Annie Jump Cannon. El silencio de las estrellas

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A millones de años luz de aquí y ahora, en un ambiente de oscuridad cegadora y también tras el telón, el espacio se expande, cuerpos celestes se mantienen en reposo y galaxias enteras se fusionan a una velocidad brutal. Algunas supernovas toman rumbos inesperados y se encuentran violentamente, estrellas tenues y estrellas brillantes iluminan el firmamento, el real y el proyectado en un monumental mapping en 3D.

TEXTO POR SILVIA MIELGO GALLEGO
ILUSTRADO POR LAURA WÄCHTER
ARTÍCULOS | MUJERES DE CIENCIA | EFEMÉRIDES
ASTRONOMÍA | FÍSICA | MUJERES DE CIENCIA
13 de Abril de 2021

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Los tramoyistas mueven los proyectores, aseguran los contrapesos que penden de un simulado eclipse solar y el iluminador da instrucciones minuciosas para que las luces estelares parezcan de verdad. El foco principal alumbra poniendo el énfasis en un montón de objetos de atrezo. Y al otro lado del escenario, sentada en una antigua mesa de oscura madera, delante de una pizarra con fórmulas, ahí ando, enredada con mil documentos, añadiendo pequeños toques a lápiz en el guion.

Ya sé que cuando se habla del oficio de actor las imágenes que brotan en la mayoría de las mentes son las de las jornadas promocionales, las alfombras rojas y las entrevistas en medios. Para mí esas son las tareas más fastidiosas y tediosas de todas, tanto o más que hacer calceta o indigestarme con un programa televisivo del corazón. Lo que me gusta es encarnar, construir un personaje trascendente y formar parte de una historia que realmente merezca la pena ser contada. Y, créeme, que la de la astrónoma Annie Jump Cannon estimula a la acción, transmite valores necesarios, trasciende y contribuye a las generaciones presentes y futuras.

Cuando intento viajar a mi pasado distingo nítidamente muy pocos recuerdos tempranos; solo me inundan algunas instantáneas en colores brillantes de algunos momentos familiares especiales. Pero lo que sí recuerdo de forma muy clara es cómo mi familia siempre estimuló mi curiosidad y eso es lo que también hizo Mary, la madre de Annie. Ella fue la que le transmitió el interés por contemplar las estrellas y le animó cuando quiso salir de casa e irse a estudiar al prestigioso Wellesley College. A lo mejor piensas que este apoyo por parte de su madre es intrascendente, que es la actitud habitual de los padres con sus hijos, ya sean mujeres u hombres, pero en 1880 no era un gesto menor. Atraer a su hija a un campo de conocimiento científico casi exclusivo de hombres fue vital para Annie. Aunque parezca increíble, en la actualidad, todavía hay que preocuparse por fomentar las vocaciones científicas entre las mujeres. Parece que, aproximadamente, a los seis años, las chicas comienzan a infravalorarse irracionalmente y consideran que son menos listas, menos aptas para las tareas de ciencia que los niños. ¿No te parece terrible? De hecho, que en la actualidad las niñas tengan referentes científicos femeninos, que en los colegios conozcan a mujeres como Jump Cannon, que puedan leer cuentos o revistas que expliquen sus historias, les puede ayudar e inspirar para que opten por estudios y profesiones relacionadas con la ciencia .   

En el Wellesley College, una universidad privada femenina (sí, solo para chicas) de artes liberales (humanidades, lenguas, ciencias sociales, matemáticas y ciencias naturales), Annie estudió matemáticas, biología y física, y se graduó en esta última. Allí tuvo la inmensa suerte de ser alumna de la astrónoma Sarah Frances Whiting, no solo una excelente docente sino también una de las pioneras de la defensa de los derechos de las mujeres en el ámbito científico. ¡Seguro que sintió lo mismo que cuando me dio clase la mismísima Cristina Rota!

Después de graduarse, Annie volvió a la casa familiar, con la mente ávida de seguir aprendiendo pero sin muchas esperanzas de que todos sus esfuerzos académicos fueran a servir para nada a nivel profesional.  

En 1892, de nuevo alentada por su progenitora, se tomó un año sabático y se fue de viaje por Europa. A Annie le interesaba especialmente la fotografía y por ello no tardó en unir sus dos pasiones. Durante ese tiempo se dedicó a observar y tomar instantáneas, con su cámara de caja Kodak Blair, de las estrellas, las constelaciones e incluso un eclipse solar en España.

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