El parpadeante ojo de Medusa

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Soy una estrella que en las noches de otoño e invierno puedes ver a simple vista en la constelación de Perseo. Me llaman Algol y me habitan mitos, misterios y poderes mágicos. Ciertos aventureros lograron descifrarme. Si te atreves, te invito a conocerme. Te darás cuenta de que nada es lo que parece y no tienes motivo alguno para temerme.

TEXTO POR PAULA MARIEL LIVERATORE
ILUSTRADO POR DAVID VELÁZQUEZ
ARTÍCULOS
29 de Junio de 2021

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Yo soy Algol. A través del tiempo muchas historias se contaron sobre mí. Me asociaron a dioses, a días prósperos según el ciclo de la Luna. Pero también dijeron que era errática, que estaba endemoniada y me utilizaron para rituales mágicos. Es más, mi nombre proviene del idioma árabe y significa cabeza de diablo.

En el cielo, como lo conoces hoy, pertenezco a la constelación de Perseo y soy, nada más y nada menos, que uno de los ojos de Medusa. Ah, con que ¿no conoces el mito de Medusa? Tal vez deberías porque puedo convertirte en piedra si me miras. No, calma, que es un mito griego, una ficción. Pero ya que estamos, voy a contarte un poco de él.

La Gorgona Medusa era una mujer que por su increíble belleza llamó la atención del dios de los mares, Poseidón. Atenea, la diosa de la sabiduría entre otras cosas, ofendida y celosa, la convirtió en un monstruo con cabellos de serpientes. Y no solo eso,  aquel que osara mirarla a los ojos se convertiría en piedra. Muchos intentaron matarla y acabaron transformados en estatua. Al fin, el valiente Perseo con su casco que lo volvía invisible, sus sandalias aladas, su escudo pulido como un espejo y su hoz de diamante logró decapitarla. Este semidiós usó la cabeza de Medusa como arma y escudo protector para convertir en piedra a muchos de sus enemigos antes de entregársela a Atenea.

Si entiendo bien este mito ¿un ojo de un demonio entonces soy? ¿Se supone que el imprudente que me mire en una noche oscura acabará siendo una estatua? Pero si yo, Algol, guie a hombres y mujeres por desiertos y mares. Mi luz en la oscuridad indica el camino a seguir y orienta al que está perdido, ¡no paraliza!

Mi único pecado es ser distinta. Mi brillo va y viene, no tengo culpa que algunos se sientan hipnotizados con mi baile. Como comprenderás, al tratar de encontrar respuestas a lo que se consideraba un comportamiento errante se fueron creando mundos imaginarios con respecto a mí. Yo, que solo soy una estrella, desperté pasiones… Muchos me temieron, otros me estudiaron, me exploraron más allá de las distancias. Así fue como entre unos y otros me observaron desde la antigüedad.

Los primeros rastros que se tienen de mí están escritos en un papiro egipcio del 1244 – 1163 a. C. Ya por aquel entonces se dieron cuenta que la cantidad de luz que emitía variaba regularmente y me relacionaron con Horus, dios del cielo, y con días de suerte.

Lamento decirte que no pertenezco a ningún dios, tampoco un amuleto soy. Ni soy un demonio, ni mi comportamiento es errático. Los magos medievales y sus ritos para despertar mi supuesto poder están bien lejos de lo que soy. Ellos me asociaron a Saturno, Júpiter, plantas, cristales y pensaron que estaba relacionada con la violencia. Pero qué tendré que ver yo con el bien o el mal e influir en la vida de seres vivos.

O más bien sí, soy la mezcla de muchas creencias. Traigo conmigo todas ellas. Porque estas leyendas, estas fantásticas anécdotas fueron una manera de dar sentido a lo que no se entendía sobre mí.

Por ello, para intentar explicar por qué soy como soy, osados investigadores se atrevieron a bucear en mis misterios a través de los siglos. Después de cálculos y observaciones dieron su veredicto, tan simple y tan complejo a la vez: yo soy Algol, una estrella variable eclipsada.

Aquí debo aclararte que adeptos de la astronomía me conocen también con mi otro nombre, Beta Persei. Beta, la letra del alfabeto griego que representa la intensidad con la que brillo y Persei porque ya te lo conté, me encuentro en la constelación de Perseo.

Así que yo, Beta Persei o Algol, como prefieras llamarme, fui la primera en ser descubierta, estudiada y soy la mejor conocida de todas las estrellas variables. Se conocen más de 3000 como yo. Mi brillo variable se compara con respecto al brillo constante de otra estrella que se encuentra cerca de mí.

Sí, varía la magnitud de mi brillo regularmente y esto porque en realidad no soy una sino tres estrellas. Soy multitud, aunque desde la perspectiva de La Tierra parezco una. Y me ves única porque estoy muy lejos de ti, algo así como 93 años luz.

Sin embargo, que yo sea tres y no solo una no explica mi variabilidad. Si, es cierto, me has descubierto. Nuestra particularidad es que dos de nosotras estamos muy cerca una de la otra, se dice que somos un par binario. Tenemos diferente tamaño y color y como nuestra órbita está casi en el mismo plano que tu línea de visión, al girar una alrededor de la otra, cuando la más oscura pasa delante de la más brillante, ¡aparece el eclipse para ti! La luz que te llega de nosotras varía, se hace más tenue.

Ahora dirás que cobra sentido. Es más, el intervalo con el que nos ocultamos la una a la otra es exacto: 2 días, 20 horas y 49 minutos. Digamos que soy lo más precisa que puedo ser, parecida a un relojito suizo. En este período mi magnitud de brillo oscila entre 2.1 y 3.4, y esto es un montón. Suficiente para apagarme de repente, aunque estemos lejísimos.

Para terminar de contarte sobre mí y veas lo asombrosa que puedo ser te diré que la masa total de mi sistema estelar es de alrededor de 5.8 veces la masa del Sol. Por si fuera poco, esta masa, lejos de ser estática, la intercambiamos entre las dos estrellas más cercanas. Así fue como la más gigante se convirtió en la más pequeña, al traspasarnos materia en nuestras órbitas. Este increíble pasaje gaseoso tiene un nombre: Paradoja de Algol.

Ya me voy yendo. Pero antes de marcharme solo me gustaría hacerte unas preguntas: ¿cuántas veces cuando algo te resulta inexplicable o lo desconoces lo juzgas, sin más sostienes que está endemoniado, que trae mala suerte o, por el contrario, lo utilizas como protección y portador de buenos augurios?¿Te das cuenta de que pasaron siglos antes de entenderme y de la cantidad de fenómenos que aún no podemos explicar de nuestro Universo? ¿Comprendes por qué es tan importante investigar y no desistir?

No te preocupes, aunque me vaya, por las noches podrás buscarme y ver la que yo era hace, más o menos, noventa y tres años. Tengo mis dudas de todas formas… Ahora que ya lo sabes todo sobre mí, ¿te animarás a mirarme a los ojos?

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