La ciencia pirata es la ciencia mejor

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Cuento finalista de la quinta edición de cuentos infantiles Ciencia-me un cuento. Organizado por la Society of Spanish researchers in the United Kingdom (SRUK/CERU).

TEXTO POR MIGUEL DOPICO GRAÑA
ILUSTRADO POR NEREA ORTIZ
ARTÍCULOS | KIDS
CIENCIA-ME UN CUENTO V
12 de Enero de 2023

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Marta y Marcos no se conocían, pero a los dos les encantaban las aventuras de piratas y corsarios. A Marcos se le notaba a leguas su afición, pues solía corretear por la playa con su gorro y su parche pirata, imaginándose mil aventuras. Marta era mucho más tranquila, y prefería quedarse en su sitio agarrada al palo de la sombrilla, observando con detalle a todo el mundo como si fuera una vigía que exploraba el océano desde el mástil de su galeón pirata.

Un buen día, a Marcos se le ocurrió que podía construir un barco de arena. Cargado con su pala, construyó un muro de arena mojada imitando la forma de un barco, algo así como una muralla circular en la que poder meterse dentro e imaginar que navegaba por los bravos mares del norte. Pero la alegría le duró apenas unos minutos, pues en cuanto subió un poco la marea, la primera ola que chocó con el barco saltó por encima del pequeño muro, encharcando su interior. Marta veía desde lejos cómo Marcos intentaba corregir sobre la marcha sus barreras, pero en cuestión de tres olas, todo estaba lleno de agua, como si el barco se hubiera hundido en una tormenta.

Al día siguiente Marcos creía haber aprendido la lección. El problema había sido que los muros de arena eran muy bajos. Por eso, después de analizar los fallos de su primer diseño, se lanzó a construir un nuevo barco, esta vez con muros mucho más altos. La parte delantera de su nueva barrera de arena, lo que sería la proa del barco, era ahora una fina pared mucho más alta que la del día anterior. Gracias a su mayor altura, el muro fue capaz de resistir la primera ola sin salpicar ni una gota al interior del barco. Marcos estaba contento porque pensaba que su nuevo diseño funcionaría, pero había algo de lo que no se estaba dando cuenta, y es que el agua que llegaba con cada nueva ola estaba ablandando la parte inferior de su proa. El muro de arena era muy estrecho y poco a poco las olas iban robando la arena de su base con cada nuevo ataque, debilitando la estructura hasta que de repente, el muro se derrumbó por completo y la siguiente ola inundó de nuevo el galeón pirata de Marcos.

Marta seguía observando desde la distancia y pudo ver como varios niños se acercaban a Marcos para darle ideas con las que mejorar su diseño. Como si también fueran piratas en busca de aventuras, todos querían ayudar a analizar los problemas que tenía Marcos y planteaban nuevas hipótesis para solucionarlos. Las ideas incluían cosas como construir un nuevo muro de arena delante del barco que sirviese como una primera defensa ante las olas, construir un foso rodeando a la nave para que el agua se detuviera ahí y no llegase a las paredes principales, o incluso espolvorear los muros del barco con arena seca, para que resistiese más tiempo al efecto del agua. Todos los aspirantes a pirata decidieron quedar el día siguiente para comprobar si alguna de sus ideas funcionaba. Marta no se había acercado al grupo, pero a ella también se le había ocurrido una idea después de escuchar y valorar las distintas opciones.

Amaneció un nuevo día soleado, ideal para enfrentarse de nuevo a las olas del mar. Marcos y sus nuevos amigos empezaron desde bien temprano a construir la nueva estructura con la que sobrevivir a la marea alta. Decidieron que lo mejor era probarlo todo a la vez, y se repartieron en equipos para cada una de las tareas; unos cavaban los fosos, mientras otros levantaban un barco de anchos muros en la base y altura extra en la parte delantera, y un último grupo se encargaba de apilar arena delante del barco a modo de protección para las primeras olas. El mar cada vez estaba más cerca, pero ellos seguían entretenidos, tan centrados en sus propios planes que no se dieron cuenta que detrás de ellos, Marta estaba construyendo su propio barco. Ella llevaba varios días observando la línea que marcaba la marea alta en la costa, la frontera de la playa que el agua del mar nunca llegaba a cubrir durante la marea alta. Sabía por lo tanto que, si construía su barco en esa parte de la playa, sería imposible que las olas lo destruyesen. Además, gracias a los experimentos de Marcos, también sabía que la mejor forma de construir un muro duro y resistente era hacerlo con arena mojada. Por ese motivo cuando terminó su barco, se sentó orgullosa dentro de él a observar cómo se defendían Marcos y sus amigos.

La resistencia del barco de Marcos fue impresionante. Hubo un momento donde la muralla circular que daba forma al barco estaba completamente rodeada de agua, pero aun así las paredes resistían gracias a su espesor. Cada nueva ola era esperada con gritos de nerviosismo y alegría cuando la estructura del barco seguía firme. Pero la indomable fuerza del mar seguía insistiendo con energía. La marea alta cubría de agua aquella zona de la playa todos los días, y este no iba a ser una excepción. En medio de la batalla, Marcos se dio la vuelta y vio el barco de Marta, al que incluso le había colocado una sombrilla en su interior a modo de vela, y que permanecía intacto, a salvo de la fuerza del mar. Estaba claro que Marta había descifrado que la forma de sobrevivir al agua era mucho más simple que todo lo que él había trabajado. Marta había analizado el problema que ambos querían resolver, pero las conclusiones de cada uno habían sido distintas, para disgusto de Marcos.

—¡Eso no vale! ¡Estás haciendo trampas! —Gritó Marcos desde un barco que ya empezaba a hundirse otra vez.
—No son trampas, es ciencia. La marea siempre sube hasta el mismo sitio. Si hubieras construido tu barco aquí, tú también estarías a salvo. Tienes que fijarte mejor en el mar.
—Pero nos copiaste la idea de la arena mojada. Eres una ladrona de ideas.
—¡Pues claro que soy una ladrona! Soy una pirata. La única pirata de la playa que sigue teniendo su barco como nuevo—. Marta señaló hacia donde se encontraba

Marcos, en lo que ya era una piscina llena de agua. Él se miró los pies, con el agua por los tobillos, luego levantó la cabeza hacia Marta y no pudo evitar echarse a reír. A la mañana siguiente, todos los niños habían aprendido la lección e imitaron la estrategia de Marta. Y una vez a salvo de los problemas con las olas, se pudieron pasar la tarde saltando de un barco a otro, pistola de agua en mano, como auténticos piratas en busca del gran tesoro.

Habían aprendido una gran lección durante el camino, la de intentar estar siempre atentos a todas las variables que rodean un problema, para ser capaces de encontrar la solución más lógica y sencilla. No eran conscientes, pero ese era el verdadero tesoro que deberían perseguir durante el resto de sus vidas.

 

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