Mi robot tiene sed

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Cuento finalista de la quinta edición de cuentos infantiles Ciencia-me un cuento. Organizado por la Society of Spanish researchers in the United Kingdom (SRUK/CERU).

TEXTO POR HÉCTOR MIGUEL LEIVA VON SICINSKY
ILUSTRADO POR NEREA ORTIZ
ARTÍCULOS | KIDS
ECOLOGÍA | ENERGÍAS RENOVABLES | HIDRÓGENO VERDE
29 de Diciembre de 2022

Tiempo medio de lectura (minutos)

Al fin habían llegado las vacaciones y mi papá y mamá me tenían preparada una sorpresa. Al llegar de la escuela, encontré una caja enorme dentro de mi habitación. Era casi tan alta como yo y estaba envuelta con papel de regalo de un bonito azul, mi color favorito.

—¡Papá!, ¡Mamá! ¿Qué es esto? —pregunté asombrado.
—Dijiste que querías aprender más sobre ciencia, así que te hemos traído un amigo que puede enseñarte muchas cosas —dijo mi mamá.
—¿Un amigo? —pregunté, aún más sorprendido.
—Ja, ja, ja —rio mi papá—. Tienes que abrirlo para averiguarlo. ¿Te ayudamos?
—¡Si, por favor! —dije.

Abrimos la caja y sacamos todo lo que había dentro; un gran libro de instrucciones, un par de cables, mucha esponja blanda y blanca que servía de protección, que según mi papá estaba hecha de plantas, y una cosa grande y ovalada, de color negro y azul, que tenía varias ruedas pequeñas debajo, como si tuviese dos mini patines.

Yo aún no podía adivinar qué era. Se parecía mucho a la aspiradora que había en la casa.

Tomé el pesado libro de instrucciones y leí la portada: «Manual de Usuario: Hidrobot».

—¿Qué es un Hidrobot? —pregunté.
—Ahora lo verás—dijo mi papá con una sonrisa.

Se arrodilló y apretó un botón que había en la parte de atrás de la cosa ovalada. De pronto comenzó a levantarse, y por dentro aparecieron dos brazos y dos pequeñas piernas que parecían tener puestos los mini patines. Una pantalla se iluminó en la parte de adelante, en donde aparecieron dos ojos y una boca.

—¡Es un robot! —grité sin poder contener la emoción.

Le di las gracias a mi papá y mi mamá con un fuerte abrazo mientras todos reíamos.

—Miguel, este es un robot educativo que funciona con energía solar e hidrógeno. Deja las cortinas abiertas para que le llegue el sol directamente cuando lo estes usando —dijo mi mamá.
—¿Hidrógeno? —pregunté.
—Puedes preguntarle a él sobre el hidrógeno —dijo mi papá —Él sabe todo sobre ciencia.
—Vamos, ¡qué esperas! —dijo mi mamá—. ¡Pruébalo!

Mi papá entonces se acercó a mi oído y me dijo muy despacio.

—Tienes que decir: «Hola, Hidrobot».
—¡Hola, Hidrobot! —repetí fuerte lleno de entusiasmo.

En eso se escuchó el sonido de una campana y el robot empezó a hablar con una voz parecida a la de un niño.

—¡Hola! Soy Hidrobot, el robot ecológico de la ciencia. Parece que no nos conocemos ¿Me podrías decir tu nombre y tu edad?
—Me llamo Miguel y tengo diez años —dije.
—Encantado de conocerte Miguel. Seremos grandes amigos. Puedes preguntarme lo que quieras sobre ciencia —dijo Hidrobot mientras dibujaba una sonrisa en su pantalla y sus brazos se extendían.

Mis papás se despidieron y me dejaron solo junto a mi nuevo amigo. Estaba tan emocionado y tenía tantas preguntas por hacer que se me olvidó preguntar acerca del hidrógeno. Antes de dormir, le pregunté muchas cosas sobre los temas que me encantaban; como la naturaleza, el planeta tierra y los animales.

Al día siguiente, pasamos toda la mañana conversando con Hidrobot, hasta que en su pantalla apareció la imagen de una gran gota de agua.

—Miguel, ¿le podrías pedir a tu papá o mamá que me dé agua, por favor? —dijo Hidrobot.

La pregunta me pareció muy extraña. Yo no sabía que los robots tomaban agua.

Fui hasta la cocina en donde estaban mis papás y les conté lo que me había pedido Hidrobot. Mi mamá abrió una puerta del mueble de cocina y sacó una pequeña botella con agua. Subió conmigo hasta mi habitación y apretando un botón detrás del robot, se abrió un pequeño recipiente en donde mi mamá puso toda el agua.

—Mamá, ¿por qué Hidrobot tiene que tomar agua? —pregunté intrigado.
—Parece que se te olvidó preguntar por el hidrógeno, Miguel —dijo mi mamá con gracia mientras cerraba el recipiente—. Ahora puedes hacerlo, es importante que lo sepas —y dicho eso salió de la habitación.

Yo estaba muy confundido, porque no entendía qué tenía que ver el hidrógeno con el agua.

—Hidrobot, ¿es verdad que tienes sed? —pregunté.
—Es una forma de decir. Yo necesito el agua, porque así obtengo el hidrógeno que uso para almacenar energía.
—Entonces… ¿¡Usas agua como combustible!? —dije sorprendido.
—El hidrógeno no es un combustible, solo es un medio para almacenar energía —dijo el robot de forma amable.
—No lo entiendo —dije.

Hidrobot se quedó un momento en silencio. Yo ya había aprendido que eso significaba que se estaba preparando para dar una gran explicación.

—Para funcionar, yo necesito energía eléctrica, como la que usa un televisor o un computador. Esa energía la obtengo a partir del sol. Sobre mi cabeza tengo un panel fotovoltaico que convierte el calor del sol en electricidad.

En la pantalla que tenía Hidrobot se dibujó un gran sol que iluminaba a un robot bailarín, mientras a su lado se cargaba una barra de energía, muy parecida a la que muestra el celular de mis papás cuando están conectados a un cargador.

De pronto, la pantalla se puso de color amarillo. Eso significaba que el robot haría una pregunta.

—Pero, ¿qué ocurre durante la noche o los días nublados? —preguntó el robot.
—No hay sol —dije muy rápido.

La pantalla se iluminó de color verde con la imagen de una mano mostrando el pulgar levantado. Luego apareció el dibujo de una luna y debajo de ella se dibujó a Hidrobot durmiendo.

—Correcto. Yo soy un robot ecológico, por lo que solo utilizo energías limpias, que no contaminan. Cuando no puedo tener energía eléctrica a partir del sol, la obtengo gracias al hidrógeno. El agua está compuesta de dos elementos químicos: hidrógeno y oxígeno. ¿Puedes repetir de qué está formada el agua?
—De hidrógeno y oxígeno —repetí.
—Muy bien. Yo necesito obtener el hidrógeno que hay en el agua. Eso lo hago con la ayuda de un proceso llamado electrólisis, obteniendo así un gas de hidrógeno y un gas de oxígeno.

La pantalla volvió a iluminarse de amarillo.

—¿Cómo se llama el proceso para separar hidrógeno y oxígeno del agua?
—Electrólisis —respondí.
—¡Correcto! Para separar el agua se necesita energía eléctrica. Esa energía la obtengo también gracias al sol. Como yo no necesito toda la energía solar para funcionar durante el día, una parte de esa energía la uso para separar el agua gracias por medio de la electrólisis.

Ahora en la pantalla se dibujó un gran sol iluminando un bailarín Hidrobot, pero esta vez tenía una gran gota de agua dentro de él, que poco a poco se separaba en dos partes; una que tenía hidrógeno y otra que tenía oxígeno.

—Como el oxígeno gaseoso no me sirve, lo puedo eliminar fácilmente. Mientras que el hidrógeno gaseoso lo guardo en un estanque en mi interior.

El Hidrobot dibujado en la pantalla liberó el oxígeno de una forma graciosa que hizo reír a Miguel.

—Entonces, cuando es de noche o el cielo se encuentra nublado y no puedo tener energía a partir del sol, yo puedo convertir nuevamente el hidrógeno en agua, obteniendo así, electricidad. Por eso se dice que el hidrógeno es un vector energético. Se forma a través de electricidad y luego se convierte en electricidad.

Con la pantalla de nuevo amarilla, el robot preguntó:

—¿Qué necesito para volver a convertir el hidrógeno en agua?

Me demoré un poco en contestar esta vez.

—Mmmmm… ¡Ya sé! ¡Oxígeno! —grité aliviado.
—¡Correcto! Y ese oxígeno se obtiene de forma muy fácil.

De nuevo pude ver en la pantalla la luna sobre un dormido Hidrobot. Entonces, Hidrobot respiró mucho aire, que se mezcló con el hidrógeno, creando agua y electricidad.

—¡Del aire! —dije con la alegría que me provocaba aprender cosas nuevas.
—Muy bien. Lo que hago es ingresar aire en mi interior, y al mezclarlo con el hidrógeno puedo volver a formar agua y también una corriente eléctrica, que puedo utilizar para mantenerme despierto en días no soleados. Este hidrógeno también se llama hidrógeno verde, ya que lo obtenemos a partir de una energía limpia como el sol y no contamina cuando se convierte en electricidad, ya que solo se tiene como producto vapor de agua.

Todo el interés que tenía sobre el hidrógeno verde de pronto creció aún más.

—Si el hidrógeno verde no contamina ¿por qué nunca había escuchado sobre él? —pregunté.
—Es una tecnología que ahora se está comenzando a utilizar. Hoy, la energía que se usa en las casas, automóviles, aviones y barcos aún se produce por recursos contaminantes; como el carbón, el petróleo y el gas. Cuando a futuro la mayoría de la energía se produzca a partir de medios limpios como el sol, el viento, el mar o el interior de la tierra, podremos obtener más hidrógeno verde y así poder usarlo en todo el mundo para todas las cosas.

Los ojos y la boca de Hidrobot volvieron a aparecer en la pantalla.

—Miguel, ¿tienes más preguntas? —dijo Hidrobot.

Tenía muchas. Muchísimas preguntas. Pero justo mi mamá me estaba llamando para comer.

—No ahora, más tarde seguimos hablando. Muchas gracias, Hidrobot —le dije a mi nuevo amigo.

Nos despedimos y bajé a la cocina donde estaban mis padres. Conversamos sobre todo lo que me había contado Hidrobot y lo importante que era el hidrógeno verde para no contaminar el planeta. Yo ya sabía que la temperatura en el mundo estaba cambiando y que eso traería muchos problemas a futuro. Si algo como el hidrógeno verde podía salvar todas las cosas que yo más amaba en la vida, tenía el deber de saber todo sobre ello.

Cuando volví a mi habitación, le pregunté muchas cosas más a Hidrobot. Todavía me quedaba mucho por descubrir.

 

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