Felisa Martín Bravo: física pionera en la meteorología española

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Desde el primer destello de su carrera hasta sus contribuciones revolucionarias, la vida de Felisa Martín Bravo, quien nació en San Sebastián el 11 de junio de 1898 y falleció en Madrid el 29 de octubre de 1979, marcó un hito en la historia de la ciencia española. No solo fue la primera mujer en ingresar en el prestigioso Cuerpo Superior de Meteorología, sino que también se distinguió como la primera doctora en Física en España.

Ilustración de portada: Maitane Azurmendi.

TEXTO POR QUIQUE ROYUELA
ILUSTRADO POR MAITANE AZURMENDI
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FÍSICA | METEOROLOGÍA | MUJERES DE CIENCIA
29 de Marzo de 2024

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El viaje de Felisa hacia la grandeza científica comenzó en 1918 cuando se unió a la Residencia de Señoritas para continuar su educación en la Universidad Central de Madrid. Allí, bajo la tutela del eminente físico Julio Palacios, se sumergió en investigaciones pioneras sobre la estructura cristalina de compuestos como el óxido de níquel y el sulfuro de plomo. Estas investigaciones culminaron en su tesis doctoral en 1926, titulada «Determinación de la estructura cristalina del óxido de níquel, del de cobalto y del sulfuro de plomo», estableciendo así su legado en el campo de la física.

Trascendiendo fronteras

El ardor por la investigación llevó a Felisa a cruzar el Atlántico en 1926, donde obtuvo una beca para impartir clases en el Connecticut College. A pesar de sus contribuciones a la educación, su pasión por la meteorología nunca se desvaneció. Esta pasión la llevó a trabajar como auxiliar en el Servicio Meteorológico español en 1931, marcando un nuevo capítulo en su carrera.

Un cielo de logros meteorológicos

La década de 1930 vio a Felisa inmersa en investigaciones meteorológicas, un campo emergente en ese momento. Su determinación la llevó a convertirse en la primera mujer admitida en el Servicio Meteorológico Nacional en Madrid en 1933, rompiendo barreras de género y abriendo camino para las generaciones futuras de científicas.

Superando obstáculos

Sin embargo, su camino hacia el reconocimiento no estuvo exento de desafíos. Durante la Guerra Civil Española, su negativa a abandonar Madrid resultó en su cese en el Servicio Meteorológico. A pesar de este revés, su dedicación y habilidades científicas fueron reconocidas después de la guerra, cuando fue incluida en el cuerpo de meteorólogos, convirtiéndose en una de las pocas mujeres en un campo dominado por hombres.

Un legado duradero

El legado de Felisa Martín Bravo perdura más allá de su vida. Su liderazgo como presidenta de la Asociación Meteorológica Española en 1973-1974 es testimonio de su impacto duradero en el campo de la meteorología. Aunque su jubilación la llevó a un destino desconocido en México, su legado sigue vivo en cada mujer que sigue sus pasos en la ciencia y la meteorología.

Felisa Martín Bravo no solo desafió las limitaciones de su tiempo, sino que también pavimentó el camino para las generaciones futuras de científicas. Su arduo trabajo, determinación y pasión por la ciencia y la meteorología la convierten en un faro de inspiración para todos aquellos que buscan desafiar las convenciones y forjar un camino hacia la grandeza científica. Su legado continuará iluminando el camino hacia un futuro más igualitario y prometedor en la ciencia y más allá.

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