Hugo tiene dos mamás

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Tercer Premio de la quinta edición de cuentos infantiles Ciéncia-me un cuento. Organizado por la Society of Spanish researchers in the United Kingdom (SRUK/CERU).

TEXTO POR NEREIDA BUENO GUERRA
ILUSTRADO POR NEREA ORTIZ
ARTÍCULOS | KIDS
CIENCIA-ME UN CUENTO V | CULTURA EN DIVERSIDAD | FECUNDACIÓN IN VITRO | REPRODUCCIÓN ASISTIDA
20 de Enero de 2023

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—Recordad: para ir de excursión al Observatorio Astronómico, tenéis que traer la autorización firmada por papá y por mamá. Si no, no se puede ir —dijo la profe.

Noelia, una chica de ojos verdes, pecas y dos coletas que bailan cada vez que camina, de repente abrió muchos los ojos y se dio la vuelta para decirle en voz bajita a su amigo Hugo, que estaba en el pupitre de atrás:

—Hugo, ¿y tú entonces no vas a poder ir? Tú tienes dos mamás, y la profe dice que firman la autorización el papá y la mamá. ¿O en tu casa hay una que hace de papá y otra que hace de mamá?

Hugo ya estaba acostumbrado a este tipo de preguntas. Como mucha gente tiene un padre y una madre, hay dudas existenciales que necesitan resolver, como esta. Así que Hugo sonríe, porque se sabe la respuesta, y se dispone a compartir todo su conocimiento con su mejor amiga:

—¡Pues ninguna! Una es mamá y la otra es mami. Las dos son mayores y por eso pueden firmar. Primero una y luego otra.

Noe se muerde el labio con las paletas. Lo hace cuando entiende casi, casi algo, pero no del todo.

—Ya. Pero… ¿tú no has tenido nunca un papá? La profe contó el otro día que se necesitan un hombre y una mujer para hacer hijos, porque el hombre da los bichitos esos que parecían renacuajos y la mujer da el huevo donde solo puede entrar uno. ¿Te acuerdas?

Hugo, de repente, se quedó callado. Pues es verdad. La profe había explicado eso en clase. Y si los bichitos los tiene el hombre, pero él tiene dos mamás, ¿cómo había nacido? ¿Era posible nacer de dos mamás y que él no tuviese un padre? ¿O tenía un padre secreto y no se lo habían presentado? Esto era un misterio enorme y tenía que resolverlo. Así que decidió que, cuando llegase a casa, empezaría su investigación.

A las dos y media sonó la sirena. Como todos los días, recogieron sus cosas, las metieron en la mochila y marcharon a casa. Hugo y Noe siempre compartían un trocito del camino.

—Pues tenemos que averiguar el misterio de tu padre —sentenció Noe, con la seriedad que requería convertirse en detective—. Esto es como un escape room: si buscamos bien las pistas, seguro que encontramos la solución. Cuando llegues a casa puedes mirar en los armarios a ver si hay ropa de padre. Yo creo que todos los padres tienen calzoncillos. Si en tu casa hay calzoncillos, tienes un padre escondido en algún sitio. Y también puedes buscar fotos de padre en los álbumes de fotos. Si encuentras alguna pista, ¡llámame!

Cuando llegó a casa, como siempre, Hugo le dio un beso a mami, comieron juntos y, cuando mamá llegó un poco más tarde y se quedaron juntas en el salón, se escapó a la habitación para inspeccionar los armarios. Antes, cogió una libreta para ir apuntando todo lo que encontraba: «Investigación», escribió. «Revisión de armarios. Tras mirar siete cajones = 0 calzoncillos». Hugo miró su libreta: de momento, no había rastro de su padre. Entonces, fue al despacho, donde estaban los álbumes de fotos. ¡Había un montón! Pero recordaba que hacía tiempo sus mamás le habían enseñado uno con fotos de cuando era pequeño. A lo mejor si empezaba por ese, aparecía su padre. «Revisión de fotos», apuntó.

En ese álbum se veía a mami muy gordita en la playa y a mamá besándole la barriga. También aparecían en una tienda comprando ropa de bebé. Reconoció enseguida a su peluche Miau. Había también fotos en el hospital, donde mami tenía un bebé en brazos y mamá estaba de pie, cogiéndole la manita al bebé. Supo enseguida que esa manita era la suya porque él tenía el mismo lunar en el mismo sitio. En las siguientes fotos aparecía el bebé haciendo cosas de bebé y las dos mamás con él. Pero en todas, ni rastro de papá. Así que anotó: «Tras mirar álbum = 0 fotos». Su investigación de momento no daba resultados. Este era el misterio más misterioso del mundo mundial.

En ese momento, mamá se acercó al despacho y encontró a Hugo en el suelo, junto al álbum y a su libreta.

—Estabas muy callado y me he acercado a ver qué hacías. ¿Has estado viendo fotos? ¡Qué guay! ¿Quieres que las miremos juntos y te contemos cosas graciosas que hacías cuando eras pequeño?

A Hugo le encantaban esas anécdotas, pero ya las había escuchado antes y él tenía ahora un misterio que resolver. Entonces, sintió que había llegado el momento. Se levantó muy serio y dijo:

—Estoy buscando a papá. En el cole nos han explicado que los niños nacen de un hombre y una mujer, y en casa no hay calzoncillos ni fotos de papá.

Hugo pensó que quizás no se había expresado con toda la claridad que quería, pero su mamá parecía haberle entendido muy bien, porque sonrió y le dijo:

—Vente conmigo al salón, que mami y yo te vamos a enseñar una caja que no has visto nunca.

Cuando llegaron al salón, mamá dijo:

—Cariño, Hugo me acaba de decir que está buscando a papá. ¿Te parece que le enseñemos la caja que todavía no ha visto?
—¡Anda! Claro. Voy a por ella.

Hugo estaba un poco nervioso. ¡Había una caja en su casa que él no conocía! ¿Qué habría dentro? Tenía muchas ganas de saberlo para contarle luego todo a Noe. Mami entonces apareció con la caja; se sentaron los tres en el sofá y la abrieron. ¡Dentro había un montón de cosas!

—Hugo, lo que te ha dicho la profe es verdad. Para que nazcan los niños, hacen falta dos cosas: semen y un óvulo —empezó mamá.
—El semen lo producen los hombres —continuó mami—. Es un conjunto de bichitos que tienen forma de renacuajos. Cada renacuajo se llama espermatozoide.
—Los óvulos los producen las mujeres —retomó mamá—. Son redondos. Los niños nacen cuando se junta un espermatozoide con un óvulo.
—Pero todo esto ya lo sé—dijo Hugo—. Nos lo explicó la profe. Lo que no entiendo es que, si vosotras sois dos mujeres, ¿de dónde salió el semen?
—Esa es muy buena pregunta. Las dos teníamos mucha mucha ilusión por tenerte.

Pero como ninguna de las dos producimos semen, fuimos a un hospital y se lo contamos al médico. El médico nos dijo que hay hombres que donan semen. Donar significa regalar. Es decir, hay hombres que regalan su semen para parejas que no pueden producirlo, como nosotras. En España, el regalo de semen es anónimo. Eso significa que funciona como un amigo invisible: tú recibes un regalo, pero no sabes de quién. O sea que nosotras recibimos el semen, pero no sabemos quién es el hombre que nos lo regaló. ¿Hasta aquí lo entiendes?

—¡Sí! —dijo Hugo—. Pero, entonces, ¿qué pasó después? ¿Cómo se juntó el semen con el óvulo?
—Hay personas que ayudan a otras a tener hijos. Trabajan en departamentos de «reproducción asistida», porque reproducción significa «tener hijos» y asistida significa «ayudar». Y tienen tres maneras de ayudar. Una se llama inseminación. Fíjate en el prefijo, el inicio de la palabra, «in-», que significa «dentro». Y «-seminación», que se parece a «semen», ¿verdad? Eso significa que el semen se mete dentro de una mujer. La inseminación se hace en el hospital. Cogen el semen del hombre y con una especie de palito fino lo introducen dentro de una mujer. Como la mujer produce óvulos, ya está todo listo: si un espermatozoide encuentra al óvulo, la mujer se queda embarazada ¡y ya puede nacer un niño!
—Otra manera se llama fecundación in vitro—siguió mamá—. Se hace parte en un laboratorio y parte en el hospital. «Fecundar» significa juntar un espermatozoide con un óvulo. «In vitro» significa hacerlo en el laboratorio. Funciona así: a una mujer le sacan óvulos con un palito y los guardan. Un hombre regala semen y lo guardan. Y en el laboratorio, juntan a los dos. Cuando están los dos juntos, se produce un embrión. Otro día, la mujer va al hospital y con un palito le meten dentro el embrión. ¡Así la mujer se queda embarazada y está todo listo para que pueda nacer un niño!
—La tercera manera se llama método ROPA. La única diferencia con el anterior es que una de las mamás da su óvulo y la otra mamá recibe dentro el embrión. Las dos participan un poquito. Como ves, con estas tres maneras, dos mamás pueden tener hijos. Los expertos en reproducción asistida aconsejan la mejor manera dependiendo de muchas cosas médicas. Nosotras hicimos inseminación. Como has visto las fotos del álbum, ya sabes quién recibió el semen, ¿verdad?
—¡Sí, fue mami, porque en la foto de la playa tenía la barriga enorme! Pero, entonces tú, mamá, ¿no eres mi mamá? Porque no hiciste nada. Ni diste el óvulo ni recibiste el embrión.
—¡Uy, mamá hizo mucho! —dijo mami, cogiéndole la mano—. Mamá me cuidó cuando yo estaba embarazada. Estuvo conmigo en el hospital, cuando te di a luz. Las dos te cambiamos los pañales, te dimos de comer, te abrazamos cuando estabas triste… Para ser mamá no hace falta dar óvulo o quedarse embarazada, solo hace falta cuidar y dar amor. Si lo piensas, hay niños que son adoptados, como Xiuang, el chico de tu clase. Su papá no puso semen y su mamá no se quedó embarazada. Pero ¿a que consideras que los dos son su padre y su madre?
—Sí, porque los dos le cuidan y le quieren.
—Pues con nosotras pasa igual. Y aquí tienes las pruebas.

Mamá entonces sacó de la caja ecografías, que eran fotos en blanco y negro de cuando Hugo estaba dentro de la barriga de mami. Sacó también un chupete, papeles con cosas médicas… Hugo sintió que el misterio estaba resuelto y, muy contento, salió corriendo para llamar a Noe:

—¡Noe, misterio resuelto! Yo no tengo papi, y no pasa nada, porque quienes me quieren y cuidan son mis mamis. El semen se lo regaló un hombre y unos expertos en reproducción asistida las ayudaron para meterlo dentro de una, y nací yo.

Tras mucho pensar, Noe respondió:

—Vale. Entonces, en tu casa solo están tus calzoncillos.

 

 

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