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24 Enero

Despertando maravillas: la importancia de la ciencia y la divulgación en la educación

Por Quique Royuela

En el Día mundial de la educación, desde Principia reflexionamos sobre el binomio entre la ciencia y su divulgación, entre la necesidad de la investigación multidisciplinar y tratar de reducir la brecha entre ciencias experimentales y ciencias sociales, las mal llamadas «dos culturas». Enseñar ciencia a través del lema «Una única cultura»va más allá de transmitir información; es encender la chispa de la curiosidad y fomentar el pensamiento crítico. La comunicación y divulgación científica, con su capacidad de inspirar y hacer que la ciencia sea accesible, usando la narrativa como vehículo de comunicación, actúa como un faro que guía a la sociedad hacia un futuro de conocimiento y comprensión.

Que la ciencia te acompañe en el camino de la educación.

En el escenario de la educación, la ciencia y la divulgación científica brillan como faros que iluminan el camino del conocimiento y la comprensión. En este Día mundial de la educación celebramos la trascendental contribución de la ciencia y su divulgación en la formación de mentes curiosas y la creación de ciudadanos informados, con espíritu crítico.

La ciencia, con su método riguroso y exploratorio, no solo proporciona respuestas a preguntas fundamentales, sino que también nutre la mente con habilidades críticas. Enseña a cuestionar, a investigar y a entender el mundo que nos rodea. Sin embargo, su poder se multiplica cuando se comparte a través de la divulgación científica dentro y fuera de las aulas, pues es en los hogares dónde los más jóvenes deberían tener acceso a medios y herramientas que fortalezcan y enriquezcan su educación.

La divulgación científica, en esencia, es el puente que conecta los descubrimientos científicos con el público en general. Va más allá de los laboratorios, las bibliotecas o el campo y las aulas, llevando el conocimiento científico a todos los rincones de la sociedad. Aquí radica su importancia en la educación y la docencia.

Una de las principales virtudes de la divulgación científica es su capacidad para inspirar a través de relatos cautivadores y accesibles: despierta la curiosidad inherente en cada individuo. Cuenta historias sobre el cosmos, la vida en la Tierra, las maravillas del cuerpo humano, el origen de nuestra especie, la importancia del lenguaje o del arte y los avances tecnológicos. Estas narrativas no solo educan, sino que también cultivan un amor por el aprendizaje.

La ciencia que se queda en los lugares donde se crea y que no se divulga, que no se comunica, podría ser percibida como un reino exclusivo para unos pocos privilegiados. Sin embargo, la comunicación y divulgación científica derriba las barreras del elitismo del conocimiento. Convierte conceptos complejos en ideas comprensibles para cualquier persona, sin importar su nivel educativo. Así, democratiza la ciencia y la convierte en propiedad de toda la humanidad.

Además, la divulgación científica nutre el pensamiento crítico. En un mundo inundado de información, enseña a discernir entre la evidencia respaldada por la investigación de las afirmaciones infundadas o las meras opiniones. Esto dota a las mentes jóvenes con las herramientas necesarias para analizar, cuestionar y formar sus propias conclusiones.

Una de las principales virtudes de la divulgación científica es su capacidad para inspirar

La educación no solo se trata de acumular hechos; se trata de comprender el proceso de descubrimiento y la belleza de la búsqueda del conocimiento. La divulgación científica proporciona contexto histórico, muestra cómo los científicos y científicas tropiezan, aprenden de sus errores y siguen adelante. Este relato humano de perseverancia y resiliencia se convierte en un modelo a seguir para los estudiantes.

En el aula, la integración de la divulgación científica fomenta un ambiente de aprendizaje dinámico al llevar la emoción y la relevancia de la ciencia al currículo, transformando la experiencia educativa. Los estudiantes no solo memorizan datos, sino que se convierten en exploradores intrépidos, intrigados por el mundo que los rodea.

La ciencia y su divulgación también desempeñan un papel crucial en la construcción de ciudadanos informados. Vivimos en una era donde las decisiones políticas, ambientales y sociales están entrelazadas con la ciencia. La comprensión de conceptos científicos básicos se convierte en un elemento vital para participar en la sociedad y contribuir a un diálogo informado.

De la misma manera, la comunicación y divulgación científica crean referentes para los más jóvenes y para los adultos a través de las experiencias vitales y profesionales de aquellas científicas y científicos que tuvieron que desarrollar su trabajo en condiciones de adversidad y de aquellas otras personas dedicadas a la ciencia que alzanzaron objetivos que pueden servir para inspirar tanto a docentes como a personas en formación.

La comunicación y divulgación científica derriba las barreras del elitismo del conocimiento

En el Día mundial de la educación, desde Principia reflexionamos sobre el binomio entre la ciencia y su divulgación, entre la necesidad de la investigación multidisciplinar y tratar de reducir la brecha entre ciencias experimentales y ciencias sociales, las mal llamadas «dos culturas». Enseñar ciencia a través del lema «Una única cultura»va más allá de transmitir información; es encender la chispa de la curiosidad y fomentar el pensamiento crítico. La comunicación y divulgación científica, con su capacidad de inspirar y hacer que la ciencia sea accesible, usando la narrativa como vehículo de comunicación, actúa como un faro que guía a la sociedad hacia un futuro de conocimiento y comprensión.

Que la ciencia te acompañe en el camino de la educación.

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