Solveig Nordström, dejó su Suecia natal en 1955, para instalarle en nuestro país a pesar de la dictadura. A ella, le debemos parte de nuestro patrimonio histórico arqueológico, y la preservación de Lucentum, la antigua Alicante. Siempre trató de establecer vínculos y colaboraciones con su país de origen, mejorando la imagen que de nuestro país se tenía, en Europa. En 2021, fallece en Benidorm a los 97 años. Su rastro puede seguirse por la provincia de Alicante en sus hallazgos y lugares donde es conmemorada.
A partir de la década de los 50 del siglo pasado, la reconstrucción de Europa tras la segunda guerra mundial, favoreció el turismo de masas. Los trabajadores europeos, comenzaron a percibir mejoras salariales y más tiempo de ocio, lo que aumentó el consumo y el disfrute de periodos vacacionales. Mientras Europa se recuperaba, España estaba aislada del exterior, inmersa en su dictadura. El efecto de la búsqueda de sol, playas y precios económicos, por parte de los europeos, puso a España en el punto de mira, lo que facilitó el aperturismo del franquismo. El régimen, vio en la entrada de divisa, una oportunidad económica y una forma de aceptación internacional de la dictadura. Nos convertimos de la noche a la mañana, en un país ideal para descansar y desconectar. Por su parte, el régimen promovió en el exterior la imagen de una España barata, con buen servicio, sumisa y beata. Destacaba el tópico de flamenco y toros, los paisajes agrarios, miseria y religiosidad. Un atractivo para aquel extranjero que buscara algo autentico y arcaico. La realidad era, que el turista de los años 50, estaba interesado en el sol y en el mar, en un lugar donde estaba prohibido el bikini, y poco o nada en el turismo etnológico y folclore.
Y ante este panorama, digámosle arcaico, donde la mujer pinta poco, nuestra protagonista, decide mudarse a España para investigar la arqueología ibérica. Esta decisión, marcaría su vida y la de nuestro patrimonio, para siempre.
Solveig Nordström
Solveig Nordström (Estocolmo, 25 de noviembre de 1923- Benidorm, 21 de enero de 2021), Sol o la Decana de arqueología, como era conocida en el levante español, nació en Estocolmo, en el seno de una familia de clase media, preocupada por la educación de su hija. Se licenció en literatura por la Universidad de Estocolmo, pero optó por dedicarse a la Arqueología Clásica, debido a las dificultades que, al parecer, encontró en el camino. Así, además, podría seguir ampliando sus conocimientos de latín y griego clásico. Lenguas en las estaba muy interesada. Comenzó a participar en excavaciones en Italia y Grecia colaborando con el instituto sueco, una de ellas en el Partenón. Y fue, esta experiencia la que despertó su interés por la Península Ibérica. Si quería tener una visión completa de la historia antigua, necesitaba conocer los restos arqueológicos de España: «La historia antigua queda incompleta sin España. Yo me encontraba obligada a ir a España, trabajar en España».
En aquella época, España estaba política, social y culturalmente aislada del mundo exterior. Para algunos de sus compatriotas, viajar a España era algo poco recomendable. Se trataba de un país sumido en la dictadura, pobre, inseguro y que hablaba un idioma incivilizado. Suecia, por aquellos años, era un país liberal, monárquico y económicamente próspero. Pero, de nada sirvieron los consejos y las advertencias de sus colegas. En 1955, Solveig, se muda a Alicante.
Sol, la Decana de arqueología
La llegada de Sol, como era conocida por algunos de sus allegados, puso patas arriba la arqueología levantina. En un campo de estudio y un país, donde la mujer prácticamente no tenía ningún papel relevante, sus iniciativas fueron todo un acontecimiento. Gracias a ella, la investigación y preservación del patrimonio arqueológico español fueron creciendo. Las autoridades y los ciudadanos comenzaron también a prestarle más atención.
En Alicante, trató de formarse con los arqueólogos más importantes del momento, en la arqueología alicantina. Colaborando también, en la organización del Museo Arqueológico de Alicante. Las puertas de museos y exposiciones se abrieron para esta arqueóloga que decidió apostar por un país que no valoraba su propio patrimonio. Se interesó por la excavación de los restos alicantinos, consiguiendo fondos de la Universidad de Estocolmo y de la Dirección General de Bellas Artes española para financiar algunas sus campañas. Como también de la Universidad de Valencia y el Rey Sueco, al que siempre estuvo muy agradecida «…la Universidad de Valencia nos dio un poco, y más nos dio el Rey Gustavo Adolfo VI de Suecia».
Gracias a esto, el 1 de junio de 1960, se convertía en una de las primeras mujeres en liderar una excavación de la envergadura del poblado íbero de La Escuera (San Fulgencio, Alicante). En 1961, publica su primer artículo Los cartagineses en la costa alicantina. Y en 1969 consigue su doctorado en Estocolmo, con el manuscrito La céramique peinte ibérique de la province d’Alicante (1969-1973). Originalmente, el escrito era en español, pero no le fue permitido presentarla en este idioma tan incivilizado por lo que tuvo que traducirlo al francés. Además, participó en las excavaciones de los yacimientos del Tossal de Manises, El Monastil, El Puig d’Alcoy, El Tossal de la Cala o Coimbra del Barranco Ancho, en Murcia.
Nuestro agradecimiento a Solveig
Solveig fue capaz de conseguir fondos, proteger y dar difusión al patrimonio arqueológico ibérico como nadie. Un ejemplo de la resistencia pasiva, cuando protegió con su vida, lo que hoy se conoce como, Lucentum, en el Tossal de Manises. Cuando las excavadoras trataban de destruir este importante yacimiento para la especulación inmobiliaria, se tumbó frente a ellas para impedirlo. Y lo consiguió. El régimen, expuesto como estaba a las posibles críticas internacionales, decidió tomar ninguna medida contra ella. Y, finalmente en 1961, declaró el Tossal, Monumento Histórico Artístico, protegiéndolo de futuros especuladores.
Solveig, siempre trató de establecer vínculos y colaboraciones entre España y Suecia y se esforzó por mejorar el punto de vista que allí se tenía, de nuestro país. Así, consiguió que seis estudiantes suecos se integrasen en los equipos de las excavaciones en Herna (Guardamar Del Segura), provocando un gran impactó en la localidad, tal y como refleja la prensa de la época: Los Vikingos Llegaron A Guardamar.
A nivel investigador, se le reconocen una excelente metodología de trabajo, aún cuando los recursos eran muy limitados, por la elaboración de croquis, planos, secciones y fotografías de gran calidad. Sus publicaciones, son aún hoy, referentes y de gran utilidad en los estudios en La Escuera. Igualmente, dominaba varios idiomas.
El mundo investigador no da de comer
Desgraciadamente, la situación de Solveig era económicamente precaria. La falta de fondos, le obligaron a abandonar la arqueología y trasladarse a vivir a Benidorm. Allí, consiguió un empleo como profesora de ballet clásico. Pero también como profesora de yoga, entre las muchas ocupaciones que se le atribuyen.
Homenajes en vida
En ocasiones los reconocimientos y homenajes llegan tras la muerte, pero este no fue su caso, afortunadamente. Alicante y los alicantinos, supieron reconocer, en vida, su valentía para enfrentarse al régimen y salvar el Tossal de Manises, su esfuerzo y los resultados de sus investigadores. Pese a no haber podido continuar con su labor como arqueóloga, recibió muchos homenajes a lo largo de su vida. En alicante, puede disfrutarse de un parque en su honor, y en 2016, pudo verse así misma en la figura de un ninot de la hoguera alicantina.
El 21 de enero de 2021, fallecía Decana de arqueología a los 97 años, en su lugar de residencia habitual, Benidorm.
Referencias
Sánchez Sánchez, E. M., (2001), El auge del turismo europeo en la España de los años sesenta. Arbor CLXX, 669. Pp. 201-224.
Berenguer González, R. 2016.Entrevista a Solveig Nordström: una mirada hacia el pasado de La Escuera. Documentos de Arqueología y Patrimonio Histórico 1: 9-22.
Páginas web:
Olcina Doménech, M. (2021),Obituario Solveig Nordström. Página web del MARQ: Noticia 1292.
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