Wangari Maathai y el cinturón verde

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Wangari Muta Maathai pasó prácticamente toda su vida intentando reconstruir lo que otros descomponían. Su legado es un asombroso manto de clorofila que inunda el planeta proporcionándonos vida. Esta bióloga y ambientalista keniana, primera mujer en conseguir un doctorado en África Oriental y activista por los derechos humanos, orgullosa de las mujeres de su país, les dio las herramientas necesarias para labrarse un futuro alejado de la pobreza y la tiranía de los hombres.

TEXTO POR ESTIBALIZ URARTE RODRÍGUEZ
ILUSTRADO POR LUIS PINTO
ARTÍCULOS | MUJERES DE CIENCIA
ECOLOGÍA | MEDIOAMBIENTE | MUJERES DE CIENCIA
2 de Febrero de 2021

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La maleta le pesaba y estaba nerviosa. Nunca había montado en avión y no podía imaginarse cómo se sentiría allá arriba. ¿Se le taponarían los oídos? ¿Se le secarían los ojos? ¿O tal vez se le revolverían las tripas? Pronto lo iba a averiguar. Ya no había manera de echarse atrás: se iba a Estados Unidos con una beca para estudiantes africanos. Su vida iba a cambiar mucho a partir de entonces.

Wangari, hija de campesinos kikuyu originarios de la Kenia más rural, no era como las demás chicas de su pueblo. Amaba el campo, sí, adoraba el aroma de la tierra mojada, los madrugones para cuidar de las cosechas y la recogida de la leña para cocinar y calentar los hogares. Pero ella quería estudiar, adquirir conocimientos y tener herramientas para así enmendar el desastre ecológico y humanitario en el que se había convertido su amado país y, por extensión, todo el continente africano. El panorama que dejaba atrás era desolador: los bosques estaban desnudos, los suelos contaminados y las injusticias sociales habían sobrepasado todos los límites imaginables. Wangari tenía muy claro que debía hacer algo para cambiar todo aquello. Respiró hondo cuando anunciaron por megafonía que el avión se disponía a aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Kansas City. Cuando tocaron tierra sintió un alivio tremendo.

La vida en Atchison, Kansas, se parecía poco a lo que ella había experimentado en su Kenia natal. Sin embargo, Wangari era tan alegre y extrovertida que hizo amigos rápidamente. La universidad le fascinaba y se sacó el grado de Biología con suma facilidad. Sus notas fueron aún mejores durante el máster. Por aquel entonces, en Estados Unidos las protestas contra la guerra de Vietnam eran intensas y calaron en Wangari. Sus compañeros de clase se manifestaban a menudo por los derechos civiles de los negros y de la mujer y a favor de la paz, y escuchaban a menudo las canciones de un joven cantautor judío que llevaba un peinado algo peculiar. Uno de los temas preferidos de Wangari era Blowin’ in the wind.

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WANGARI MAATHAI
Wangari Maathai y el cinturón verde. Texto de Estibaliz Urarte. Ilustración de Luis Pinto. Principia Magazine. T4E1. Pincha en la imagen para acceder a la revista impresa.

 

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