María Teresa Toral Peñaranda: pesos atómicos y compromiso político

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Nacida el 22 de mayo de 1911 en el seno de una familia burguesa conservadora, y formada en el Colegio bilingüe de San Luis de los Franceses, primero, y el Instituto del Cardenal Cisneros después, Mª Teresa Toral comenzó su vida académica en 1926, con 16 años, cuando se matriculó en el curso preparatorio de la carrera de Farmacia en la Universidad Central de Madrid, para que sus padres le permitieran estudiar, simultáneamente, su verdadera vocación, Ciencias Químicas. En las dos facultades sería alumna del que se convertirá en su maestro y mentor de su carrera como investigadora científica, Enrique Moles.

TEXTO POR FRANCISCO A. GONZÁLEZ REDONDO
ILUSTRADO POR ITZIAR BARRIOS
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18 de Enero de 2021

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Mª Teresa se había iniciado en la vida universitaria en los años de eclosión del movimiento estudiantil que reaccionó contra la Ley Callejo, que autorizaba la expedición de títulos superiores a los centros de los jesuitas en Deusto y los agustinos en El Escorial, pero que pronto evolucionó hacia una movilización política y revolucionaria contra la dictadura, de la mano de la FUE (que tanto contribuiría al advenimiento de la II República) y a la que rápidamente se adhirió Mª Teresa.

Por otro lado, durante esos años en los que el directorio militar había dado paso a un directorio civil, se institucionalizaba un primer movimiento feminista ilustrado protagonizado en el Lyceum Club Femenino por una élite de jóvenes burguesas con estudios superiores y aristócratas instruidas, reunidas en el entorno de la Residencia de Señoritas de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), instituciones ambas, Residencia y Lyceum, dirigidas por María de Maeztu, primera mujer designada vocal de la JAE en esos años por la dictadura.

Este ambiente eclosionará muy especialmente en el entorno de Moles, en cuyo laboratorio siempre destacó la presencia de muchas jóvenes farmacéuticas y químicas, y donde Mª Teresa era un claro ejemplo de la excelencia académica que exigía a todos sus alumnos. Una excelencia que convertía a los estudiantes de grado en verdaderos investigadores y que llevaría a muchos de ellos (hombres) a cátedras universitarias. Así, terminadas las dos licenciaturas, la de Químicas con Sobresaliente y Premio Extraordinario tras examen de Reválida, en 1933 publica su primer artículo científico en colaboración con su maestro, fruto de la tesina de la licenciatura. También se integra como ayudante de clases prácticas de Moles en su cátedra de Química Inorgánica y Electroquímica, y como becaria de investigación en su sección de Química física en el Instituto Nacional de Física y Química (INFQ). Sin poder aspirar a plazas de profesor auxiliar numerario en la facultad por hallarse ocupadas por Fernando González Núñez, discípulo de Moles desde 1921, o por Mª Teresa Salazar, que ya era colaboradora del maestro desde los tiempos del Laboratorio de Investigaciones Físicas, Mª Teresa daría clases en el Instituto-Escuela de la JAE, becada como aspirante al magisterio secundario.

En 1934, Moles, secretario general del Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada, nombraba a Mª Teresa secretaria de redacción de las Actas del Congreso, fructífera tarea que llevaría a que en 1935 fuese nombrada también secretaria de redacción de la Sociedad Española de Física y Química y responsable inmediata de la edición de su revista, los Anales. Y en 1936, mientras va completando las investigaciones en el INFQ conducentes a su tesis doctoral, publicando artículos sobre determinación de pesos atómicos en Sitzungsberichte der Kaiserlichen Akademie der Wissenschaften y en Monatshefte für Chemie, solicita una beca a la JAE para pasar dos años investigando isotopía en el Imperial College de Londres con Friedrich A. Paneth.

Mª Teresa podría haber empezado a disfrutar la pensión en octubre de 1936, tras asistir en agosto al curso de isotopía organizado en la Universidad Internacional de Verano en Santander, del que tuvo que hacerse cargo Augusto Pérez-Vitoria en ausencia de Moles, Paneth, Miguel Antonio Catalán y del resto de profesores que debían haberlo impartido. Lamentablemente, los viajes de Mª Teresa a Santander y Londres se suspendieron por el estallido de la guerra civil, que le obligaría a permanecer en Madrid.

En los primeros meses de la contienda, como secretaria de redacción de los Anales, viaja a Toledo, antes de la caída de la ciudad, para rescatar de la imprenta los originales del nº 35 (julio-agosto de 1936) del tomo XXXIV de la revista. En Madrid viste el mono azul de miliciana y lleva pistola al cinto para sacar del calabozo a su hermano y a otro falangista amigo de este. Hace lo mismo para proteger a su tío, Francisco Fabié, magistrado, a quien protegieron acogiéndolo en la casa familiar. Da charlas de propaganda marxista por la radio y para la Unión de Muchachas de las Juventudes Socialistas Unificadas, y, en noviembre, mientras enseña a los milicianos a fabricar artefactos explosivos caseros en el antiguo convento de las Salesas Reales en la calle San Bernardo, queda herida por un accidente al manipular los explosivos, con cicatrices en el rostro que la cirugía no podría resolver completamente.

Una vez recuperada y siguiendo el consejo de su maestro, evacuado a la Casa de la Cultura de Valencia con una selección de los intelectuales más comprometidos con la República, Mª Teresa permanece en Madrid, terminando la redacción de la tesis sobre Nueva revisión de los pesos atómicos del carbono y del nitrógeno, y el 10 de abril de 1937 obtiene el grado de doctor, publicando un amplio resumen en los nº 336, 337 y 338 de los Anales, correspondientes a enero-febrero-marzo de 1937 del volumen XXXV, de cuya edición también se ocuparía ella.

Moles sería nombrado, en diciembre de 1937, director general de Pólvoras y Explosivos, y el INFQ, dirigido interinamente por él desde la salida de Blas Cabrera hacia el exilio en octubre de 1936, fue adscrito el 1 de marzo de 1938 a la Subsecretaría de Armamento del Ministerio de Defensa. Mientras, Mª Teresa va publicando con su mentor las investigaciones sobre pesos atómicos que continuaría realizando durante la contienda: en francés en las Comptes Rendus de l’Academie des Sciences, en alemán en los Zeitschirift für Anorgniche allgemeine Chemie y en inglés en las Transactions of the Faraday Society. Pero si en el extranjero se recogían estos éxitos, en España, lamentablemente, la evolución de la guerra impidió completar la impresión del volumen de los Anales que debía reunir los trabajos realizados a lo largo de 1938 y que Mª Teresa había dejado ya compuesto.

Terminada la contienda, se presenta una denuncia contra todos los investigadores y personal técnico que habían continuado trabajando en el INFQ durante la guerra, acusándoles, entre otras cosas, de haber construido material bélico, como fonolocalizadores, espoletas, estopines y pequeñas piezas para artillería.

El 5 de junio de 1939, Mª Teresa es detenida y conducida a los calabozos de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, donde estuvo ocho días sufriendo torturas físicas y psicológicas durante los interrogatorios. El 13 de junio ingresa en la prisión de Ventas y pasa a colaborar en la farmacia de la cárcel, lo que le permitirá disfrutar de los beneficios de la redención de penas por su trabajo. También daría clases de inglés a las reclusas y coincidiría con las trece chicas de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que se convertirían en las «13 rosas», fusiladas durante la dictadura franquista el 5 de agosto de 1939.

Incoado el procedimiento sumarísimo de urgencia contra los investigadores del INFQ, el 18 de octubre de 1939 el Consejo de Guerra la condenaría a una pena de doce años y un día de reclusión menor y de inhabilitación absoluta. Considerando probado que había prestado «auxilio a la rebelión», la sentencia sería aprobada el 22 de noviembre de 1939 y la resolución definitiva del 3 de noviembre de 1940 sería una condena de 6 años y un día de reclusión mayor. Saldría en libertad provisional el 1 de junio de 1941, habiendo estado en la cárcel un total de 1 año, 11 meses y 19 días. Mientras, su maestro Moles seguiría exiliado en París.

En 1943 su madre financia el traspaso a Mª Teresa de una farmacia (que había estado a nombre de otra discípula de Moles, Amelia Garrido Mareca, compañera en el INFQ) en la calle Gravina número 13 de Madrid, que se abriría al público el 17 de febrero de 1944. Allí realizará análisis clínicos y preparará fórmulas magistrales y colonias.

Pero faltando a la palabra dada a su madre, la trastienda de la botica se convierte en centro de reuniones y punto de apoyo a la guerrilla urbana comunista contra la dictadura de Franco, especialmente en tareas de propaganda. Allí acoge a correligionarios huidos o perseguidos por las fuerzas del orden y allí conocería y se enamoraría de Antonio de Ben Pérez, militante del Partido Comunista de España (PCE) y también condenado y en libertad provisional, como ella.

La detención por una dilación a la policía durante el interrogatorio de un activista sería evitada en abril de 1945 por un soplo que le permitirá huir a tiempo y ocultarse en casa de Santiago Azañón Orgaz, un cadete de Artillería (ahora ya capitán) amigo de su hermano falangista, al que la familia Toral había protegido durante la guerra, quien, correspondiendo a la ayuda de entonces, se jugaría su carrera acompañándola y protegiéndola en un compartimento del tren hacia un convento en Córdoba con la identidad falsa de Isabel Pérez Molina.

El PCE clandestino consiguió que Mª Teresa entrase a trabajar en Baena (Córdoba) como enfermera y técnico en el laboratorio de la clínica de cirugía general y aparato digestivo del doctor José Antonio Sánchez Martínez, que había sido miembro del Comité sanitario del partido y también había pasado por la cárcel tras la guerra.

Pero el plan del partido era sacarla a Francia por los Pirineos. De hecho, Mª Teresa estaba oculta ya en un piso en Barcelona en agosto de ese 1945, y en octubre lo tenía todo prácticamente preparado para pasar al país vecino. Pero, la policía descubre el plan al detener e interrogar a Antonio de Ben y otros activistas; registran la vivienda y es detenida el 27 de noviembre de 1945 con cinco salvoconductos falsos. Trasladada a Madrid, sufre torturas en los interrogatorios del 1 de diciembre de 1945. Ese mismo día es internada en la enfermería de la cárcel de Ventas, donde tardará varios meses en recuperarse de las heridas, no así de las cicatrices que, desde los 35 años que tenía entonces, la acompañarán el resto de su vida.

Fue sometida en 1946 al Consejo de Guerra nº 133.525 en Alcalá de Henares, junto a Isabel Sanz Toledano y Mercedes Gómez Otero, para las que se pediría pena de muerte. Afortunadamente, el Comité Internacional de Mujeres Antifascistas reaccionó movilizando a la opinión pública internacional, destacando el papel jugado por Pasionaria desde la Federación Democrática Internacional de Mujeres. Asistieron al juicio, como observadores internacionales, dos colegas químicas, Clara Boothe e Irene Joliot-Curie (hija de Pierre y Marie Curie), ella misma Premio Nobel de Química en 1935, junto a su esposo Frédéric Joliot, y simpatizante del Partido Comunista francés.

Finalmente, Mª Teresa sería condenada a dos años (el fiscal pedía treinta años) de cárcel «por actuar contra la seguridad del estado», condena rebajada, sin duda, por la presión internacional. Conocida la sentencia, salió de Ventas hacia la Prisión Central de Mujeres de Segovia el 18 de diciembre de 1946. El 27 de noviembre de 1947 saldría en libertad condicional vigilada, acogida por personas de confianza del partido, pero expulsada del seno familiar ante la negativa de dos de sus hermanos a vivir con ella. Entre las dos condenas, había permanecido en prisión 3 años, 6 meses y 25 días.

Por mediación de su maestro, Enrique Moles, también en libertad tras pasar por la cárcel, en 1949 entra a trabajar en los Laboratorios de Antibióticos Reunidos S.A. en Aranjuez, donde hará ensayos de nuevos medicamentos, pero en su mente se va configurando la decisión de abandonar España camino del exilio.

Con la excusa de tener que asistir a un congreso de química en Nueva York, comisionada desde el Laboratorio de Antibióticos Reunidos, consigue que le hagan el pasaporte español y el 20 le conceden visado para EE. UU. Vuela a Milán, viaja a París y el 16 de octubre sale en barco desde Cherburgo camino de México.

Acogida por antiguos compañeros suyos de la Universidad Central y el INFQ exiliados en México, como Francisco Giral, los primeros puestos de Mª Teresa en 1956 serían como profesora de Físico-Química en el Instituto Politécnico Nacional, simultaneado con el de jefe de producción de preparados hormonales en el Laboratorio Panorganic, mientras realizaba numerosas traducciones de libros en inglés, francés o alemán para la editorial UTEHA, mientras se seguían publicando traducciones suyas en España por la editorial Aguilar. En 1962 empieza a hacer también traducciones para el Fondo de Cultura Económica en México y para Grijalbo en España. Finalmente, en 1963 conseguiría una plaza en la cátedra de Química Inorgánica en la UNAM y, poco después, la titularidad de la cátedra de Físico-Química en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, a la que se añadiría, provisionalmente, la de Físico-Química en la Escuela de Ciencias Químicas, también en la UNAM.

Unos años antes, en 1959, había retomado su faceta artística iniciada en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos mientras era estudiante universitaria en Madrid, ampliando en México sus horizontes científicos iniciándose en el estudio del grabado con artistas mexicanos como Guillermo Silva o Mario Reyes, japoneses como Yukio Ishukawa, y exiliados españoles como las hermanas Gaos.

La satisfacción por el trabajo universitario, complementado con las tareas artísticas, se completarían con su matrimonio en 1966, a los 55 años, con el compositor y director de orquesta de origen ucraniano, Lan Andomian, antiguo brigadista internacional durante la guerra civil española, con el que llegaría a viajar a Madrid para volver a ver a su familia tras la muerte de Franco.

Retornados a México, el 9 de mayo de 1979 fallece su marido, y, desde ese momento, la docencia universitaria deja de tener interés y se va apartado de ella, viviendo una especie de monótona reclusión y creciente deterioro físico, del que solamente se distrae con las gestiones burocráticas emprendidas entre 1990 y 1992 para recibir las compensaciones del gobierno español por los años de cárcel sufridos durante el franquismo.

En julio de 1994, mal de salud, vuelve a España a intentar recuperarse atendida por sus hermanos. Pero era demasiado tarde. Fallecería el 26 de febrero de 1995, víctima, igual que le había sucedido en 1953 a su maestro, Enrique Moles, de una hemorragia cerebral… y de ese obsceno odio cainita entre españoles del que parece imposible librarse.

 

Referencias

Fernández Terán, Rosario E. (2014). El Profesorado del Instituto Nacional de Física y Química ante la Guerra Civil, el proceso de depuración y el drama del exilio. Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid.

González Redondo, Francisco A. y Villanueva Valdés, Miguel A. (2002). Educación y sociedad en España, 1929-1931: el conflicto estudiantil en y desde la Universidad de Madrid. Revista Complutense de Educación, Vol. 13 (nº 1), 79-105.

Magallón Portolés, Carmen (1998). Pioneras españolas de las Ciencias. Las mujeres del Instituto Nacional de Física y Química. Madrid: CSIC.

Rodrigo, Antonina (2012). Una mujer silenciada: Mª Teresa Toral, ciencia, compromiso y exilio. Barcelona: Ariel.

Toral Peñaranda, Enrique (2010). María Teresa Toral Peñaranda. La voluntad de investigar y crear, 1911-1994. Alcalá la Real: Asociación Cultural Enrique Toral y Pilar Soler.

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