Teresa de Pedro y el desarrollo del primer coche autónomo

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Estudió una carrera universitaria en una época en la que las mujeres no tenían fácil el acceso a estudios superiores; comenzó a interesarse por la informática cuando esta comenzaba a despuntar en España y las universidades apenas disponían de unos pocos equipos y diseñó uno de los primeros programas basados en inteligencia artificial. Sin duda, la trayectoria de una mujer caracterizada por ser pionera en todo lo que se proponía.

TEXTO POR LAURA MORATO
ILUSTRADO POR DRUS JIMÉNEZ
ARTÍCULOS | MUJERES DE CIENCIA
COCHES AUTÓNOMOS | INTELIGENCIA ARTIFICIAL | MUJERES DE CIENCIA
25 de Julio de 2022

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California, 2049. En medio de la tranquilidad de un cielo completamente gris, un coche sobrevuela el paisaje desierto mientras su ocupante, el agente K, descansa antes de llegar a su destino. Se trata de un Spinner: un coche autónomo con capacidad para volar que aún hoy solo existe en el universo de Blade Runner.

Son muchas las películas de ciencia ficción que han fantaseado con un futuro en el que los coches son capaces de viajar de manera autónoma o surcar los cielos dejando atrás el clásico y antiguado tráfico terrestre. Puede que aún estemos lejos de los coches voladores o del famoso compañero de viajes llamado K.I.T.T. que ayudaba a Michael Knight a luchar contra la injusticia. Sin embargo, hoy día, los vehículos capaces de circular sin asistencia humana son una realidad por la que empresas como Google invierten millones. Waymo —una empresa centrada en el desarrollo de vehículos autónomos creada por Google en 2016— ya ha anunciado que está lista para lanzar su flota de taxis autónomos por la ciudad de San Francisco. Una carrera hacia una forma de automoción inteligente en la que Tesla, liderada por Elon Musk, tampoco quiere quedarse atrás.

Pero antes de que estos gigantes tecnológicos gobernasen el mundo de los vehículos eléctricos e independientes, Teresa de Pedro (Zamora, 1944) ya soñaba con sacar adelante un proyecto que en los años 90 era poco más que una utopía.

Contrario a otras mujeres de su época, Teresa tuvo libertad absoluta para estudiar lo que quisiera y labrarse un futuro fuera de lo esperado por aquel entonces. En su caso, fue la física la que consiguió despertar su interés cuando todavía estaba en el colegio. De esta forma comenzó sus estudios universitarios en Ciencias Físicas en 1961, donde tan solo una cuarta parte de sus compañeras eran mujeres. La mayor parte de ellas seguirían el camino de la enseñanza al finalizar su etapa universitaria. Sin embargo, Teresa decidió tomar un camino diferente, lo que terminaría por convertirla en una de las pioneras en el campo de la inteligencia artificial y en el desarrollo del coche autónomo en España.

Su trabajo fin de carrera tampoco fue algo típico. Trató sobre física atómica y requería para su desarrollo de un programa de computador —como se llamaban a los ordenadores antes de que se impusiera este término— en una época en la que las universidades apenas disponían de unos pocos y estos eran máquinas enormes con muy poca capacidad. El modelo utilizado era el IBM 1620 y, por aquel entonces, programar no consistía en introducir códigos en una interfaz, sino que se utilizaban tarjetas perforadas. Estas tarjetas almacenaban la información del programa en base a un código preestablecido mediante la perforación de los orificios en determinadas posiciones. Aquello fue para Teresa su primer contacto con la informática, cuando esta recién comenzaba a despuntar y aún necesitaba de un diccionario propio.

Teresa de Pedro consiguió desarrollar un programa (llamado DOCIL) que realizaba de manera automática el trazado de dichas conexiones, utilizando para su diseño técnicas propias de la inteligencia artificial.

Años más tarde, el proyecto que desarrolló durante su tesis doctoral (presentada en 1976) la acercó al campo de la inteligencia artificial. En ella proponía una solución a un problema práctico que afectaba a los sistemas electrónicos de la época: el diseño de las conexiones en los circuitos impresos. Estos caminos dibujados sobre las superficies de las placas de color verde que encontramos en cualquier aparato electrónico eran resultado de una labor puramente manual. Conforme se trazaban las diferentes conexiones, la tarea se hacía más y más complicada. Teresa de Pedro consiguió desarrollar un programa (llamado DOCIL) que realizaba de manera automática el trazado de dichas conexiones, utilizando para su diseño técnicas propias de la inteligencia artificial. El éxito del sistema que desarrolló no se hizo esperar: el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) lo transfirió a empresas, centros de investigación, institutos de astrofísica y universidades, tanto españolas como extranjeras. Su primer viaje a  Alemania sería para  implantar aquella tecnología con sello español en el Instituto Max Planck.

Llegado 1996, comenzó junto a su grupo de investigación el programa Autopía cuyo objetivo era el desarrollo de coches autónomos e inteligentes. En aquella época, Teresa formaba parte de lo que hoy es el Centro de Automática y Robótica del CSIC, donde trabajaba en el desarrollo de técnicas de control para robots móviles. Sin embargo, la adquisición de aquellos robots implicaba un gran gasto económico, llegando a superar incluso al coste de un vehículo. Así que la solución parecía estar clara: un coche no distaba mucho de un robot con ruedas. Pretendían sustituir al conductor por un programa de computador. Para ello, necesitaban colocar en el vehículo todo lo necesario para recoger la información del entorno: sensores, GPS, cámaras de visión, etc. Esto le permitiría al coche responder en función de lo que ve, actuando sobre el pedal de freno, el acelerador y el volante, tal y como lo haría un conductor humano.

En 2012, Platero —el vehículo que habían equipado usando la tecnología que habían desarrollado durante quince años desde que comenzó el proyecto— consiguió recorrer cien kilómetros sin conductor gracias a su sistema de navegación y a un sistema de visión artificial. Habían conseguido lo que en 1996 parecía una completa locura, colocándose España a la cabeza de la carrera por el desarrollo del coche autónomo cuando todavía nadie lo tomaba en serio.

Imagen del vehículo Platero circulando por la carretera mientras su conductor lee un libro. Fuente: CSIC

Teresa de Pedro se retiró en 2014, aunque el proyecto Autopía ha seguido su rumbo ya sin el liderazgo de su precursora. En 2019, fue galardonada con el premio eWoman a la trayectoria profesional por sus casi cincuenta años de trabajo formando parte del Centro Superior de Investigaciones científicas.

 

 

Referencias:

La Opinión de Zamora: «Teresa de Pedro, la zamorana que desarrolló el vehículo sin conductor».

El Mundo: «Teresa de Pedro, precursora de los coches autónomos».

Superior C. El CSIC experimenta la conducción de coches del futuro. 2012;1–2.

 

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