El curioso caso de los elefantes de Gorongosa

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Cuando pensamos en los elefantes que habitan en África, todos tenemos en nuestras cabezas la imagen de estos grandes mamíferos, de enormes orejas e impresionantes colmillos que caminan por la sabana. Sin embargo, en las últimas décadas cada vez son más los ejemplares de esta especie que carecen de colmillos, fundamentalmente en zonas donde la caza furtiva sigue afectando a sus poblaciones. Pero ¿cómo es posible que estén perdiendo este rasgo tan característico?

TEXTO POR LAURA MORATO
ILUSTRADO POR ITZIAR BARRIOS
ARTÍCULOS
BIODIVERSIDAD | ELEFANTES | ZOOLOGÍA
8 de Agosto de 2022

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El elefante africano es el animal terrestre más grande del mundo y su inmensidad no es equiparable a la de ninguna otra especie. Pueden pesar hasta ocho toneladas y alcanzar los tres metros de alto. Sus sonidos se pueden escuchar a kilómetros de distancia y son capaces de utilizar la fuerza de sus pisadas para comunicarse entre sí, tan solo sintiendo las vibraciones que se transmiten a través del suelo; escuchando a través de sus pies. Se protegen y viven en comunidades, mostrando un comportamiento social tan complejo que ha hecho necesaria la creación de una base de datos —construida con muchas horas de observación de estos animales— que ayude a entenderlos e interpretarlos. Y aún así, pese a lo imponente de su tamaño y la espectacularidad de la imagen que crean en el paisaje que habitan, esta especie sigue sufriendo los estragos de la codicia humana.

La caza furtiva de estos animales en busca del marfil de sus colmillos ha provocado que su población se reduzca de forma dramática. Pero no son solo los números lo que ha alertado a los científicos y a aquellos que luchan por su conservación: en el Parque Nacional de Gorongosa, en Mozambique, el número de hembras que nacen sin colmillos es cada vez mayor. Pero ¿es la presión ejercida por la caza furtiva la que ha desencadenado un cambio en la anatomía de estos animales?

El fenómeno de cuello de botella

Durante la guerra civil en Mozambique (1977-1992), el comercio de marfil se disparó para financiar las armas en el conflicto. De esta forma, la caza provocó una reducción de más del noventa por ciento de la población de elefantes de Gorongosa, quedando unos pocos centenares donde en décadas anteriores habían habitado hasta cuatro mil ejemplares. Lo curioso es que aproximadamente el cincuenta por ciento de los elefantes hembra de mayor edad, aquellas que sobrevivieron al largo conflicto, portan una rara característica: no tienen los largos y curvados colmillos que todos asociamos a la imagen del elefante africano.  

Lo cierto es que la carencia de colmillos no es un rasgo que solo se haya observado tras la guerra. Antes del conflicto ya se observaban hembras que carecían de ellos. Sin embargo, entre las hembras que han nacido desde la contienda, esta característica que inicialmente era difícil de encontrar ahora está presente en un treinta y tres por ciento.

Los estudios realizados en esta población de elefantes parecen indicar que la caza furtiva favoreció la selección de aquellos que mostraban esta característica. La matanza indiscriminada de estos animales durante los quince años de conflicto causó en la población lo que se conoce como «cuello de botella». Es decir, una reducción drástica del número de individuos que en este caso provocó que aquellas hembras que carecían de colmillos (y que inicialmente representaban un porcentaje muy bajo de la población de elefantes en Mozambique), pasaran a ser mayoritarias entre los individuos supervivientes. En un entorno donde tener colmillos los convertía en prácticamente un trofeo, no tenerlos suponía una ventaja;  mayores probabilidades de sobrevivir en un ambiente hostil y transmitir la información genética que determina la ausencia de colmillos a la siguiente generación. Un proceso de selección, en este caso claramente impulsado por la acción humana.

¿Pero cuáles son las bases genéticas de la carencia de colmillos en los elefantes africanos? ¿Por qué este rasgo solo se observa en las hembras?

Durante la guerra civil en Mozambique (1977-1992), el comercio de marfil se disparó para financiar las armas en el conflicto. De esta forma, la caza provocó una reducción de más del noventa por ciento de la población de elefantes de Gorongosa.

La clave está en el cromosoma X

Los elefantes usan sus colmillos para todo tipo de tareas: desde levantar y mover objetos, hasta cavar para encontrar agua o remover la corteza de los árboles para obtener alimento. Sin embargo, si nos fijamos detenidamente, estos enormes colmillos no dejan de ser dientes superdesarrollados. Así que para determinar las bases genéticas que conducen a una diferencia en la formación de estos alargados dientes, primero es necesario identificar qué genes controlan el desarrollo de los colmillos.

Generalmente, los mamíferos comparten el mismo programa genético para la formación de los dientes. Es decir, que si conocemos los genes que controlan el desarrollo dental por ejemplo en humanos, podemos encontrar sus homólogos en elefantes: aquellos genes que de forma equivalente desempeñan la misma función en estos animales. Es una forma de restringir la búsqueda, en lugar de analizar un genoma completo con miles de genes.

Para hacer este estudio, los investigadores compararon muestras de ADN de elefantes hembras con colmillos y sin colmillos. Dado que pertenecen a la misma población, el objetivo era encontrar qué partes en la secuencia de ese material genético son diferentes entre ambos grupos. Si esas diferencias encontradas en la información genética coincidían en genes de los que se conoce su participación en el desarrollo dental, esos cambios podían ser claves en la ausencia de colmillos.

La matanza indiscriminada de estos animales durante los quince años de conflicto causó en la población lo que se conoce como «cuello de botella».

Pero, además de la información ofrecida por el genoma humano, los investigadores contaban con otra pista: el rasgo solo se observa en hembras, lo que indica una herencia ligada al cromosoma X.

En mamíferos, la determinación del sexo depende de dos cromosomas: X e Y. De esta forma, las hembras presentan dos cromosomas X, mientras que los machos presentan un cromosoma X y un cromosoma Y.

Lo que ocurre es que las hembras que carecen de colmillos portan la variación causante de este rasgo en uno de sus cromosomas X. Al ser dominante, es suficiente con que uno de los cromosomas lo porte para que se manifieste su efecto en el individuo. Si una hembra con esta información genética concibe a un hijo macho, este tendrá un cincuenta por ciento de probabilidad de recibir el cromosoma que presenta dicha variante. Entonces ¿por qué no encontramos elefantes machos sin colmillos entre la población de elefantes de Gorongosa?

El patrón de herencia que se ha observado indica que la mutación causante de la ausencia de colmillos es letal en machos, los cuales solo tienen un cromosoma X. De esta forma, una hembra que reciba de su progenitora el cromosoma que lleva la mutación podría desarrollarse, mientras que un macho moriría durante el periodo de gestación. Solo nacerá si recibe el cromosoma que porta la información necesaria para el desarrollo de los colmillos.

De esta forma, los investigadores encontraron regiones en el cromosoma X que diferían entre las hembras con y sin colmillos. Lo interesante es que estos genes que parecen estar involucrados, en humanos participan en el crecimiento de los dientes incisivos, el equivalente a los grandes colmillos en los elefantes.

Los elefantes usan sus colmillos para todo tipo de tareas: desde levantar y mover objetos, hasta cavar para encontrar agua o remover la corteza de los árboles para obtener alimento.

El impacto de una especie en todo un ecosistema

Aunque los elefantes sin colmillos parecen sobrevivir sin problemas, cualquier alteración que ocurre en la naturaleza no está libre de tener cierto nivel de impacto. Esta evolución hacia hembras sin colmillos que se está observando en las poblaciones de elefantes, derivada de la presión selectiva ejercida por la caza, puede tener efectos colaterales aún desconocidos.

Los elefantes son considerados «ingenieros de ecosistemas»: modifican el lugar que habitan y esos cambios impactan positivamente en la biodiversidad. Derriban árboles permitiendo que otras especies transiten por lugares por los que no podrían o encuentren cobijo en los troncos dañados por el uso de sus colmillos; cavan agujeros para acceder al agua que pueden ser aprovechados por pequeños animales y ayudan a dispersar las semillas de ciertos árboles que forman parte de su alimentación. Incluso las huellas que dejan sus pisadas pueden convertirse en pequeños ecosistemas donde renacuajos y otros organismos habitan cuando se llenan de agua.

¿Por qué no encontramos elefantes machos sin colmillos entre la población de elefantes de Gorongosa? El patrón de herencia que se ha observado indica que la mutación causante de la ausencia de colmillos es letal en machos...

Por ello, un cambio en la conducta de estos animales derivado de la ausencia de colmillos también podría implicar cambios en la forma en la que se distribuyen en el paisaje y, en consecuencia, afectaría al resto del ecosistema. Por ahora se han observado modificaciones en la alimentación de las hembras sin colmillos. Además, dado que esta alteración es letal para la descendencia masculina, puede provocar que nazcan menos elefantes en general y ralentizar la recuperación de sus poblaciones. De esta forma, los estudios realizados son fundamentales para entender cómo la acción humana está afectando a la evolución de esta especie, con el fin de ayudar a planificar su conservación.

Cuando hablamos de la naturaleza, es importante destacar que restaurar el daño lleva mucho más tiempo del que cuesta causarlo y el impacto humano en una sola especie puede afectar a todo un ecosistema. Esto es solo un ejemplo de lo que está ocurriendo con el mayor mamífero terrestre de nuestro planeta. ¿Realmente queremos un mundo dónde lo que ahora tenemos en él tan solo quede en los libros?

Los elefantes son considerados «ingenieros de ecosistemas»: modifican el lugar que habitan y esos cambios impactan positivamente en la biodiversidad.

 

Referencias:

—Campbell-Staton SC, Arnold BJ, Gonçalves D, Granli P, Poole J, Long RA, et al. Ivory poaching and the rapid evolution of tusklessness in African elephants. Science (80- ). 2021;374(6566):483–7.

Investigación y ciencia: La caza furtiva en busca de marfil favorece la evolución de elefantes sin colmillos.

 

 

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