El principio del rayo

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Nuestro cerebro busca siempre la forma más rápida de comunicar y eso incluye a veces señas y gestos como el pulgar arriba para decir que estamos de acuerdo o que nos gusta algo o el asentar con la cabeza en vez de decir que sí. A este fenómeno los lingüistas modernos lo han llamado «el principio del rayo».

TEXTO POR CAROLA KOBLITZ
ILUSTRADO POR HEYLAVA
ARTÍCULOS
LINGÜÍSTICA
28 de Febrero de 2022

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Felipe mira triste por la ventana mientras sujeta su balón de fútbol. Está lloviendo a cántaros y por eso el entrenador ha suspendido la práctica de esta tarde.

Felipe, enojado con el clima, sale de su habitación y va a la sala a ver si hay algo en la televisión para distraerse. Pero su hermana Ana ya ha quitado el sitio y está viendo su programa favorito. Ana tiene veinte años, es diez años mayor que Felipe, por lo que él no se atreve a retarla por el control del mando.

Felipe se deja caer entre triste y enojado en el sofá al lado de Ana. Esta lo mira y le pregunta:

—¿Qué te pasa Felipe, por qué esa cara?
—El entrenador ha suspendido la práctica de hoy por la lluvia y ni siquiera puedo salir a jugar al jardín con mi balón. Estoy aburrido. ¡La lluvia es taaaaaaaan tonta! Y parece que no parará pronto, mamá dice que se viene una tormenta, con rayos y truenos —explica Felipe con cara de puchero.
—¡Oh, Messi! Pero la lluvia es necesaria, ayuda a que las plantas crezcan y las plantas limpian el aire, alimentan y dan hogar a muchos animales… sin la lluvia ¡estaríamos fritos! —aclara Ana tratando de confortar a su hermano menor.
—Sí, lo entiendo, pero yo quiero jugar —dice Felipe, obstinado.
—Bueno, pues no puedo quitar la lluvia o apagarla por ti, hermanito —dice Ana abrazando a Felipe—. Lo que sí puedo es contarte algo que aprendí hoy en la universidad en la clase de comunicación sobre los rayos.
—¿Qué tienen que ver los rayos con la comunicación? —pregunta Felipe, intrigado y ya menos enojado.
—Tú sabes que el rayo es un fenómeno natural que ocurre en la atmósfera, ¿verdad? Se trata de una descarga que se produce cuando dos regiones cargadas eléctricamente, se neutralizan temporalmente, provocando la liberación instantánea de energía. Esa energía busca siempre el camino más corto, es decir el trayecto con menos resistencia y más efectivo hasta su punto de impacto.
—Sí, Ana, eso es muy interesante y yo ya lo sabía, nos lo ha explicado la seño a principios del mes en la clase de ciencias. Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la comunicación? No lo entiendo.
—¡Ah! Es que se ha comprobado que el ser humano comunica de la misma manera que el rayo, es decir, siempre elegimos el camino más corto o más efectivo para transmitir un mensaje. Para ello tomamos todo tipo de atajos como, por ejemplo, los emojis o utilizamos palabras a medias como «porfa» en vez de «por favor». Este fenómeno también se observa en las personas que hablan varios idiomas, pues ellas escogen el idioma en el que su comunicación es más eficiente y a veces eligen una mezcla de los idiomas que hablan, dependiendo de su interlocutor, es decir, dependiendo de la persona con la que estén hablando, si ella o él también domina esos idiomas, entonces sería un atajo, si no sería un obstáculo que entorpecería la comunicación.
—¡Ah! Ya entiendo, Ana. Por ejemplo, nosotros hablamos muy bien inglés, pero hablamos mejor castellano, por lo tanto, tú y yo nos comunicamos en castellano y si una palabra no se nos ocurre o no es adecuada, podemos tomarla prestada del inglés y nuestra comunicación es rápida y efectiva. Pero cuando nuestro primo Jack, de Londres, nos visita, tenemos que hablar con él en inglés, pues su castellano no es muy bueno.
—¡Exacto! Nuestro cerebro busca siempre la forma más rápida de comunicar y eso incluye a veces señas y gestos como el pulgar arriba para decir que estamos de acuerdo o que nos gusta algo o el asentar con la cabeza en vez de decir que sí. A este fenómeno los lingüistas modernos lo han llamado «el principio del rayo». ¿Cómo lo ves, campeón?
—Veo que he aprendido mucho, Ana, pero ha dejado de llover y tu programa favorito ha terminado. Aunque el césped estará supermojado, ¿quieres venir a jugar conmigo fútbol al jardín? Quiero enseñarte cómo meto muchos goles porque corro tan rápido y efectivo como el rayo.

Nuestro cerebro busca siempre la forma más rápida de comunicar y eso incluye a veces señas y gestos como el pulgar arriba para decir que estamos de acuerdo o que nos gusta algo o el asentar con la cabeza en vez de decir que sí. A este fenómeno los lingüistas modernos lo han llamado «el principio del rayo».

Ana y Felipe ríen, se ponen sus zapatillas deportivas y salen al jardín para jugar juntos. Felipe no puede esperar para ir a su próximo entrenamiento de fútbol, pues quiere contarles a todos sus compañeros todo lo que ha aprendido sobre «el principio del rayo».

 

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