Baila y verás

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«The truest expression of a person is in its dances and its music. Bodies never lie».
«La expresión más genuina de una persona está en sus bailes y su música. Los cuerpos nunca mienten».
Agnes De Mille

TEXTO POR LAURA BELLO
ILUSTRADO POR ELENA CHÍA
ARTÍCULOS
BAILE | NEUROCIENCIAS
23 de Marzo de 2023

Tiempo medio de lectura (minutos)

Como cada año, el festival de baile callejero de Nueva York congrega bailarines de todo el mundo. Es la competición de baile más importante del año, dura tres días y se celebra en una pista de aterrizaje abandonada, a las afueras de la ciudad. Ese día parece que toda la multiculturalidad que ya forma parte de la ciudad se concentra allí. Cientos de bailarines de Nueva York y del resto del mundo se encuentran para mostrar sus destrezas, pero, ante todo, divertirse. 

Esta es la primera competición de Marcus, un chico nigeriano que se unió a la compañía afronight, un conjunto de bailarines de dancehall y afrobeat. Hoy compite con 9 bailarines más, haciendo una rutina que llevan practicando meses. A pesar del nerviosismo natural a las primeras veces y al ponerse a prueba delante de los jueces, Marcus se muere por demostrar lo que es capaz de hacer al son de la música.

Hay casi tantas categorías de competición en el festival como estilos de baile callejero. Marcus y su grupo se dirigen a la sección de afrobeat, donde se encuentran con otras compañías de baile de Nueva York e internacionales. Su grupo es el tercero de ocho, así que se disponen a sentarse en el suelo, alrededor de un circulo dibujado que delimita la zona de baile.

Llega el turno de los primeros, una compañía del barrio de Harlem. Suena la música, y a pesar de que Marcus está sentado mirando, no puede evitar mover la cabeza al son del ritmo de afrobeat. Una de las respuestas a la música más comunes en el ser humano, es moverse a su ritmo. Muchas lenguas no distinguen entre música y baile, usando la misma palabra para describir ambos. Teniendo en cuenta que la forma en que hablamos modifica nuestra forma de pensar, eso dice mucho de la relación entre ambos. Al impulso de moverse en respuesta a la música, combinado con la sensación positiva que produce el movimiento se le llama, en inglés, Groove. El Groove es una respuesta placentera que ciertos ritmos musicales nos generan, no solo por el hecho de que nos incitan a movernos, sino también por hacernos conscientes de la forma en que nuestros cuerpos se mueven al son de la música.

Muchas lenguas no distinguen entre música y baile, usando la misma palabra para describir ambos. Teniendo en cuenta que la forma en que hablamos modifica nuestra forma de pensar, eso dice mucho de la relación entre ambos.

El joven observa a los bailarines moverse casi al unísono. Todos perciben el ritmo y se mueven a su merced. Cuando un grupo de personas sincroniza sus movimientos, las interacciones entre el sonido y el movimiento pueden llegar a ser muy complejas. Para moverse como parte de un grupo, hay que generar un ritmo interno en el individuo, que se produce a través de la producción colectiva de ritmos auditivos. La persona debe ajustar el ritmo de sus movimientos a ciertos microerrores de otras personas del grupo.

Algunos estudios teorizan que el hecho de que la música y el movimiento estén tan íntimamente relacionados, puede proceder de un concepto llamado cognición musical personificada (embodied music cognition). Este concepto describe como las propiedades físicas de nuestro cuerpo influyen en como percibimos la música, y sugiere que muchas de nuestras funciones cognitivas superiores se fundamentan en el funcionamiento sensorial y motor más primitivo.

¡Llega el momento de brillar! Le toca salir a la pista a Afronight. Marcus y su grupo se levantan y se dirigen al centro de la pista, mirando a los jueces, que aun toman notas de la actuación anterior. El sol esta empezando a ponerse y baña el cielo de tonos anaranjados y violetas. Los demás grupos de bailarines sentados alrededor de los diez jóvenes aplauden y silban. Marcus respira hondo y cierra los ojos un segundo, justo antes de que las primeras notas de la canción empiecen a sonar.

Y los diez bailarines empiezan la rutina. Los pasos son rápidos y anchos, moviendo las cuatro extremidades. Marcus esta nervioso, pero el baile le esta generando unas emociones positivas muy intensas.

Hacer cualquier tipo de actividad física hace que nuestro cerebro genere neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo, como la serotonina o la noradrenalina. Además de las endorfinas, que generan sensación de satisfacción, euforia y alta tolerancia al dolor. El ejercicio físico también promueve que se generen más conexiones neuronales.

No es de extrañar que todo este conjunto de efectos positivos del baile, tanto las interacciones sociales como el esfuerzo mental en la coordinación de movimientos y la memoria, reduzcan el riesgo de padecer demencias en etapas más tardías de la vida.

Pero el baile hace algo más. Mejora el estado de ánimo mucho más que cualquier otro tipo de ejercicio, e incluso puede reducir el estrés y la ansiedad. Eso se debe a que, al bailar, reducimos mucho los niveles del cortisol, la hormona del estrés, además de producir dopamina, un potenciador del estado de ánimo. Por otro lado, para poder seguir los pasos de forma correcta y sin perderse, hace falta concentrarse y estar presente en la práctica. Eso significa que, a la mínima que nuestra cabeza se ponga a pensar en otra cosa o entrar en rumiaciones, vamos a perder el hilo de la rutina. No hay espacio para las emociones negativas cuando hay tantas áreas del cerebro en acción. Este tipo de mindfulness instintivo que se genera al seguir los pasos de baile es muy beneficioso para nuestra salud mental.

A nivel neurológico, a los seres humanos nos gusta que las cosas tengan un cierto orden y sigan ciertos patrones, ya que eso nos permite predecir más fácilmente. Bailar al ritmo de la música nos da esa sensación gratificante. De esta forma, podemos incluso cambiar nuestro estado interno a través del movimiento externo. Este cambio también se produce gracias a que bailar tiende a hacernos sonreír. Ya sea puramente porque lo estamos pasando bien, o por el humor de equivocarse, caerse o no saber bien como seguir una rutina la primera vez que la aprendemos. Al sonreír, nuestro cerebro activa mecanismos de recompensa, con neurotransmisores como la dopamina o la serotonina.

Por otro lado, bailar une a las personas. Ver alguien bailar activa las mismas neuronas que se activan cuando nosotros mismos bailamos. De manera que cuando otros bailarines se mueven expresando ciertas emociones, como tristeza o felicidad, esas emociones pueden llegar a contagiarse, cosa que en última instancia fomenta la empatía.

Además, muchos tipos de baile requieren de proximidad física, entrar en el espacio personal del otro, conocido como el espacio peri-personal. Esta forma de contacto, siempre y cuando sea consensuada, libera oxitocina. Esta hormona nos hace sentir sociables y nos ayuda a conectar con los demás. Como animales sociales que somos, tenemos necesidad de contacto físico social.

Y, por si fuera poco, varios estudios demuestran que bailar aumenta el pensamiento creativo y la habilidad de solucionar problemas, ya que induce a una mayor plasticidad cerebral y una flexibilidad cognitiva. También mejora la memoria a largo plazo, la percepción visoespacial y el lenguaje. No es de extrañar que todo este conjunto de efectos positivos del baile, tanto las interacciones sociales como el esfuerzo mental en la coordinación de movimientos y la memoria, reduzcan el riesgo de padecer demencias en etapas más tardías de la vida.

Después de minuto y medio de ejercicio intenso y emociones fuertes, Afronight termina su rutina de baile y los demás concursantes aplauden y gritan. Los jueces, que contra su voluntad no se han movido al ritmo de la música ni han sonreído, para mostrar neutralidad, apuntan en sus libretas su evaluación de la performance. Mientras tanto Marcus, que no ha podido contener la sonrisa durante casi toda la actuación, ahora ríe con el resto de los componentes del grupo. Están contentos con el resultado de la rutina, lo de hoy ha sido el producto de muchos meses de trabajo.

Los jóvenes no saben si ganaran la competición, pero para Marcus eso no es tan importante. El baile para él es su vida. Lo que siente al moverse, no lo siente con nada más. Se mueve desde dentro, se siente vivo y joven. Lleva dentro la musicalidad y el ritmo, porque lleva dentro la emoción. Solo tiene que escuchar su cuerpo. Para él, el baile es otra forma de expresarse, de mostrar lo que quizá no puede mostrar con palabras. De canalizar sensaciones, y de perder el miedo a lo que los demás piensen de él.

Bailando gana seguridad. Y cada vez que se deja llevar, se quiere un poco más.

Si eso no es ganar, lector, no sé qué lo es.

 

Referencias.

https://www.psychologytoday.com/intl/articles/200703/dance-therapy-spin-control

https://www.britishscienceassociation.org/blogs/bsa-blog/7-ways-dancing-can-improve-your-life

https://hms.harvard.edu/news-events/publications-archive/brain/dancing-brain

The communication of emotions in dance. Edith Van Dyck, Birgitta Burger, and Konstantina Orlandatou

The Effectiveness of Dance Interventions on Physical Health Outcomes Compared to Other Forms of Physical Activity: A Systematic Review and Meta-Analysis. Alycia Fong Yan y colaboradores

Dance, aging, and neuroplasticity: an integrative review. Marcelo de Maio Nascimento

The Psychology of Music: Rhythm and Movement. Daniel J. Levitin, Jessica A. Grahn and Justin London.

The effect of dance interventions on cognition, neuroplasticity, physical function, depression, and quality of life for older adults with mild cognitive impairment: A systematic review and meta-analysis. Vivien Xi Wu y colaboradores.

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