¿Por qué tengo que dormir si yo quiero seguir jugando?

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Una historia para niños sobre la enfermedad de Alzheimer.

TEXTO POR LORNA TOSELLI
ILUSTRADO POR LUNA ENCISO VELÁZQUEZ
ARTÍCULOS | KIDS
ALZHÉIMER
13 de Noviembre de 2024

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A Sofi no le gusta la noche porque tiene que ir a su cama y cerrar los ojos. Eso para ella es una gran pérdida de tiempo. Jugar es su actividad favorita y cuando el sol se va su mamá tiene la «mala costumbre», cree ella, de decirle que es hora de descansar.

La niña no cree en que sea algo realmente necesario, como dice su mamá: «si no duermes no tendrás energías para jugar mañana»; «no crecerás, porque eso pasa mientras dormimos»; «para que puedas concentrarte y aprender cosas nuevas».

 Todo esto que dice su mamá le parece tan raro a Sofi. ¿Qué tiene que ver cerrar los ojos con ser alta o baja? Le parece tan extraño que se le de toda esa importancia al dormir, que ha llegado a creer que su mamá lo dice solo para que obedezca y porque es ella la que quiere descansar.

El abuelo de Sofi vino a casa y ella quiso resolver el misterio de porqué las personas deben dormir en la noche. A él sí que le cree, porque ha vivido más años que todos y siempre tiene las respuestas. El abuelo leía siempre el diario, el de papel y por eso la nieta tenía la convicción de que él lo sabía todo. La niña corrió a abrazar a su abuelo y le dijo: «abuelo, de verdad es necesario que yo duerma o la mamá lo dice porque es ella la que quiere dormir?».

De pronto los dos se quedaron en silencio observando a su perro Mambo y a la gata que jugaban mezclando sus patas. En esa pausa vital que solo los ancianos, niños, o bien, los «distraídos», saben disfrutar. Mambo juega con su gata llamada Pina, (por Pina Bausch, la bailarina), porque siempre da giros y alza sus patitas tratando de cazar todo lo que vuela cerca de ella. Una vez incluso trataba de agarrar con sus cojinetes y garritas expuestas, un rayo de sol que parecía ser algo más que luz y algo menos que materia física. La atención del abuelo y la niña suspendidas en esta escena como si la imagen fuera el mundo entero.

El abuelo le explicaba que los seres humanos tenemos algo así como un circuito o conexión de cables eléctricos como el de las casas, para que funcione todo nuestro cuerpo y mente. Se llama sistema nervioso central, dentro del cual está nuestro cerebro, que vendría a ser como esa caja de automáticos que tenemos en algún lugar de nuestra casa y donde los botones se bajan si hay problemas eléctricos. Si esos botones del automático se cortan o bajan, nada eléctrico funciona en casa: ni la luz ni el chispero de la cocina, si requiere electricidad. Lo mismo pasa con nuestro cuerpo si nuestro cerebro, o «caja de automáticos» se daña o deteriora, el sistema eléctrico del resto del cuerpo no funciona, no podríamos hacer nada de lo que hacemos.

—¿Ni siquiera correr? —pregunta Sofi a su abuelo.
—Nada, ni siquiera parpadear —responde él. Y continúa con su explicación—:

Se pensaba que el cerebro no tenía sistema linfático, un mecanismo de drenaje o limpieza con un fluido del cuerpo humano. Pero resulta que sí tenía, y al descubrirlo lo llamaron «sistema glinfático». Este es el encargado de limpiar el cerebro. Es como el sistema de limpieza del agua de las piscinas. ¿Qué pasaría si las piscinas no tuvieran esos chorros de agua que limpian la piscina cuando se prenden? Quedaría el agua sucia, llena de hojas y bichitos flotando, porque no fluiría hacia la «boca» o agujero final de la piscina para tragarlas y filtrar el agua. Lo mismo pasa acá. Mientras dormimos, especialmente cuando estamos como tronco, o sea, bien pero bien dormidos, el cuerpo humano hace circular un líquido que limpia unas basuritas o toxinas que hacen mal a nuestro cerebro.

Nuestro cerebro es una fiesta de conexiones eléctricas constituida por unas invitadas que se llaman neuronas. El buen funcionamiento de las neuronas, ayudan a que el baile de nuestra vida, o sea, todo lo que hacemos, jugar, leer, recordar, estudiar, pintar o andar en bicicleta, todo todo, lo podamos realizar. Pero si las neuronas se destruyen, la fiesta se queda sin los bailarines y se termina. Por eso debemos cuidarlas con deporte, alimentación saludable y sobre todo con dormir bien. Esta, es una de las grandes razones por las cuales es esencial dormir.

Cuando estamos despiertos este sistema funciona levemente. Pero cuando dormimos es como si se prendieran los chorros de la piscina en la noche y esto ayuda a limpiar las basuritas del cerebro. Una de las toxinas que elimina se llama beta-amiloide, la que si se acumula mucho puede generar una enfermedad en que vamos olvidando todo lo que decimos, hacemos, el nombre de las personas y las historias que nos cuentan y que se llama Enfermedad de Alzheimer.

En esta enfermedad que no tiene cura, hay depósitos o acumulación de toxinas en el cerebro que le hacen muy mal y se llaman placas de amiloide y ovillos neurofibrilares. Estas «basuritas» van borrando los recuerdos porque se van destruyendo las neuronas. Es como si llegara el señor Alzheimer a la fiesta de neuronas y las va sacando de la pista de baile del cerebro una por una, hasta dejar sin bailarines el evento. Apagando lentamente la fiesta de la vida.

—Qué pesado que es el señor Alzheimer. Nadie lo invita y más encima echa a todos los bailarines que lo están pasando súper —dice Sofi—. Pero abuelo —agrega con preocupación—, tu siempre olvidas donde dejas los lentes, incluso cuando los tienes en tu cabeza. Y también me pides que te repita las historias que te cuento de Mambo y la señora Pina, porque no te acuerdas que ya te lo conté. ¿Eso es esa enfermedad de las basuritas?
—No Sofi, es solo que con la edad también vamos siendo más distraídos y olvidamos más las cosas. Es normal. Pero a algunas personas estos olvidos se les aumentan mucho y un doctor habla con ellos y les dice si están enfermos o si es solo la edad.
—Abuelo, ¿si te da eso te podrías olvidar de mi? —pregunta Sofi afligida.
—El olvido del cerebro por estas basuritas no influye en lo que recuerda nuestro corazón. Podría olvidar tu nombre, pero nunca podría olvidar todo lo que te quiero.

A ella le vuelve la sonrisa. Quiere seguir estando mucho con su abuelo. Él sí que sabe todo.

—¡Ah! —exclama la niña—. Tenemos que dormir para que se limpie nuestro cerebro. Como los señores recolectores de basura, que cuando me levanto muy temprano para ir al colegio y está oscuro, pasan a veces en su camión llevándose las bolsas que dejamos en los contenedores. Ahora entiendo todo.

 

Nota de la autora

Se estima que el número de personas con demencia se triplicará de acá a unos 30 años. Aumentaría de 57,4 millones de casos a nivel mundial en 2019 a 152,8 millones de casos en 2050, según un estudio publicado en Lancet Public Health en 2022. El mismo estudio prevé que los aumentos proyectados en los casos de demencia podrían atribuirse en gran medida al aumento de la población y al envejecimiento de la misma. ¿Cuán preparados estamos para esto?

El pasado 10 de septiembre de 2024 murió a sus 73 años el médico colombiano Francisco Lopera Restrepo (1951-2024), uno de los investigadores más importantes de la enfermedad de Alzheimer. Se dedicó a investigar incansablemente la Enfermedad de Alzheimer por más de cuarenta años y a dar clases por el mundo sobre sus conocimientos y hallazgos en la materia.  Su trabajo fue un significativo aporte al mundo, en cuanto a la comprensión sobre esta compleja enfermedad y por el profundo trazo de un camino para buscar una cura para ella. «Finalizando el primer año de carrera, en 1970, ser testigo de una escena le marcó para siempre el camino a Lopera. Luego de visitar a su abuela, que sufría de demencia, vio llorar a su padre al no ser reconocido por ella. Don Luis lloró de impotencia al ver que ningún médico tenía la cura para la enfermedad. El entonces estudiante de medicina pensó que era por negligencia médica y prometió que cuando fuera médico eso no le iba a pasar a ninguna abuela». (Cruz Lopera, Johansson)

 

Fuentes

—Johansson Cruz Lopera. «Francisco Lopera, el hombre que soñó con curar a su abuela». 11-09-2024.
—GBD 2019 Dementia Forecasting Collaborators. Estimation of the global prevalence of dementia in 2019 and forecasted prevalence in 2050: an analysis for the Global Burden of Disease Study 2019. Lancet Public Health. 2022 Feb;7(2):e105-e125. doi: 10.1016/S2468-2667(21)00249-8. Epub 2022 Jan 6. PMID: 34998485; PMCID: PMC8810394.

 

 

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