La imaginación, la fantasía y el deseo de llegar más lejos cada vez sin límite, precede a las realizaciones científicas. Los retos son consustanciales a la naturaleza humana. Las aventuras espaciales-astronómicas con la Luna (y la Tierra) como protagonistas, junto con el intento de rectificación de la dirección del eje de giro terrestre tiene en intrépidos aventureros miembros del club del rifle, el Gun Club, de Baltimore, como personajes entregados a aventuras científicas de alto riesgo, empeñando su propia vida en los proyectos. Las emocionantes y visuales situaciones que presentan son divertidas y responden a las inquietudes ambientales de curiosidad lúdico-científica de su tiempo con algunos detalles exquisitamente documentados y otros más o menos posibles imaginados con cuidado.
De la Tierra a la Luna
La primera novela escrita en 1865 fue De la Tierra a la Luna y tras cinco años, en 1870, Alrededor de la Luna. A pesar de algunos errores científicos, fruto de la imaginación aproximativa que contienen y que fueron señalados por algunos lectores ilustres en el siglo xx y por algunos otros contemporáneos a su publicación que el propio Verne conoció, ya que muchos le hicieron llegar comentarios que le señalaban minuciosamente las equivocaciones e incluso en ocasiones le expresaban airadas quejas por los mismos.
Los viajes a la Luna y astronómicos en general estaban en el imaginario colectivo de la humanidad y no eran un tema novedoso en la literatura; algunos aspectos suponían una imaginación fascinante y precisa.
En ese sentido se evocan las novelas cuyo principal protagonista es el viaje de Verne a nuestro satélite natural, y los brillantes, valientes y pintorescos viajeros desempeñan tareas imprescindibles. Estas historias, parece ser que le parecían muy divertidas al brillante astrónomo, estudioso y valedor de las ideas científicas de Einstein, Sir Arthur Eddington, que fue un airado defensor de Verne, crítico con sus detractores y con las airadas personalidades que objetaban la imprecisión. Quizá Eddington proyecta sobre el texto una mirada diferente con sentido del humor.
En las dos primeras novelas, forman el trío viajero protagonista el presidente del club, Barbican, el capitán Nicholl y Michel Ardan un personaje francés como su autor. La idea ingeniosa consistía en diseñar un proyectil de gran tamaño (una especie de bala suficientemente grande para ser habitada por personas) se calcularon todos los pormenores con minuciosidad y se lanzó con objetivo la Luna mediante un potente cañón. Este pintoresco medio de transporte para alcanzar nuestro satélite, si se conseguían las condiciones adecuadas, ponía en evidencia los conocimientos de balística de los viajeros, como miembros destacados del club del cañón.
El relato novelístico aproxima al lector al conocimiento de los movimientos lunares, la distancia a la Luna y los planetas conocidos; también se presentan estudios de balística, la construcción de un telescopio y en fin un compendio de explicaciones científicas los problemas a resolver para viajar y alunizar.
La verosimilitud se completa con los problemas que surgen en la convivencia de las diferentes personalidades de los protagonistas. El experto J.T. Maston realizó los cálculos sobre el cañón que se debía emplear, las características del proyectil y de la cantidad de pólvora para conseguir que el proyecto funcionara, siempre con asesoramiento del observatorio de Cambridge. Los protocolos de cooperación entre países guardan un cierto aire a los que tras un siglo se llevan a cabo,
Entre Nicholl y Barbicane inevitablemente emergen fricciones debido a sus temperamentos y a sus especialidades técnicas. Un aventurero francés (como el propio Verne) M. Ardan les ofrece nuevas ideas y convence a los americanos para acabar con sus diferencias y aprovechar las propuestas que les plantea. En un observatorio localizado en las Montañas Rocosas se sitúa el proyectil donde finalmente se lanza, pero no alcanza el suelo y acaba orbitando a modo de satélite lunar, debido a los problemas en la trayectoria ocasionados por la aparición de un cuerpo inesperado que altera las relaciones gravitatorias y orbitales entre todos los cuerpos implicados.
Entorno a la Luna
El relato continúa en Alrededor de la Luna, publicado en 1870, cinco años más tarde que el intento fallido de tocar el suelo lunar en la primera novela. Sus protagonistas los tres exploradores, viejos conocidos del lector, Barbican, Nichols y Ardan, viajeros intrépidos en su nave bala de cañón rumbo a la Luna realizan su extraordinaria excursión espacial visitando la cara oculta de nuestro satélite. Y hasta en los mínimos detalles del viaje, incidencias y retorno están previstos y bien diseñados (al menos eso parece al inicio).
El viaje se realiza durante la luna llena y, aunque la idea conocida de los tripulantes era aterrizar en el satélite, se dan cuenta de que están atrapados en una órbita a su alrededor. Hacen conjeturas sobre la posibilidad de vida selenita y después de comprobar que en el lado de la Luna que siempre confronta a la Tierra, ampliamente explorado por los telescopios de la época, no hay indicio de vida, observan la cara oculta. Como todo esto transcurre durante la luna llena, la cara oculta se encuentra absolutamente a oscuras. Sin embargo, estalla un bólido que hace posible, apenas por unos instantes, observar la superficie lunar de cerca, y los personajes se dan cuenta de que, en el pasado, la Luna tuvo continentes, ciudades y vida selenita que según parece desapareció.
Sans dessus dessous: El secreto de Maston (Del revés)
Transcurridos veinte años de la segunda aventura selenita, Verne publicó otra novela con incursión científica de alto riesgo y extraordinario nivel imaginativo y con la creencia en las posibilidades ilimitadas del conocimiento técnico derivado de la ciencia para doblegar la naturaleza a la medida y el capricho del ser humano Sans dessus dessous (Sin arriba ni abajo) que en español se tituló El secreto de Maston (recientemente se ha publicado una nueva edición titulada Del revés), un relato basado tanto en la intriga política como en la ciencia lleno de estímulos aderezados con misterio, asuntos turbios de tipo personal, y con un cierto aire de anticipación del tipo de desastres ecológicos debidos a los procesos de degradación del medio ambiente por la actividad desconsiderada del ser humano a la naturaleza.
De nuevo el espíritu de los afiliados al Gun Club es el protagonista, los viajeros son el calculador experto J. T. Maston, el capitán Nicholl y el presidente Barbican, aparece un nuevo personaje, el militar experto matemático Pierdeux (en francés π r 2), quien sustituye a Ardan que había participado en las aventuras lunares, la justificación del cambio se basa en que durante la expedición era necesario realizar cálculos matemáticos, además en el relato aparece una dama adinerada enamorada del matemático, la señora Scorbitt.
Hay que hacer notar que el nuevo compañero Pierdeux fue quien se dio cuenta de que el matemático calculista del proyecto, Maston, había cometido un error de cálculo importante. La idea del proyecto era lograr que el ecuador estuviera en el plano de la eclíptica, es decir conseguir que el eje de rotación terrestre fuese perpendicular a dicho plano. Para ello, estos expertos en balística pretendían servirse de un cañón de proporciones gigantescas y usando un explosivo muy potente hacer un disparo y servirse del retroceso del cañón para lograrlo. Verne que vivió el éxito de sus novelas de viajes astronómicos, pero precavido por las críticas científicas recibidas a los miembros del club del cañón como protagonistas, y a la propia idea del club del cañón, apoyatura tan ingeniosa como imprescindible e inteligente para llevar a cabo el proyecto; en este caso se asesoró minuciosamente por su amigo matemático Albert Badoureau (1853-1923) que incluso anexó un capítulo en las primeras ediciones, donde explicaba minuciosamente los cálculos efectuados.
Cabe señalar algunos guiños y complicidades con este matemático, por ejemplo que las primeras ilustraciones que representan al reflexivo Pierdeux se parecen a los retratos del amigo científico de Verne, quien incluso también le dio algunas ideas y consejos literarios, por ejemplo en una conversación al inicio de la novela en la que aparece mencionada la matemática Kovalevskaya, parece que sirviera para matizar un poco el hecho de que las mujeres están marginadas en el texto.
Maston, el calculista oficial cometió un error en la consideración de las unidades de la circunferencia del planeta entre kilómetros y metros, que en los diferentes cálculos se iba incrementando; tras encontrar este error, se da cuenta de que el proyecto es imposible, y menos mal, porque las consecuencias planetarias podrían llegar a ser terribles, se habrían producido desastres medioambientales graves empezando por el deshielo polar y los subsiguientes desequilibrios asociados a estos cambios radicales.
Deja tu comentario!