Mi vida entre bots

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¿Cómo sería vivir entre robots que tiene la forma de un grano de maíz y que te hagan cosquillas o que puedan formar nubes y te avisen del tiempo e incluso te meten las katiuskas en la mochila por si llueve? Descúbrelo en este cuento de Ana Bermejillo, donde... ¡tendrás tú que ponerle el final? Al final del cuento podrás encontar todos los finales que nos habéis mandadosobre los bots más chulos del mundo: los bubblebots

TEXTO POR ANA BERMEJILLO
ILUSTRADO POR PEDRO DUNCAN
ARTÍCULOS | KIDS
ROBÓTICA | ROBOTS
22 de Noviembre de 2021

Tiempo medio de lectura (minutos)

Pop, pop, pop… poppoppop…. ¡Pop!

El despertador tiene el ritmo de las palomitas de maíz que se desperezan con los primeros rayos de la mañana. Pop… pop… Falta el olor a mantequilla derretida. Pop… Poppoppop… Ese aroma delicioso viene un poco más tarde.

Delante de la ventana, una lámina solar primorosamente inclinada en el ángulo justo —dependiendo de a qué hora toque levantarse, de la estación del año, del clima, nubosidad y, en realidad, de muchísimas cosas (cosas que programan los ingenieros, no yo)— dirige la luz hacia el repositorio metálico en que los popbots (así los ha llamado papá), exactamente igual que hace el popcorn en las salas de cine, se activan al reclamo de la energía térmica, es decir, gracias al calor del sol, como las palomitas de maíz. ¡Pop! Se abren con una minúscula y alborozada explosión. Pop…pop… creo que son unos veinticinco los que yo tengo en mi mesilla, del tamaño de una moneda de dos céntimos. Los han diseñado de color blanco y con un corazón dorado de manera que de verdad parecen palomitas recién hechas. Solo les falta el olor a cine. Están listos para iniciar su mecánica rutina cotidiana.

¿Cuál es su rutina? Primero despertarme. Si el ruido no basta, apenas detectan que no me pongo de pie, me saltan encima y me hacen cosquillas con sus bordes ondulados. Cosquillobots les llamo yo, porque así les ha programado papá. Cada cual prefiere que le despierten de una manera. A mí me gustan las cosquillas.

Además, los popbots lanzan una señal domótica a sus colaboradores en el baño y la cocina. Toda una escuadra de colegas robóticos. Es lo que tiene vivir aquí, en esta casa inteligente. No son solo las vistas al enorme esqueleto de acero rojo del Golden Gate.

Cuando yo ya esté del todo despierto y en el baño, les tocará a los popbots hacer la cama y recoger algún libro o calcetín desparejado que, seguro, habré dejado por el suelo o entre las almohadas. Son super eficientes. Y parecen poca cosa, pero tienen una fuerza enorme que, lo mismo que hacendosas hormiguitas, les permite levantar un peso entre cincuenta y cien veces superior al propio. ¿Vosotras sabíais que las hormigas son así de fuertes? Pues igual los popbots. Tras su dura faena volverán al letargo, de nuevo transformados en una especie de metálicas semillas doradas, sobre el repositorio de mi mesilla.

Yo ya me he levantado. Los popbots están en plena tarea, tras alertar a sus colegas. Es entonces cuando viene el olor a mantequilla derretida y a pan caliente en el horno. El aroma exquisito del que hablaba antes.

En la cocina se afanan los springbots y los sproutbots, que, en realidad, son bastante parecidos. También ellos se activan gracias a la energía solar que recogen las tejas multicolor de nuestra azotea y que, como dice mamá, nos hace pensar que vivimos debajo del arco iris. Los springbots tienen forma de muelle y pueden agruparse para formar una especie de articulaciones capaces de casi cualquier quehacer de un chef: batir, amasar, sazonar… ¡Son unos hachas! Con su nombre de primavera, cada mañana encienden el horno y calientan una hogaza fragante para el desayuno. También son capaces de prepararnos las espectaculares tarteras que llevamos cada mañana al cole, para la merienda. Y los fines de semana nos deleitan con unos crepes que parecen obra del mejor cocinero parisino (durante su programación se llamó a los mejores cocineros de Europa como parte del control de calidad). Los springbots son imbatibles también con la pizza, la mousaka griega y la paella valenciana. Y sí, son los springbots los que llenan la casa de olor a mantequilla y cosas ricas apenas me pongo en pie.

Por su parte los sproutbots se parecen a obstinados tallos vegetales y están programados como mayordomos robóticos: saben poner la mesa primorosamente, y, cuando hemos terminado, recoger, limpiar, barrer y activar los aspiradores y friegasuelos robóticos que recorren el pavimento, para que quede todo limpísimo.

Lo sé, parece un cuento de Bradbury… el autor de Crónicas Marcianas. Pero esto, ya lo he dicho, no es Marte, es San Fransokio, la ciudad más chula del mundo.

Sigamos la ruta mañanera.

El baño es la jurisdicción de los dropbots que, como su nombre indica, son gotitas robóticas. Han convertido la ducha diaria en una auténtica tarea de desinfección. Son los reyes de la higiene y curan la piel de cualquier pequeña herida, infección o irritación. Su rol está entre el de lavandero y el de enfermero. La esponja es cosa del pasado.

No obstante, el verdadero enfermero de cada casa —de toda casa en esta urbe fabulosa— es, eso está claro, Baymax, el gran robot inflable que vigila nuestra salud: enfermero, pediatra, practicante, cirujano si hace falta. Antes de ir al cole o al trabajo —sobre todo tras la última pandemia— es muy importante pasar el chequeo completo de Baymax. No solo pide la temperatura y la presión cardiaca, sino que puede procesar un análisis de sangre o de saliva en cuestión de segundos.

Antes de cruzar el umbral de casa, los cloudbots —robots casi microscópicos que parecen formar miríadas de nubes— habrán detectado la temperatura y el grado de humedad exterior, así como la previsión meteorológica del día y habrán hecho una sugerencia de vestuario ¡No, hoy sandalias no, que a mediodía diluvia! ¡Coge una chaqueta más pesada, con esa tan ligera pasarás frío un poco más tarde! Más de una vez me he encontrado las katiuscas en la cartera porque me las habían metido ellos, por sorpresa.

No sé si sabríamos vivir sin ellos.

El sistema de transporte, lo sabéis ya, dejó hace eones de depender de las energías fósiles (la gasolina, vaya, para entendernos), y hemos superado ya también los coches eléctricos. Ahora se desplaza uno sobre nubes de bubblebots que no solo son velocísimas, sino que ofrecen la ventaja del mínimo espacio de aparcado.

¿Que qué son los bubblebots?

 

Y A PARTIR DE AQUÍ, ¡TIENES QUE TERMINAR TÚ LA AVENTURA!

Define qué son los bubblebots, cómo son y para qué sirven. Encájalo en la historia y envíanoslo a info@principia.io. Entre todos los que nos enviéis, ¡elegiremos tres que publicaremos en Principia! Y os regalaremos un ejemplar de Principia Kisd 13 a cada ganadora.
Pero no os preocupéis si vuestro cuento no sale ganador, porque aquí todas ganamos, así que quienes nos mandéis vuestro cuento, recibiréis un regalo sorpresa. ¿Cuál? No os lo podemos decir, si no, ¡no sería sorpresa! :D
No hay límite de edad para participar y tienes hasta el 31 de diciembre de 2021 para enviar tu final ;)
Los bubblebots son protagonistas en Principia Kids, el número 13, así que, si cuando leas esto ya lo tienes… ¡no hagas trampas! Queremos nuevas definiciones de los bubblebots ;)

 

VUESTROS FINALES (hay dos categorías, la de peques y la de mayores).

Finalmente, ¡hemos decidido premiaros a (casi)todos! Hemos tenido que descartar algunos por falta de legibilidad, pero aquí están publicados la mayoría:

PEQUES:

Ainhoa Rodríguez Parres

 

Carla Grau Sánchez

 

Giulia

Los bubblebot son unas nuvecitas grandes, pero se pueden hacer chiquitinas. Tienen un chip bajo la barriga que se conecta con un botón que cuando lo aprietas lo reduce al tamaño de tu bolsillo. Son amarillos, sus ojos son dos minibolitas negras, a veces sacan la lengua y huelen a algodón de azúcar. Las personan que se sientan encima pueden sentarse en la postura que quieran. También se pueden quitar trocitos de bubblebots y después devolverlos a su sitio. Sirven para transportarse a sitios lejanos sin dificultad de aparcar. Me encanta la vida con bots porque son superdivertidos y te ayudan en todo.

 

Laura Ortega Alcocer (IES Los Rosales. Móstoles)

Los Bubbleboots son microgotas que según las necesidades se juntan más o menos y sirven como transporte colectivo para llevar a los niños y niñas al colegio o instituto y a los adultos al trabajo. Se trata de no contaminar la ciudad y regar los parques formando lluvia.

 

Leo Gutiéz de la Fuente (IES Los Rosales. Móstoles)

Los bubblebots son los que se encargan de llevarnos de un sitio a otro. Se les llama así porque tienen la forma de media burbuja. No necesitan ruedas, ya que van volando porque las calles son magnéticas. En caso de accidente, nadie sufre daños, porque las paredes de los bublebots son flexibles y rebotan las unas con las otras, cuando ocurre nos reímos mucho. Son tan rápidas que pueden coger hasta 500 km/h. ¡Vamos, que podemos ir a pasar el día a la playa en menos de una hora! Además no os he dicho que son personalizables, los puedes cambiar de color cada vez que quieras. Y por la tarde, siempre me espera mi robot preferido, son los friendbots, todos los niños tienen uno desde que son pequeños. El mío es genial. Juego con él, me ayuda con los deberes y me hace reír y me consuela cuando estoy triste.
Todos los días vamos juntos a mi sitio preferido, en el parque, donde podemos hacer mortales y mi friendbots los hace mejor que yo.
De mayor quiero ser inventor, para poder seguir inventando otros robots fantásticos.

 

Olivia Toribio Redondo (IES Los Rosales. Móstoles)

Los bubblebots son lo más nuevo de San Fransokio. Se agrupan creando distintas formas, como los springbots y los sproutbots, pero por separado son casi microscópicos. Su nombre describe cómo son, unas pequeñas pompas moldeables por medio de una pantalla.
Cada persona elije como quiere su transporte: los más reservados crean cortinas para taparles, los niños van en caballos flotantes al colegio (que se convierten en trineos cuando llega Navidad), las personas excéntricas recrean coches prehistóricos como los Pontiacs, los padres demasiado precavidos más de mil medidas de precaución...
Lo más curioso de estos bots es la forma en que los diseñaron, pues están hechos para adpatarse a todos los gustos. Pueden cambiar de color, cambiar su dureza y su opacidad para reproducir lo que los Antiguos llamaban "ventanas". Tienen sensores de movimiento, cámaras y GPS para controlar en todo momento el tráfico de alrededor (vivir en una gran ciudad conlleva aguantar MUCHO tránsito de bubblebots), y, además ofrecen distintas rutas una vez que escojes tu destino.
A mí, personalmente, me gusta convertir los bots en un autobús escolar que he visto en series viejas e ir con mis amigos al instituto. Es mucho más divertido que ir solo. Solemos ir hablando y muchas veces le pedimos a los bubblebots que pongan nuestras canciones favoritas y cantamos como si no hubiera un mañana.
Esta es mi rutina. Dependemos mucho de los bots, pero quiero dejar claro que nada se iguala a las relaciones entre personas de carne y hueso, y aunque quiero mucho a Baymax, no podría vivir sin el resto de personas con las que convivo.
¡Saludos desde San Fransokio!

 

Irene

Los bubblebots son unos robots que manejan todo el sistema de transporte y tienen forma de triángulo, así que cuando no hay escaleras, ellos hacen de escaleras, o cuando tienes que saltar algo, ellos hacen de escalón. Lo mejor es que los bubblebots, son vehículos; el que tú quieras; si vas al colegio, coche, si te quieres ir a las Maldivas de viaje, de avión... y además con ellos siempre vas a llegar puntual. Incluso me acuerdo cuando llegué con media hora de adelanto a la escuela, fijaros sin son súper puntuales. ¡Si es que son fantásticos!

 

Iván Pastor Quirant

Pues estos divertidos y redondos androides son muy, muy pequeñitos, del tamaño de una gota de agua. Por supuesto, por separado no hacen gran cosa, pero cuando se juntan dan lugar a un comodísimo medio de transporte en forma de nube que puede alcanzar velocidades de vértigo. El motor de estos robots, como ya he mencionado antes, no depende de la electricidad, de combustibles fósiles o cualquier otro recurso contaminante, sino que se mueve gracias al viento. ¡Sí, has oído bien, al viento! Por descontado, controlar la dirección de las corrientes de aire al descubierto es completamente imposible. Es por eso que los viajes en bubblebots se hacen en los llamados “circuitos de bubblebot”, que son largos tubos de cristal subterráneos que conectan varias partes de San Fransokio. ¡Por estos cilíndricos recorridos fluyen fuertes ráfagas de viento que alcanzan incluso la velocidad del sonido! Cada vez que viajo por uno de estos tengo que esforzarme por no vomitar… Pero bueno, volviendo al tema, para acceder a uno de estos tubos hay que ir a una de las muchas “paradas de bubblebot” que hay repartidas por la ciudad. Son como las paradas del metro, solo que en este caso el transporte es tuyo y sólo tuyo.
A todo esto, seguramente te estés preguntando ¿cómo diantres guardas tus bubblebots una vez sales del tubo? Después de todo, no sería muy eficiente llevar una nube bajo el brazo adonde quiera que vayas; sin embargo, esto tiene fácil solución. ¡Simplemente llévate un vaso! Si bien la nube que forman mide alrededor de un metro y medio, está compuesta en su mayoría por aire, es decir, está casi completamente vacía. Por ende, cuando hayas llegado a tu destino, simplemente estruja tu nube con todas tus fuerzas sobre un recipiente y los bubblebots irán cayendo en forma de chorro hasta que la nube desaparezca y sólo quede el equivalente robótico a medio vaso de agua. Si luego quieres volver a viajar en una de estas nubes, basta con abocar el vaso mientras estés en una parada de bubblebot y volverán a su forma nubosa. Eso sí, cuando los guardes asegúrate de tapar bien el vaso para que no se te caigan los bots y, sobre todo, ¡no vayas a confundirte luego y bebértelos por error!

 

Lucas Catolfi-Salvoni Estébanez

Los bubblebots son un montón de pompas microscópicas que, al juntarse, hacen una pompa gigante que se abre y tú entras; le dices a dónde quieres ir y entonces, te llevan.  Cuando te bajas, la pompa explota y tú te vas; cuando vuelves, los bubblebots se juntan de nuevo y vuelven a hacerse una pompa grande. A mi no me gusta la sensación de cómo se mueven los bubblebots, pero mi padre me dice que ya me acostumbraré. Para moverse utilizan la energía de los rayos ultravioleta que vienen del sol y que son capaces de almacenar durante el día para que podamos movernos también por la noche.
Gracias a ellos puedo ir al colegio todos los días. 
Cuando sea mayor voy a crear robots yo también, robots que nos ayuden a conocer e investigar nuestros propios sentimientos. 
Y así es mi día a día en San Fransokio, la ciudad más chula del mundo.
FIN

 

Nike Antón Monzón 

Los bubblebots son burbujas con manos y pies. son muy trabajadores tanto que si coges  uno el hace lo que mandas como limpiar  la casa ,hacerte masajes ,hacerte la comida y mucho mas. viven en todo tipo de sitios solo que están muy escondidos y en las tiendas raras que nunca vas están  siempre es muy raro verle  pero para ellos. no te ven siempre tienen rayos x . No duermen siempre están despiertos. Siempre te vigilan desde ¡los 5 ojos que tienen! Lo tienen todo también incluye todos los super poderes.

 

Óliver

 

Olmo

 

Rashid Gómez Padrón 

Los bubblebots además de ser súper rápidos tienen muy buenas ventajas, al viajar te sirven platillos gourmet junto con los springbots y si lo necesitas te da una sesión de relajamiento de alta calidad, son los bots más fuertes al tener la capacidad de levantar un edificio entero y tienen una tela de algodón super suavecita que hasta te puedas dormir en ellos. Así que estos serían los bots entre los que yo vivo.

 

Sara Catolfi-Salvoni Estébanez

Son unas burbujas arcoíris pequeñas y viven en las plantas de los jardines y terrazas de la ciudad. Cuando quieres ir a algún lugar los llamas y se juntan construyendo un arco iris carretera y un coche para ti solo  o para los que quieras invitar, las burbujas ajustan su tamaño. 
Cuando llegas a destino, los bubblebots dicen: -ya os podéis bajar- y la carretera arcoíris desaparece. Cuando los vuelves a llamar todo esto se repite. 
A mí me encantan los bubblebots, porque puedo llevar a mis amigas a donde yo quiera y no necesito saber conducir ni tener muchos años. 
FIN

 

Sharik Gómez Padrón

Los bubblebots son burbujas silenciosas que se enlazan para formar el transporte que quieres, como: bicis, autos, patines, monopatín, avión, helicóptero etc., (para que no olvidemos la forma de los transportes antiguos), pero su función principal  es que las pequeñas burbujas se quedan pegadas unas con otras hasta que te envuelven en una burbuja de tu tamaño y flotan para llevarte hasta tu destino, una vez ahí, los bubblebots se van desinflando de arriba hacia abajo desapareciendo tú burbuja como una cápsula que se abre. Todas se quedan guardadas en una pequeña calcomanía que puedes traer pegada en tu accesorio favorito, yo la traigo pegada en una pulsera. Los bubblebots funcionan con dióxido de carbono que convierten en energía y liberan oxígeno.
Les quiero contar que los bublebbots, tienen diferentes aromas, son de colores, se pueden personalizar, cuando vas dentro de la burbuja puedes ver el exterior o elegir una vista de 360 grados de videos, imágenes, música, tu programa favorito o cursos para que aprendas nuevas cosas. Siempre te llevan por lugares seguros, son veloces, en las noches los bubblebots son fluorescentes, mandan pequeñas ondas a los otros bots para que se preparen cuando regresas a casa.

 

Sira

Grandes, triangulares y muy monos.
Me abrazarían y me llevarían a cualquier parte del universo en 1 segundo, incluso a través del tiempo, para sobrevolar la época de los dinosaurios o cualquier momento de la historia.

 

MAYORES:

Naiara Juárez Carmona

No sé si sabríamos vivir sin ellos.

El sistema de transporte, lo sabéis ya, dejó hace eones de depender de las energías fósiles (la gasolina, vaya, para entendernos), y hemos superado ya también los coches eléctricos. Ahora se desplaza uno sobre nubes de bubblebots que no solo son velocísimas, sino que ofrecen la ventaja del mínimo espacio de aparcado. 
Por lo tanto, una vez acabada la rutina, al salir de casa nos esperan fuera las nubes de bubblebots, listas para llevarnos a cualquier lugar. La forma de los bubblebots es parecida a los dropbots, pero en vez de ser gotitas robóticas son pequeñas burbujas que levitan alrededor mía, funcionan con energía solar y son trasportes muy seguros porque nunca sufren averías, además de que son capaces de viajar perfectamente bajo cualquier condición meteorológica.
Estas pequeñas burbujas tienen diferentes funciones. Si quiero transportarme por el aire las burbujas se agrupan formando una gran nube. Lo más impresionante de todo es que están conectadas a las neuronas motoras a través de un chip. Por lo tanto, si estoy de camino al dentista y me apetece una deliciosa tarta de manzana, gracias a que dentro de su sistema está la ubicación de cualquier sitio, aparecerá una pantalla que mostrará todos los lugares donde vendan tarta, comparando precios, calidad, cercanía…tan solo pulsando el botón verde que aparece en pantalla desviará su trayectoria hacia el nuevo destino. Así es como funcionan cuando viajo por el aire, pero si prefiero ir a pie, solo me acompañan tres bubblebots. Uno de ellos funciona como un GPS, indicándome el camino y los otros dos utilizan la función de bubblebots transformables, es decir que son capaces de transformarse en cualquier cosa que necesite en el momento. Por ejemplo, si necesito urgentemente un lápiz, una burbuja de bubblebot se convertirá en uno, y luego acabada su función vuele a su estado original, ¿fascinante verdad?

 

Judith Álvarez

¿Qué qué son los bubblebots? Son increíbles, quizás el mejor invento para desplazar "cosas" desde la rueda por los Sumerios en la Prehistoria. Su forma esférica y su color blanco casi translúcido las hacen parecer pompas de jabón; sin embargo, cuando se unen son capaces de transportar cualquier cosa, da igual su peso o envergadura. Además, puedes pedirles que cambien de color y que al unirse, lo hagan de formas diferentes y divertidas. Cuando llegas a tu destino, se colocan el vertical y así ocupan muy poco espacio, poco más que un folio Din A4.
A veces, tengo la sensación que son como los "Pop it" que estuvieron de moda en la década de los años 20 del siglo XXI, ¿sabes de lo que hablo?, de aquellos "fidget toys" o juguetes para reducir la ansiedad que se intercambiaban en los patios de los colegios, con múltiples formas y colores, y que hacían "Pop"... Qué sonido tan familiar, ¿Verdad?.
"Pop, pop, pop..." Ese es el sonido de esta ciudad, que huele a rica mantequilla y a hogaza de pan mientras vuelas en una nube.

 

Inés Hojas García-Plaza

Los bubblebots- ¿qué decir de los bubblebots? ¡Son lo más!
Te rodean el cuerpo entero, incluso entre los dedos meñiques de los pies y detrás de las orejas, y se colocan en fila dándose las manos por toda tu superficie. A veces te hacen unas pocas de cosquillas mientras se están preparando para transportarnos. Después, apretando los pies contra ti, estiran el cuello hasta que es largo como el de una jirafa y crean una burbuja púrpura a tu alrededor. Con esa estructura son muy ligeros y comienzan a flotar hasta el cielo.  Dependiendo de donde tengas que ir, los bubblebots te dirigen a distintas estaciones de nubes. Hay un banco de nubes muy cómodo para ir al parque que se llaman cúmulos, otro para ir a la escuela que son los estratos, y el que mamá y papá toman para ir a trabajar es otro un poquito más arriba. En la zona de bubblebots de los cirrocúmulos. Allí cada uno espera unos minutos, luego los bubblebots fusionan sus burbujas con los de los otros y, en un instante, viajas por un bubbletunnel a tu destino. Es rapidísimo. Y lo mejor de todo es que nunca hay atascos. Las bases de nubes de los bubblebots se sitúan todas las dimensiones para que todos los bubbletunnels tengan su sitio. Así los abuelos siempre llegan en hora para recogernos del cole, y estamos puntuales para ir al dentista, donde algunas veces me hubiese gustado que no tuviésemos un sistema tan eficaz de transporte... Lo bueno, es que allí están los fairybots, volando en sus castillos de dientes de cuento. Me encantaría transportarme a su mundo, pero por ahora los bubblebots no son capaces. Para eso necesitaríamos un bot capaz de hacernos pequeñitos. ¿Me ayudas a diseñarlo?

 

 

 

 

https://shop.principia.io/catalogo/principia-kids-13-t7e2/
Los bubblebots son protagonistas en Principia Kids 13

 

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