conseguir energía de un sitio y transformarla, cambiarla, para poder hacer otra cosa distinta. ¡Y las baterías no íbamos a ser menos!

En nuestro caso, transformamos la energía química en energía eléctrica. ¿Y eso cómo es posible? Te lo explicaré. Pero, para ello, primero necesito que le pidas a papá o mamá que te enseñen la batería que hace que funcione el mando de la tele. ¿Ya la tienes? Pues verás, resulta que las baterías estamos divididas en dos partes, un lado positivo (+) y un lado negativo (-). ¿Ves los símbolos dibujados en la batería? Bien, pues cuando la batería está funcionando, el lado negativo (-) da su energía química al lado positivo (+). Así, el lado positivo (+) transforma esa energía química en energía eléctrica y suelta unas partículas muy pequeñas, llamadas electrones. Y es posible que aún no conozcas a estos pequeños amigos de la ciencia, pero te aseguro que son superimportantes y que sin ellos ¡no sería posible la electricidad!

Sin embargo, esa energía eléctrica que damos las baterías no dura para siempre, porque, claro, llega un momento en que el lado negativo (-) pierde toda su energía química. Por eso necesitamos que nos conectéis de nuevo a la luz cuando estamos agotadas. Así, el lado negativo (-) puede recargar su energía química para que la batería vuelva a funcionar como nueva.

Y es que, gracias a la ciencia, ahora las baterías podemos trabajar durante años, pero no siempre ha sido así. Mis antepasados no tenían la suerte de poder recargarse. Por eso, mis abuelas, las pilas, trabajaban unas pocas semanas antes de agotarse del todo. Y hace más de doscientos años, mi tatarabuela la celda voltaica, ¡solo era capaz de trabajar unas pocas horas! Cuánto hemos cambiado desde entonces… Como verás, la ciencia ha descubierto cosas maravillosas a lo largo de la historia, y las baterías somos una de ellas. ¡Si incluso hemos ganado el Premio Nobel este año! Pero la ciencia no se conforma, y siempre está dispuesta a descubrir cosas nuevas, porque el mundo nunca deja de evolucionar y mejorar. Así que no tengo dudas de que, en un futuro no muy lejano, ocuparán mi lugar nuevas baterías que podrán trabajar durante mucho más tiempo y que serán utilizadas en un montón de nuevos aparatos.

¡Uy, vaya! Ya estoy cargada al 100%. ¡Qué alivio! Oye, antes de despedirme, ¿puedo plantearte un reto? Verás, no hay mayor desafío que descubrir los secretos que esconde todo lo que nos rodea. Y, en este rato que hemos estado juntos, me he dado cuenta de que he despertado tu curiosidad… Así que, ¿qué me dices? ¿Te atreves a intentar ser tú quien invente la batería del futuro?

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