Pioneras de la programación informática: las mujeres que escribieron el futuro
Cuando pensamos en los inicios de la informática, nombres como Alan Turing o Charles Babbage suelen aparecer primero en nuestra mente. Sin embargo, detrás de los cimientos de este campo, existen mujeres visionarias que desempeñaron un papel crucial y que, a menudo, no han recibido el reconocimiento que merecen. Desde Ada Lovelace hasta las mujeres que programaron el ENIAC, las pioneras de la programación no solo rompieron barreras de género, sino que también definieron las bases de la informática moderna.
En el siglo XIX, Augusta Ada King, más conocida como Ada Lovelace, colaboró con Charles Babbage en su diseño de la Máquina Analítica, una máquina teórica considerada precursora de los ordenadores modernos. Ada no solo comprendió la mecánica del dispositivo, sino que también vislumbró su potencial más allá de los cálculos matemáticos, imaginando aplicaciones en música y otras áreas creativas.
Su mayor legado fue el desarrollo de lo que se considera el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, convirtiéndose así en la primera programadora de la historia. Su capacidad para prever el impacto futuro de las máquinas computacionales cimentó su lugar en los anales de la informática.
Las mujeres del ENIAC
Durante la Segunda Guerra Mundial, seis mujeres estadounidenses —Kathleen McNulty, Frances Bilas, Betty Jean Jennings, Ruth Lichterman, Betty Snyder y Marlyn Wescoff— fueron seleccionadas para programar el ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Computer), el primer ordenador digital de propósito general.
Aunque el ENIAC era un dispositivo revolucionario, programarlo era una tarea titánica que implicaba conectar cables y ajustar interruptores manualmente. Las programadoras del ENIAC dominaron este sistema complejo sin manuales ni precedentes, desarrollando métodos que aún influyen en la programación moderna. A pesar de su enorme contribución, estas mujeres permanecieron en el anonimato durante décadas.
Grace Hopper, matemática y contraalmirante de la Marina de los Estados Unidos, fue una de las figuras más influyentes en la historia de la informática. Su trabajo en el desarrollo del compilador, un programa que traduce el lenguaje humano a lenguaje máquina, allanó el camino para los lenguajes de programación modernos. Hopper lideró el desarrollo del COBOL (Common Business-Oriented Language), que se convirtió en uno de los lenguajes de programación más utilizados en la historia.
Hopper también popularizó el término debugging (depuración) tras encontrar literalmente una polilla en un ordenador, un episodio que ilustra su espíritu práctico y su humor.
Margaret Hamilton: llevando al hombre a la Luna
Durante las misiones Apolo de la NASA, Margaret Hamilton lideró el desarrollo del software de navegación que permitió a los astronautas aterrizar en la Luna. Su enfoque en la confiabilidad y su diseño de sistemas capaces de manejar errores fueron fundamentales para el éxito del programa espacial.
Hamilton acuñó el término «ingeniería de software» para dar visibilidad y legitimidad a esta disciplina emergente. Su trabajo no solo revolucionó la exploración espacial, sino que también estableció estándares para el desarrollo de software crítico.
Joan Clarke: el genio tras Turing
Joan Clarke, matemática y criptógrafa británica, trabajó junto a Alan Turing en Bletchley Park durante la Segunda Guerra Mundial. Su habilidad para descifrar códigos fue clave en la ruptura del Enigma, el sistema de cifrado utilizado por los nazis. Aunque su contribución fue vital, su papel fue menos reconocido debido a las limitaciones de género de la época.
Legado y futuro
Estas mujeres, y muchas otras como ellas, abrieron el camino en un campo que inicialmente se consideró «trabajo femenino», pero que, con el tiempo, se transformó en una profesión dominada por hombres. Su legado no solo reside en las herramientas y conceptos que desarrollaron, sino también en su capacidad para superar barreras sociales y demostrar que el ingenio y la creatividad no tienen género.
Hoy, a medida que las mujeres continúan ganando terreno en la tecnología, recordar a estas pioneras nos inspira a seguir construyendo un futuro inclusivo y diverso en el ámbito de la informática. Sin ellas, la programación informática no sería lo que es hoy: una disciplina que escribe, literalmente, el futuro del mundo.
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